𝟭'𝟬𝟬𝟬 𝘀𝘁𝗼𝗿𝗺𝘀 ─ MIMIN.

Prólogo: Mil tormentas.

— 10 años atrás.

La mirada de mis padres estaban en mí, yo les sonreí y entre al colegio. Es mi primer día, estoy demasiado emocionada por hacer nuevos amigos, por conocer a mis profesores y mis compañeros.

Apreté las correas de mi mochila, los pasillos estaban llenos de aquellos niños. Ya habían círculos de ellos, diferentes círculos. Se habían juntando por tipos de personas, desde los más los más ricos a los más pobres.

En el salón fue lo mismo, cada quién ya estaba agregado a un círculo. Todos buscaban asientos para estar junto a sus amigos, aquí era un poco más notorio el tipo de amigos.

Inteligentes hasta adelante, hasta atrás iban los irresponsables o problemáticos, en el medio de ambos estaban los populares o los extras. Sin embargo, ahí estaba yo, sin saber dónde sentarme. ¿Soy lista? ¿Soy problemática? ¿Soy popular? Supongo que la única extra aquí, soy yo.

No conseguí amigos, ni en el salón, ni fuera de. No encajaba y de eso me di cuenta rápidamente.

Tal vez no hay lugar.

Tal vez no encajo con ellos.

— 10 años después.

Nunca logré encajar, ni en la escuela, ni en mi familia. Al poco tiempo de darles a conocer mi sexualidad, todo se vino abajo. Papá me dio una bofetada, mamá me miró con decepción y mi hermana no dijo nada.

No lloré, no me permitiría llorar por algo de lo cuál no es mi culpa. Aquella noche la pasé en un hotel barato, sin ropa ni mucho dinero.

Mis ojos ardían por no poder soltar las lágrimas, mi garganta estaba seca y mi mente en blanco.

Si no encajaba ni en mi familia, ¿quién era yo realmente?

Las personas siempre tratamos de encajar con algo o alguien, la sociedad te hace pensar que debes de tener una clasificación, que debes de encajar en algo o no eres nada.

Pues supongo que soy nada.

O era nada.

Hasta que la conocí a ella, cuando la conocí, cuando la ayudé a superar sus problemas, cuando ambas salimos adelante con la ayuda de la otra; supe que era alguien.

Nunca fui nada, sólo necesitaba a alguien que me hiciera sentir alguien.

Ella me hizo ver el arcoiris de mis tormentas.

Ella se convirtió en mis arcoiris.