Hora de pasear al perro

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San Francisco

La ciudad de California ignoraba por completo la existencia de la organización de la Mano Oscura. Pero para su suerte, había un segundo grupo oculto a los ojos de los ciudadanos despreocupados. Una organización gubernamental secreta denominada Sección 13.

Esta era la sección del gobierno establecida en la ciudad cuyo fin era detener planes de robo, terrorismo y demás amenazas de nivel mundial. Se encontraba su sede bajo tierra de la ciudad, más en concreto dentro de North Beach. Para acceder a las instalaciones subterráneas hay que ingresar a un elevador de alta velocidad disfrazado de cabina telefónica en un callejón sobre la base o ir por las escaleras.

Su líder actual era el Capitán Black, un hombre calvo que vestía una chaqueta negra. Actualmente había centrado a varios de sus agentes en la investigación contra la Mano Oscura. Desde hacía tiempo que este sidicato del crimen había ido recopilando todo tipo de artefactos históricos, sabían que algo tramaban y no era el hacerse aficionado a las antigüedades.

Para ayudarle con el tema de artilugios antiguos, Black había reclutado a su viejo amigo Jackie Chan, el célebre arqueólogo y maestro en artes marciales. Chan ya se había enfrentado a los secuaces de Valmont y recuperado un escudo que ellos querían, o más bien el talismán que tenía incrustado. Ahora su misión era recuperar los 11 talismanes restantes y averiguar que tramaba hacer Valmont con ellos realmente, ya que no creía en las historias de Jackie de que realmente fueran mágicos

Mientras estaba en su oficina terminando el papeleo de una misión finalizada, le llegó una llamada de uno de sus agentes

Black: Aquí Black.- escuchando lo que le contaban por el teléfono.- ¿La mano Oscura vuelve a Alemania?. Manda agentes especializados en sigilo, que observen pero no actúen, no podemos exponernos a Valmont. Black fuera.- cortando la llamada

La Mano Oscura volvía a Alemania tras estar allí hace unos días, algo debían estar buscando.

Países Bajos

Tras varios días cruzando medio continente, Joseph había logrado llegar al país donde residía su próximo talismán.

Atravesar varios países no había sido tarea fácil, no solo por la distancia que también, era por el evitar las cámaras y puestos de inspección. Al no ser originario de este mundo, cualquier gobierno se pondría nervioso al identificar a una persona que no existe en sus archivos.

También el buscar comida había sido un problema, las reservas que tomó de Baviera no duraron mucho. Joseph no tuvo de otra más que robar.

Utilizando el talismán del cerdo, irrumpió en tiendas en plena noche para tomar algunos alimentos y botellas de agua. El dinero no lo requería, al menos por ahora.

También entró en algunas farmacias y cogió material para tratar su cara, la cual aunque ya no le dolía tanto como el primer día, pero seguía molestando al tocar.

Incluso entró en una tienda donde se cambió de ropa a algo más acuerdo al clima. Cogió una sudadera con capucha, unas botas y pantalones para no congelarse

Aprovechando estos robos, estuvo trabajando el talismán del cerdo tratando de perfeccionar su toque, o vista. Aprendió que la potencia de la energía destructiva del cerdo variaba conforme los sentimientos del usuario.

Si se enfocaba en su ira, el rayo era lo bastante destructivo como para no dejar rastro de donde impactaba. Pero si lo usaba concentrando su vista, podía logar que el impacto no fuera letal e incluso que cortase como un cuchillo en una superficie. Por supuesto lo más divertido era usar la furia para destruir cosas.

Un mal más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora