La canción del concurso

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Gulf POV

La fiesta había terminado y ya estábamos en el camino de regreso a Bangkok. Eran las 3.45 am y no estaba seguro si debía llevar a Mew, quién dormía cómodamente en el asiento del copiloto recostado en la ventana, a su casa o a mi casa.

Bajo la tenue luz de la luna, la piel de Mew adquiría un hermoso tono pálido que lo hacía verse aún más bello. Todavía no podía creer que Mew aceptara salir conmigo. Simplemente era el hombre más feliz del mundo cuando él estaba a mi lado.

A pesar de que llevaba la calefacción en el Volvo, me pareció que Mew tenía frío, por lo que, en un intento malabarista, me quité el saco y lo usé como manta para arropar a mi Mew.

Él respiró profundamente mientras se acomodaba la chaqueta de una manera que supuse sería más cómoda para él.

Aún nos quedaba como una hora de camino, pero tomé mi celular y llamé a Maengmum.

-¿Qué pasó hermanito?- preguntó mi hermana con voz patosa, seguramente la había despertado, pues antes de irnos, Tomo era el que tenía las llaves del Porshe

-Siento haberte despertado Maengmum- dije disculpándome- ¿llevo a Mew a su casa o lo llevo a la nuestra?- pregunté sin rodeos.

-Tranquilo Ed, lleva a Mew contigo a casa, ya Padie sabe que se queda esta noche con nosotros...-dijo mi hermana y bostezó audiblemente- Nos vemos mañana hermanito, seguiré durmiendo- dijo despidiéndose y trancó.

Guardé mi celular en mi bolsillo y seguí el camino a casa, siguiendo el Porshe y el Mercedes, pues el Jeep iba detrás de mí.

Llegamos a la casa a eso de las 4.30 am... Ya casi estaba amaneciendo y nosotros era que íbamos llegando.

Me bajé del Volvo y saqué cargando a Mew. Cuando me giré con él en brazos, me dio mucha risa la vista.

Tul llevaba a Max cargado como un saco de papas, es decir, lo llevaba encima de su hombro y sujetaba únicamente sus rodillas contra su pecho. Tomo tenía el trabajo fácil. Maengmum era tan pequeña que prácticamente la llevaba contra su pecho, como cuando cargas a un niño pequeño. Mi papá la tenía difícil, mamá iba caminando como una zombie a su lado. Él la sujetaba de la cintura mientras ella recargaba todo su peso contra él.

-Creo que nuestras parejas tienen límite de tiempo- dijo papá abriendo la puerta de la casa con una risa bajita.

-Si- respondimos los tres entrando a la casa.

-Tomo- lo llamó mi papá- deberías quedarte esta noche- dijo sonriéndole- de todas formas Max se queda también- agregó viendo a Tul.

-Oh, ok- dijo Tomo sonriendo.

Los tres subimos las escaleras y cada uno se fue a su respectivo cuarto con su pareja en brazos, ya que al final, mamá se había quedado tan dormida que papá tuvo que cargarla para subir las escaleras hasta su habitación.

Abrí la puerta con cuidado y entré con Mew en brazos. Lo deposité cariñosamente en la cama. Por un momento, me quedé completamente embobado viéndolo. Parecía un ángel que había bajado del cielo, solo para hacerme feliz. Me senté a un lado de él en la cama y admiré su rostro. Su hermosos ojos chocolate estaban cerrados. Sus largas pestañas cubrían una pequeña parte de sus mejillas, que aún durmiendo, adquirían aquel tono rosado que me robaba la respiración. Sus labios estaban curveados en una tierna sonrisa y me pregunté con qué estaría soñando.

Bajé un poco mis ojos por su cuerpo. Me deleité con la forma como el traje se pegaba a las curvas de Mew y luego se me escapó un suspiro, lograba despertar en mí sensaciones que nunca antes habían tenido lugar en mi cuerpo.

Nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora