Capítulo XXI

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Las noches frías eran más largas por cada hora que pasaba. Las gotas de una lluvia pasajera, parecían llevarse todo rastro de dolor que alguna vez hábito en esta ciudad. Lamentablemente el agua no cura todas las heridas del pasado.

Había transcurrido varios meses tras la repentina huida de Henry. William ya no se sentía cómodo viviendo en aquel departamento. De algún modo, se sentía muy pequeño en aquel lugar, como si le faltara algo. Por primera vez en tanto tiempo, ambos hombres, que en algún momento fueron amigos, se separaron.
William simplemente fue incapaz de seguir viviendo ahí, guardo sus cosas más importantes, como algunas prendas y cuadernos de su universidad y se fue de aquel lugar lleno de momentos inolvidables, ya sean buenos o malos.

Llegó a la casa de su actual padre viudo, pues tras el velorio de su difunta esposa, el señor tenía toda la mansión para él solo. Obviamente le sorprendió ver a William llegar por la puerta principal, cargando una maleta y yendo sin saludar al que solía ser su habitación. No obstante, de aquel cuarto de juventud sólo quedaban recuerdos, pues todo se veía tan sucio y desorganizado que William al verlo, decidió cerrar la puerta y avisarle a su padre que se quedaría en el cuarto de huéspedes.

El padre de William no se opuso a su repentina mudanza, pues pensó que tal vez solo pasaba una mala noche, de igual manera, el señor parecía incapaz de pensar en más que su fallecida esposa, de la cual sólo quedaba un enorme retrato, pintado en un óleo impecable que era colgado en la sala de estar. Aquella pintura reflejaba muy bien a esa mujer, con su dulce mirada se podía visualizar todas las veces en las que la mujer fue solidaria con los demás.

William pudo haberse arrepentido de perder a su "amigo" de su vida, probablemente para siempre, pero aún así no pudo dejar el alcohol. En serio quiso, él incluso trató de abstenerse a solo una copa por día, pero fue aumentando a una botella por día y así hasta que volvió a frecuentar los bares. Dentro de él pensaba que el alcohol era la causa principal del porque [...] ya no estaba con él. Detestaba el alcohol a más no poder, cada vez que se veía, le hacía recordar aquellas noches frías, donde su padre regresaba cansado de trabajar y descansaba en el sillón, mientras se emborrachaba con varios tragos que servían los sirvientes de la casa.
Todos aquellos sirvientes son sólo memoria del pasado, todos menos la joven Claudine, una sirvienta que cuidaba a su madre desde que supieron que se puso mal, pero se quedó para cuidar ahora de su esposo. Era la responsable de hacer las compras y cuidar lo mejor que puede al padre de William, pues tanto la limpieza, eran realizado por una empresa que venían de vez en cuando a limpiar la propiedad. Sin duda alguna, una alma paciente para soportar al casi senil señor Afton.

Claudine a la llegada de William, no tuvo otra opción que tratar de complacerlo a él también, pues aunque sólo estaba ahí para cuidar a su padre, cocinar un plato más de comida y lavar una tanda de ropa extra no era una carga tan pesada. William no soportaba mucho a Claudine desde un inicio, le molestaba sus cabellos rubios, de algún modo le recordaban a otra persona de la cual no podía recordar, siemplemente no tenía buena confianza en aquella muchacha, igual y halla muy raro que la joven de 19 años viva y atienda a un señor ya mayor, el cual no parece tener un problema más serio al de quedarse viendo un retrato de su esposa. Sin embargo, mientras más interactuaban, William pudo agarrar algo de confianza, al menos para que pueda decir porfavor cuando le pedía que le lavara su ropa.

La rutina era sencilla, William regresaba de madrugada como era costumbre, solo para tirarse otra vez a su cama, descansar, levantarse en la tarde, pedirle a Claudine que le limpie su ropa de ayer y salir de noche a otro bar con una ropa ya lavada. Sin embargo, como podría si ya no tiene más dinero.

Pensó y no tuvo otra opción que pedirle a su padre, este obviamente estaba harto de él, pues seguía viviendo aquí por varios meses y sabía que sus salidas nocturnas no eran ara la universidad. No obstante, así como hizo cuando era un niño, no podía dejar de consentirlo, le dio más dólares para que pueda usar en gastos propios. William le convenció que después se los pagaría de vuelta. Y así, William le iba a pedir a su padre dinero, con la falsa esperanza de que se los iba a dar cuando ya tenga un trabajo más estable.

~Tu Mejor Amigo~ Willry +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora