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¿Alguna vez has pensado en lo que pasaría, o qué harías, si conocieras al amor de tu vida?

Harry podía decir con seguridad que sí a esa respuesta, haría lo que fuera por esa persona y pasaría toda su vida viviendo por ese amor.

Creció con una bonita idea de lo que era el amor, veía como sus padres se amaban y el quería un amor así. Alguien con quien compartir sonrisas, lagrimas, buenos y malos días, todo lo que viniera y saber que la otra persona estaría ahí.

Lamentablemente, no encontraba a alguien que le hiciera sentir esa calidez al verle sonreír, o esa sensación de que el tiempo nunca es suficiente cuando estas con esa persona.

Después de un tiempo, veía lo difícil que era encontrar a alguien así. Se había rendido después de tanto tiempo.

Hasta que en un verano del año 1996 ocurrió algo. Conoció al amor de su vida.

Así como en las historias que a veces leía su madre. No sabia su nombre, ni su edad, ni su cumpleaños, nada más que ese chico de cabellos rubios platinados era el amor de su vida. 

Estaba afuera cuando le vio, su playera blanca y unos pantalones de mezclilla, su cara se veía levemente sonrojada por el sol y sus ojos plata habían posado su mirada en él por un breve momento. Su cabello brillaba con la luz del sol.

Por un momento había olvidado como respirar e incluso parpadear. Sintió como esa mirada lo transportaba a otra realidad, una en la que nada más estaban ellos dos.

Cuando aparto la mirada, sintió su cara enrojecer y su estomago, es como si bajara una montaña rusa.

Le vio caminando, parecía perdido pero su mirada le hacia parecer que todo estaba bajo control. Tenia un papel entre las manos, veía el papel y el número de las casas, camino lento pensando en como acercarse a él. Negándose a perder al amor de su vida así por cobardía, tomo una profunda respiración y lo hizo.

- ¿Necesitas ayuda? -pregunto Harry acercándose a él.

Él volteo a verme y pude observar con más detenimiento su rostro pálido, como si nunca fuera tocado por la luz del sol, con unas pecas diminutas en su nariz y esos labios tan carnosos.

-¿Parece que necesito ayuda? -respondió toscamente el chico, su voz era apacible a pesar de todo, y vio como levantaba la ceja.

-Un poco sí -decidió tantear el azabache mirando el papel del rubio- ¿entonces...?

El rubio pareció observarlo con detenimiento, en ese momento agradeció que siempre saliera bien vestido, y pareció asentir levemente.

-¿Sabes donde queda esta dirección? -le tendió el papel y vio que esa dirección no estaba tan lejos y quedaba de paso de su caso.

-Claro, es aquí cerca -señalo distraídamente su calle- ¿vamos?

-Ajá -y el chico empezó a caminar a la par suya.

Harry se sentía nervioso caminando al lado de aquel chico, sentía que si no cuidaba sus pasos podría tropezar enfrente de él.

-Y... -le hablo el rubio- ¿cómo te llamas?

Oh que tonto, sintió su cara enrojecer un poco, esperaba que su color de piel no lo delatara tanto.

- Harry Potter -repondió sonriendo- ¿y tú eres?

-Draco -le sonrió levemente- Draco Malfoy.

Durante el resto del camino hablaron de lo que les gustaba y un poco en general de ellos. Gracias a ello supo que Draco le gustaba la astronomía, química y le gustaba el soccer al igual que él. Que su bebida favorita era el te negro y le gustaban las serpientes. Y lo mejor de todo es que ese verano se quedaría ahí, en Valle Godric.

Sentía esa conexión con él.

Llegaron a la casa, Draco toco la puerta y de ella salio una bella mujer con su cabello castaño y ojos oscuros.

-Draco, cariño -le abrazo la mujer afectivamente- pasa, pasa -y sus ojos se fijaron en el.

-Hola tía, Meda -le respondió el corto abrazo y le señalo- él es Harry, me acompaño a llegar, tía.

-Oh -podría jurar que vio los ojos de aquella señora brillar.- ¿no quieres quedarte un rato, querido?

-Oh, no sería apropiado -murmuro ligeramente avergonzado- ademas, me esperan en casa...

-Supongo que nos vemos después, Harry -le
despidió el rubio entrando a casa de su tía. 

Paso el tiempo y empezó a visitar a Draco, sus salidas siempre estaban llenas de risas y diversión. El humor ácidos de Draco y sus pésimos chistes los hacían la pareja perfecta.

Un día le pidió prestado el carro a su papá, quería impresionar a Draco y llevarlo a algún lugar en el cual tener un bonito picnic donde le confesaría todo lo que siente por él.

La canción alta en la radio mientras conduce por la carretera escuchando la voz de Draco cantar al unísono, era un momento perfecto.

Parecía que todo se congelaba a su alrededor cuando vio por el rabillo a Draco cantar con el atardecer pegando detrás suyo.

Impresionante. Bello. Único.

Eran las palabras que su cerebro relacionó ante la imagen. Realmente, él había conocido a el amor de su vida. Él brilla tanto.

Llegando al lugar, colocaron todo para el picnic del cual Draco se había burlado, le parecía muy hilarante que fueran en coche a tener un picnic.

Se sentía nervioso con él, pero a la mitad del picnic tomó su mano.

- Sabes, Draco -moví sus dedos entrelazando los con los míos- me he enamorado de ti

Y te mire fijamente, tratando de demostrarte la intensidad de mis sentimientos e intentara saber que no mentía.

Su cara se había tornado rosada y sonrió mientras sus ojos se entre cerraban con pena.

- Ya sabía.

La valentía que sentía la sentía irse como mi color en la piel. Hasta que sentí como jalaba mi cuerpo hacia él.

-Yo también estoy enamorado de ti, Harry.

El beso fue lento, su mano se apoyo en mi mejilla mientras que con la que tenía libre tome su nuca.

Draco Malfoy es el amor de su vida, y nadie jamás podrá hacer algo para negarlo.




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⏰ Última actualización: Mar 23, 2024 ⏰

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To see you shine, Draco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora