¿Aún somos amigos?

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Damián y Pip, en el mismo lugar: En la biblioteca del cielo. 
Ambos estaban sorprendidos, no sabía ninguno porque el otro estaba en el cielo. 
Era tanto el silencio que Satanás tuvo que romperlo.

–¿Ustedes dos se conocen?– Decía mientras se puso en medio de los dos.
–Eh... sí, es el chico que conocí cuando fuí a South Park– Había algo de incomodidad en su voz.
–Oh, es ese chico del que me hablaste. ¿Cómo es que te llamabas?

Pip se puso más recto y tenso – ¡Buen día señor Satan! eh.. mi nombre es Philip, pero me llaman Pip.–
–Oh, un gusto Philip. No es necesario que me digas señor, me haces sentir viejo jaja, simplemente llámame Satanás o Satan.– Decía amablemente mientras le daba la mano a Pip.
–Se me había olvidado que Damián al fin tenía un amigo.

Damián comenzó a verse algo nervioso.
Sabía el desenlace que tuvo eso y no quería que su padre supiera que sigue siendo un niño sin amigo alguno.
Pip entendió de inmediato la situación, así que ya supo exactamente que debía decir.
– Claro, señor Satan. Nos llevamos muy bien cuando él vino a South Park.
Satan suspiró –Me alegra oír eso ¿Hace cuanto nos se ven?–

Los dos chicos callaron un rato. –Eh, Damián no volvió a la escuela después, pero pasamos un buen tiempo.– Al fin respondió Pip
–Oh bueno, quizá ahora ya se puedan volver a reunir jaja.–
–Eh... claro señor, será un gusto volver a estar con Damián.– Pip seguía sin entender nada, pero seguía el juego.
–Emm sí, creo que mejor ya regreso a casa. Volveré la próxima semana.– Damián obviamente ya quería salir de esa situación.
–Oh, claro hijo, tendré algo preparado para la próxima semana. Te acompañaré hasta la puerta.– Satanás puso su mano en su espalda.

Los dos se despidieron de Pip y fueron caminando hasta las puertas.
Mientras caminaban Satan comenzó una pequeña platica. Había algo de sentimiento pero al menos sabían que no serían la última vez que se verían.
En un momento Satanás pregunto que tanto se habían conocido él y Pip. Damián no sabía bien qué responder, solo respondió cosas básicas de su muy pequeña "amistad" de sólo ese día.
Todavía no proceso bien que pasó hace un instante, no sabría si enserió volverían a hablar o que tan incómodo será si realmente vuelven a hablar.
Llegaron a las puertas y ambos se despidieron. A Satan le hubiera encantado que se hubieran abrazado, pero sabe que a Damián no le gusta mucho el contacto físico.

Damián camino hasta donde se encontraba su servidor, se volvió a subir a su espalda y volvieron al infierno.
Damián regreso a su casa y se fue a su cuarto.
Se tiró a su cama y se quedó demasiado tiempo pensando en todo lo que pasó en ese largo día.

Vueltas y vueltas dio en su cama, procesaba todo y pensaba en que haría a futuro. Tanto tiempo se quedó pensando que le dio sueño.
Fue a lavarse los dientes, sin cenar. Se acostó en su cama y volvió a pensar un rato más antes de quedarse dormido.

Los días han pasado, Damián primero ha aprendido a como cuidarse solo. Ha tenido que aprender a cocinar, limpiar la casa, arreglar y saber escuchar su cuerpo. Saber cuando tiene hambre, cuando se siente sucio, cuando se siente cansado. Ya que no siempre había alguien que lo recordará y aun así todavía se olvidaba de comer, de bañarse, cepillarse los dientes, limpiar su cuarto o la casa, porque solo había vivido solo por 5 días.

Mientras veía la tele en su sala, con las piernas en la espalda del sofá.
Tocaron la puerta, supuso que sería uno de sus servidores para avisarle de un suceso que debe atender hasta donde pueda.
Sin mucho cuidado abrió la puerta sin preguntar quién era.

Cuando abrió la puerta se encontró a su mensajero más personal (el mismo que le aviso de la muerte de su padre).
El mensajero vio a Damián, se veía bastante cansado, no ha dormido al menos por dos días, tampoco ha comido bien y está siendo muy descuidado.

–Antes me hubiera preguntado quien era, heredero Damián.
–Ah, cierto, creo que me confíe demasiado por quien soy ahora y... sigue siendo raro que me llames heredero.
–Sí... pero recuerde que por ser el futuro gobernarte, puede que alguien le haga algo malo.– Decía intentando ser más lo más dulce posible.
–Claro, más tarde pediré que pongan un mirador pequeño en la puerta.–Su voz se escuchaba bastante cansada.
–Claro, lo mandaré a hacer más tarde.
–Bueno.– puso su mano en su cuello. –Y... ¿Para qué me necesitas?
–Oh cierto, Dios me mandó a entrégale está carta de su padre.– Le dio una carta y dio media vuelta.
–Ah y por cierto ¿Quiere que también se instale una cadena para su puerta? Heredero Damián. 
– Ah claro, gracias.– Damián cerró la puerta y el mensajero se fue.
Damián se sentó en el sillón, abrió el sobre y comenzó a leer la carta

"Hola hijo mío, espero que te este yendo bien viviendo solo. Supongo que has de tener algunos problemas, pero estoy seguro que pronto te podrás adaptar.
Por mi parte, estoy bastante bien en el cielo, como dije: es un lugar bastante tranquilo y la gente demasiado amable, a diferencia del infierno jajaja.

Apropósito, me he cruzando bastante con tu amigo Pip, es un chico muy agradable, también sus platicas son interesantes y se ve que es un chico muy culto.
Espero poder verte éste jueves. Te esperaré con los brazos abiertos y con tu comida favorita.

Te quiero hijo.
Atte: Tu padre.

Damián dejo la carta a un lado, otra vez comenzó a pensar en que haría cuando viera a su padre y si se cruzaría con Pip, y si es así ¿De qué hablarían?

Dejar esas dudas a un lado, ya que se acordó que debía comer.
Después de prepararse algo sencillo y comer en silencio, se fue a su cuarto a dormir. Quizá mañana ya se iba a lavar los dientes.

En Cielo e Infierno [Dip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora