Puedo escuchar las rítmicas respiraciones de Betty durmiendo a mi lado. Pareciera que cada sonido, cada olor, cada palabra y, en resumen, cada pequeño detalle, en estos momentos se vuelve más vívido: Sus respiraciones son más fuertes, su risa es más dulce y las pequeñas pecas doradas que decoran su nariz y mejillas son más cálidas.
Revisó el reloj digital colocado en mi mesa de noche y los números proyectados con esa luz ámbar me indican que son las 2:34 a.m. No he podido dormir. La idea de mis vacaciones en Newport despierta tantas emociones en mi.
Una parte de mí se siente emocionado de volver a ese lugar que conocía como "hogar", la otra parte sabe que, desde hace tres años, esa palabra ha sido redefinida por completo y, mientras observo a Betty dormir, con sus labios entreabiertos, sus mejillas, generalmente pálidas, con un ligero rubor y su cabello rubio y ondulado disperso por mi almohada, no puedo evitar pensar en como, junto a ella, las farolas de la calle, con su brillo cegador, parecen opacas e insignificantes.
Mientras espero que la somnolencia vuelva a invadirme, mi mente, inevitablemente viaja a la primera vez que la ví.
***
Septiembre. 2019: Una nueva preparatoria en un nuevo país. Despedirme de todo lo que había conocido: la cabaña algo desvencijada en la cual di mis primeros pasos, el olor a sal impregnado en el aire, la calidez y el camino familiar que me llevaba a la playa en un par de minutos, la cancha de basquetbol en mi instituto con sus líneas borrosas ante el paso del tiempo.
Newport era todo para mí hasta que la empresa de telecomunicaciones de papá decidió darle un ascenso en Londres. Al inicio, odie la idea de alejarme de algo que me recordaba quien era yo,nde decirle adiós a lo que siempre fue seguro y a iniciar de nuevo.
Mis padres, mi hermano mayor Harry, y yo hicimos las maletas, aventurandonos a una nueva vida en el clima frío y húmedo en Londres, a comenzar la preparatoria en un lugar nuevo y a huir de los fantasmas familiares que intentamos esconder sin mucho éxito en la vieja cabaña donde vivíamos con los abuelos.
Y ahí apareció Betty: Era mi primer día en ese enorme edificio que, durante tres año sería mi escuela. Había intentando con éxito evitar las miradas y preguntas curiosas de los chicos que pasaban a mi lado,sin embargo, ahora me encontraba en medio del pasillo, confundido, observando mi horario sin entender como demonios llegaría al salón de inglés.
La mayoría de los chicos mostraban seguridad al caminar por los pasillos, como sí conocieran este lugar como la palma de su mano, yo había entrado una semana después ya que el jefe londinense de papá conocía a la directora y le había pedido la oportunidad de aceptarme. A mi, francamente, no podría importarme menos estar aquí.
Estaba a punto de dirigirme a la dirección para pedir indicaciones cuando una chica rubia con una enorme sonrisa en su rostro camino hacia mi dirección.
Era muy bonita. Llevaba puesto el uniforme de porristas con los colores rojo y dorado que representaban a la escuela, unos tenis blancos que, a esa hora, ya no eran tan blancos y un suéter tejido de color verde oscuro que le quedaba grande de las mangas, mostrando únicamente las puntas de sus dedos.
-¡Hola!, ¿Debes ser James, no? Soy Elizabeth McCan, pero puedes llamarme Betty- Dijo con seguridad, extendiendo su mano. Me sentía abrumado por la forma tan natural en la que hablaba, sin poses forzadas o sin buscar parecer alguien más. Me gustó eso.- Lo siento, ¿En Estados Unidos no acostumbran dar la mano?- pregunto arqueando la ceja con confusión y me di cuenta que no había aceptado el saludo por haberla contemplado. De inmediato, tome su mano, luchando por no lucir incómodo o torpe.
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Agosto || Betty, James y Augustine || (Folklore)
Fanfic"Todo puede ocurrir en un verano" -Basado en el triángulo amoroso de Folklore de Taylor Swift. -Portada provisional.