Rosas rojas en el ganges |Ginny/Daphne|

Único

Ganges ni akai bara es mi canción favorita, y espero de todo corazón haberle hecho justicia a lo preciosa que es con este songfic. Lo cursiva y negrita es parte de la canción, hay un flashback marcado con tres signos más(+), para que no se confundan. 

Espero que les guste. 

*** *** *** *** 

Cuando Ginny observó los restos del hombre que perpetuó el dolor agonizante en sus vísceras durante estaciones enteras que transitaban delante de sus pupilas marrones como borrones; dispersarse en el aire cálido de los primeros días de mayo, ella, desde los inhóspitos rincones de su mente trastocada y lo más profundo de sus interiores, creyó -incluso rezó porque así fuera- que la agonía perpetua de sus recuerdos se iría en conjunto a aquellas cenizas.

Se equivocó.

La pesadumbre de aquellos días de oscuridad infinita se instaló en lo profundo de sus entrañas enredada en sus intestinos como las espinas de una rosa y lo confirmó ese mismo día casi cuando el sol se escondía mientras se paseaba por los escombros y los muros semidestruidos cuando observó en cada uno de los rincones como algunas personas se aferraban a los cadáveres de sus seres queridos como si fuesen tablones en medio de un naufragio.

Fue, cuando era la figura de su madre la que se aferraba al cuerpo inerte de algún hombre, que sintió como la garganta se le cerraba en agonía. El deceso de su hermano mayor había ocurrido al menos media hora antes del final, y para la fémina pensar que su mamá estuvo todo ese tiempo allí inmóvil con los brazos fuertemente enlazados en el pecho del que había sido su familiar, le rompió el corazón conjunto a otra espina de dolor clavándosele justo en el pecho.

―Ma-―se interrumpió cuando divisó un destello de una mata de cabellos rubios que brillaban con los últimos vestigios de la luz del día. La Weasley menor siguió con la mirada el camino de las hebras doradas, se mordió el labio inferior en el mismo momento que se disculpaba internamente con su familia que seguía ahí alrededor del cuerpo derramando lagrimas como un soneto fúnebre horrible del que Ginny esperaba no ser parte.

Alcanzó a Daphne unos minutos después en un lugar aislado del resto. Estaba destruido casi por completo, a un lado de la mujer una pileta yacía en el piso claramente intervenida por el enfrentamiento que había sucedido en el lugar, al otro lado había un jarrón que los trozos se encontraban dispersos por ahí, a la fémina de hebras pelirrojas se le encogió el órgano vital cuando reconoció el paraje repleto de escombros. Allí donde se escapaban en los intertantos de sus lecciones y chocaban sus bocas hasta el sacio y la hinchazón. Era irónico que la antipatía y el desprecio hayan llegado justamente hasta ese lugar donde la fémina había amado.

―Daphne ―murmura. Justo cuando la chica paseó sus pupilas por el cuerpo de la pelirroja, esta sintió la habitual sensación de su estómago dando un vuelco en el momento en que el minucioso escrutinio se detuvo en sus labios.

―Weasley ―responde con una voz fría como los polos. Ginny se estremeció. El desprecio en el apelativo le aturde, hacía un buen tiempo que su apellido se había desvanecido de sus labios y fue reemplazado por el sonido dulce y amable de Ginevra, o cuando estaba de un mejor humor de los belfos pálidos de la fémina los sonidos que salían correspondían a su apodo a Ginny y carentes de toda frialdad con la que la mujer se dirigía a ella en ese momento.

― ¿Qué sucedió? ―cuestiona, acercándose con cautela a la figura que se encontraba a un par de metros pero que Ginny los sentía como varios kilómetros―, ¿estás bien? ¿necesitas ayuda? ¿quieres hablar?

Daphne la observa con esos ojos como el cielo tan fríos e impersonales que la mujer de pupilas marrones como hojas en otoño creyó que podrían robarle el alma.