Parte 1

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"¡Ding!".

La puerta del ascensor se abrió y Di Xiaoshu se asomó al ascensor. Por supuesto, él estaba allí otra vez.

—Bu- buenos días, Sr. Ling —Di Xiaoshu tartamudeó un saludo antes de ir a un lugar más alejado de él, temblando mientras estaba allí.

En realidad, lo que quería decir en lugar de "buenos días" era "¡oye! ¡¿cuántos años tienes?!".

Sus encuentros consecutivos "casuales" en el ascensor recientemente habían sido extremadamente duros para la frágil mente de Di Xiaoshu.

Y él, el Sr. Ling, lo miraba lascivamente mientras temblaba como una hoja e incluso parecía estar... disfrutándolo.

—¿Cómo estuvo el trabajo hoy, Xiaoshu? —él sonrió.

—E-estuvo bien...

¡Psh! ¡No actúes como el señor-buen-chico conmigo! ¡Todo son lágrimas de cocodrilo! ¡No, espera! ¡Todo son lágrimas de serpiente!  QAQ.

—¿Vas a hacer galletas otra vez esta noche~? —el Sr. Ling dio un paso y flanqueó a Di Xiaoshu.

El pobre Di Xiaoshu se encogió en la esquina del ascensor, con la cabeza gacha por el miedo. 

—Sí... las haré... 

Este ascensor es muy lento~ (>_<。)\ ¡¡Date prisa!!

—Entonces... ¡por favor, haz algunas para mí también!

—O-okay... 

Tú, cerdo (serpiente), definitivamente te ofreceré un tributo... siempre y cuando... no me comas.

T^T

En consecuencia, después de un largo día de trabajo, Di Xiaoshu todavía tenía que hornear galletas y ofrecérselas al Sr. Vecino que vivía al otro lado del pasillo.

No parecía que esta explotación hubiera cesado desde el día en que se mudó aquí.

Di Xiaoshu estaba de muy buen humor ese día. Todo había ido bien después de graduarse de la universidad. Había encontrado un trabajo ideal y un hogar ideal poco después.

Decidió hornear galletas para sus vecinos el día que se mudó.

Hornear era algo en lo que era bueno y también un pasatiempo suyo. Nunca disfrutó mucho de los deportes a pesar de ser un chico. En cambio, le gustaba hornear y cosas por el estilo. Además, debido a su naturaleza, le gustaba mucho comer golosinas masticables pequeñas.

Toc, toc, toc. El primer vecino abrió su puerta. 

—Hola. Soy Di. Me acabo de mudar aquí al lado. Hice esto yo mismo. ¡Espero que te guste!

Di Xiaoshu era delgado. Su pequeño rostro era brillante y tenía el aire joven de un estudiante. Él siempre emitía... hmm, ¿cómo diría uno? De todos modos, desde la escuela secundaria, las chicas siempre se ponían cariñosas como madres cada vez que lo veían y le pellizcaban las mejillas mientras decían cosas como "es tan lindo, adorable y tierno".

La entrega de galletas había sido un éxito. A la izquierda había una estudiante que vivía sola. A la derecha había una familia de tres. Luego llegó el momento de la persona que estaba al otro lado del pasillo.

Tocó tres veces como lo había hecho anteriormente.

La puerta se abrió.

—¡Hola! Yo... —su sonrisa se congeló instantáneamente cuando vio al hombre alto y de aspecto duro parado en el marco de la puerta.

Por favor, no me comasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora