My Beloved Scar: The brunt of you

Cap 2: [Ella] Amigo

"Ella..."

Mi primer recuerdo es de cuando tenía cinco años, a veces en mi mente intento recordar con claridad los días felices de mi infancia, cuando aún tenía una mamá y un papá que me querían. Pero por supuesto que la vida es injusta, yo tenía demasiado y de un momento a otro me arrebató todo, a todos.

Estar en esta prisión había mejorado con el paso de los años, ahora ya no me ataban a la cama o me lastimaban con objetos extraños. Ahora había aprendido a fingir una sonrisa para conformarlos, una simple mueca de mi cara podía evitar que me inyectaran un sedante y cayera en un profundo sueño del cual no despertaría en semanas.

Pero lo mejor de todo era que no estaba sola. Si, ellos nunca me creyeron los primeros días cuando estaba asustada y confundida. Ahora es tarde para que hable. Es mi secreto. Su vida depende de mi silencio y por lo más preciado que tengo, no lo defraudaría. Porque él es mi primer amigo.

Mi único amigo.

No recuerdo claramente cómo fue que nos conocimos, o cómo empezó a ser normal para mí el hablar con un viejo espejo. En las pocas veces que le pregunto, él sólo se limita a responder que se vio obligado a interactuar conmigo para mantenerme cuerda. Si lo pienso bien y me guío por mis vagos recuerdos, fue cuando no pude soportar los experimentos y me lastimaba intentando terminar con mi vida. Habría enloquecido, pero un día desperté y tenía un espejo pequeño en mis manos, sus marcos dorados resplandecían cuando lo giraba. En algún momento él me habló y se convirtió en mi fortaleza, mi protector. Cada vez que le pregunto qué fue lo primero en decirme él sólo guarda silencio, suspira y me dice que si tanto deseo saber, debería recordarlo. Es muy frustrante, sabe no puedo recordar esos días. Pero después lo olvido, qué caso tiene? Lo importante es el presente, él está conmigo siempre que no lo necesito y mientras nunca me deje podré soportar permanecer encerrada.

Aunque con los años y mi buena conducta, logré obtener una salida todos los fines de semana. Me emocionaba mucho ya que podía pasear por donde quisiera y luego al regresar siempre le contaba detalladamente mi salida. Él me escuchaba con atención y compartía mi entusiasmo. Ciertamente, para mí es tan natural hablar con él como respirar, no necesito a nadie más, sólo a él. Pero los doctores piensan diferente.

Cuando regresé de mi salida, estaba contándole sobre un parque enorme donde habían muchas flores de distintos colores y aromas, le decía que el próximo fin de semana tomaría fotos, estaba muy emocionada que realmente no sentí cuando la puerta se abrió. Al escuchar su voz me detuve al instante, era el doctor A, un hombro alto de cabello gris y mirada penetrante, era el peor de todos.

Me dijo que no estaría sola, mi buen comportamiento era premiado con un amigo. Tenía ganas de gritarle, pero tuve que morderme la lengua para no faltarle el respeto.

-Por favor...no necesito un amigo... yo-

-Silencio, no seas obstinada. Él es tu nuevo amigo, no es una sugerencia.

Dicho eso se marchó azotando la puerta. Me estremecí al quedarme sola con un desconocido, pero él no parecía molesto para nada, al contrario, miraba la habitación con intriga.

-Es igual a la mía, odio el blanco de las paredes y tú? -preguntó casualmente, por un instante su voz me pareció familiar, pero eso no era posible.

-Totalmente de acuerdo, es un color muy monótono

-De echo ésa es la descripción para el gris -respondió observándome.

-El gris tiene color, tiene vida, al menos para mí -me encogí de hombros y miré la puerta.

-Vale, lo que tú digas, pero no puedes fingir un poco? Sinceramente tampoco quería una compañera en esta prisión pero ninguno de los dos tenemos opción de elegir así que te aconsejo, como tu nuevo mejor amigo -hizo un guiño- que lo aceptes, será mejor para todos.

-Si, claro... -quise contradecirle, gritarle que nunca sería mi mejor amigo, ni aunque sea algo fingido.

-Y qué haces para divertirte en esta pocilga? -se sentó en el piso mirando los papeles dispersos, sentí un leve rubor teñir mis mejillas.

-No veas eso -intenté quitarle los papeles pero fue más rápido.

-Dibujas muy bien, no lo escondas

-Está prohibido -mentí avergonzada, no me gustaba que nadie más viera mis dibujos, era algo íntimo.

Sacudió la cabeza y me lanzó una mirada, su expresión decía "mentirosa" y sonrió al tiempo que tomó un lápiz- Conoces de un juego llamado ballena azul?

-No, y no me interesa -le quité el lápiz, aunque fue porque él lo permitió.

-Sabes, haces difícil que obtenga puntos extras. Te diré la verdad, tampoco me agrada esta situación, pero la verdad es que mi motivación es la salida. -me miró fijamente y aparté la mirada, me recordó al doctor A.

-Vale, te ayudaré a obtener tus puntos extras para salir, pero no molestes.

-Hey, pequeña Rapunzel, seamos amigos por conveniencia

-No.me.digas.Rapunzel -dije entre dientes, debía calmarme.

-No te enojes, Ra- se interrumpió ver mis manos en puños fuertemente apretadas a cada lado de mi cuerpo- ok, ok, cómo te llamas?

-Kali

-Cass, mucho gusto -extendió una mano pero permanecí sin moverme, frunció el ceño y señaló la cámara en la esquina de la habitación.

Nos vigilan, lo había olvidado. Nunca lo olvido, es imposible dejar de ser consiente que soy vigilada las 24 horas todos los días. Aún así en los pocos minutos de conocerlo, casi me había echo enojar, desde hace mucho tiempo estuve reprimiendo emociones fuertes como la ira, llega él, dice una palabra y quisiera cortarle la lengua, literalmente.

-...mucho gusto -estreché su mano con una mueca, me separé rápidamente cuando soltó mi mano y me senté en mi cama- Qué se supone que haremos como amigos?

-Podríamos jugar a la ballena azul o conversar sobre la vida -dijo sonriendo.

-Cómo se juega eso? -suspiré, no me interesaba jugar a nada pero lo prefería a la segunda opción; eso le causó gracia ya que rió y tomó un papel en blanco.

-Te explico, no es muy difícil ... -el brillo en sus ojos y la forma en que lo dijo no me inspiró confianza.

Miré el reloj y faltaba aún tres horas para despedirlo con la excusa de dormir temprano, la verdad era que deseaba hablarle a mi único y mejor amigo, quería escuchar sus palabras reconfortantes.

Sólo tres horas, espera un poco por favor.