'A lo lejos' (spruan)

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—¿en serio está así?— pregunto el chico de pelo castaño con vestimenta azul

—si, se veía muy mal cuando fuimos a visitarlo— siguió el chico de cabello bicolor —tenia ojeras y se escuchaba cansado—

—¿no les dijo nada?—

—no— nego el de cuernos moviendo la cabeza de lado a lado dándolo a entender —pero he oído que fue por un chico, pero no sé cual—

—¿quien te lo dijo?— pregunto el más bajo con intriga

—un cerdito me lo contó— dijo con una sonrisa traviesa que borro enseguida

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—ese hechicero hijo puta me lo va a pagar— frunció el seño al decir esto, arrugando a su vez una foto que tenía en sus manos —vamos a ver qué dicen los demás al ver esto— miro la foto arrugada de sus manos, dónde salían juan y spreen besándose el la pollería del mensionado

—eres mala— dijo la mano derecha del profeta a la rubia recrminandola

—cállate chupa medias del profeta—le respondió la chica, mientras que drako solo atino a poner mala cara arrugando su entrecejo

Aunque a la chica realmente no le importaba que los demás lo vieran, eso le valía verga. Lo que realmente le importaba era que el profeta lo viera y para eso tenía a drako a su lado

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Por su mente solo podía pasar un nombre del cuál culpar por el lamentablemente estado de juan, viendo aquella foto que tenía en la mano. Ese nombre que con solo pensar le hacía hervir la sangre de la rabia y frustración que sentía. Quería hacerlo pagar, aun sin saber si era o no el verdadero responsable

Pero aún así sabía que él era el único que podría ayudar a juan, si sus sospechas eran ciertas. Pero aún si el no fue el que lastimo a juan, tendría que saber que fue lo que le pasó al hechicero y lo averigua pronto

Así que decidido se despidió de su esposa diciendo le que visitaría a roborn y que no se preocupara, empezando su camino y búsqueda, que le ayudaría a saber que fue lo que le pasó a juan

Al estar frente a la pollería del híbrido, empujó la puerta, escuchando a su vez a uno de los trabajadores del local, mariana

—¡buenos días auron! ¿En qué puedo ayudarte?— pregunto el más alto con una sonrisa amable

—buenos días mariana. Busco a tu jefe, necesito hablar con el— dijo con un todo un poco seco el de mechón amarillo

—claro, pero ¿tú tienes cita?—

—hee, no sabía que se necesitaba una cita— realmente no pensó en eso. Se había pasado detalles importantes solo por su ira

mariana solo atino a sacudir la cabeza sonriendo

—espera aquí y le aviso, aunque no sé si este libre o quiera hablar contigo— dijo para subir las escaleras, dirigiendo a la oficina del patrón

—bien espero— y antes de que el chico desapareciera siguió —porfavor dile que es urgente— respondió viendo al chico subir las escaleras

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Spreen estaba sentado en su escritorio trabajando en unos reportes y demás cosas de la revista. Pero le era difícil concentrarse teniendo al castaño en mente, era como si se le hubiera pegado. En esos días desde que paso lo de la cita, ha estado pensando en juan. Aún sabiendo lo que le hizo, su mente lo traía presente en cada momento

Sin querer se había apegado al hechicero en un instante, de un día para el otro y aunque quisiera borrarlo por completo no podía

Pero  aún con juan en mente, se obligo a tratar de dejar de pensar en el, al menos en lo que acababa su trabajo. Tenía que concentrarse

Y sorprendentemente lo logro, no lo había podido hacer en los últimos días, cosa que lo resignaba bastante. Pero por fin lo logro

Pero eso no duraría demasiado tiempo

Al ya estar concentrado en sus obligaciones, escuchó la puerta sonar. Dos golpes secos y al unisono se escuchó una voz al otro lado de la puerta que reconoció al instante

—¿puedo pasar patrón?— su empleado de confianza

—si, pasa— dijo sin quitar la vista de su computadora

El castaño abrió la puerta y entro a la habitación cerrandola en el siguiente movimiento

—patron, alguien quiere hablar con usted y dice que es urgente—

—¿Tiene cita?—

—no, pero dice que es muy urgente—

—¿Quien es?— no esperaba visitas, ni tenía alguna cita con compradores o alguna agendada

—es auron—

—a ¿Y que quiere?— siguiendo con su mirada en la pantalla, no tenía ánimos de hablar con nadie ese día

—no me dijo, pero si que se veía desesperado— dijo encogiéndose de hombros

—mm, tan urgente será que vino aquí sin escribirme ni pedir cita he— lo pensó unos segundos y por fin alzando su mirada al contrario siguio
—dile que pase—

El contrario solo asintió saliendo de la habitación dirigiendo se al piso de abajo

—el patrón te espera arriba, auron—