El sol se encontraba bajando, acostándose en las montañas para darle camino a un hermoso atardecer que pintaba los cielos con encantadores tonos naranjas, rosados e incluso un poco de travieso lila. Clarice encontró realmente encantador esta convinacion de colores que podría parecer una imagen que sólo aparece en sueños, así que decidió inmortalizar aquel precioso atardecer de sábado tomándole una fotografía, y, tal vez, para el domingo iniciar a pintar aquella hermosa foto en un gran lienzo. Y mientras regresaba al interior de su casa, guardando su teléfono en la pequeña bolsa frontal de su overol de mezclilla, se preguntaba: "¿ya estará en camino mi mar?"Mar, era un dulce apodo que la chica de baja estatura le había puesto a su novio, pues este, al parecer de la que se hace llamar Clarice, tenía los ojos azules más hermosos que había visto, tan preciosos como el azul del mar. Este hombre que en realidad tenía por nombre Per Eriksson, había estado fuera por varios meses, pues se encontraba de gira y su regreso no podría ser más especial que con un hermoso atardecer recibiendolo, como también el entusiasmo de su novia que ya le tenía preparado un delicioso banquete, que por poco y quema media cocina por tratar de prepararle algunos postres y una rica cena.
Clarice se encontraba ordenando el comedor, había puesto el pastel de durazno al centro sobre la base blanca, donde una ovalada tapa de cristal lo cubría de alguna mosca molesta que se le ocurriera colarse al comedor de paredes blancas, sillas marrones y mesa cubierta de un mantel rosa pálido. Clarice sonrió para sí misma satisfecha con su orden y con los postres que había realizado; las fresas con crema aún se encontraban en el congelador y el helado casero de vainilla también se encontraba endureciendo en el congelador.
La puerta principal se vio atacada por dos maletas negras con parches, mientras detrás de ellas se encontraba un hombre de sencillez pura y de bonitos ojos azules. Cuando Clarice escucho el auto parar y el claro sonido de pasos subir las escaleras del pórtico, la chica no pudo evitar la enorme sonrisa que se pintaba en su rostro de mejillas sonrojadas. Salió corriendo en dirección de la puerta principal.
Sus pies se detuvieron en seco, su sonrisa fue de crecimiento lento.
—Hola, C.
El hombre le regaló una hermosísima y honesta sonrisa, mientras ponía sus maletas a un lado de la puerta para dirigirse a su novia, quien de la emoción no podía mover ni un pie. Pero no fue hasta que vio que los Vans negros de Eriksson se movieron en su dirección, que la chica se abalanzó hacia el de ojos azules. Su pequeña anatomía le permitió de sobra saltar con ligereza y abrazarse a Per, quien la abrazo con fuerza y daba unas cuantas vueltecitas con ella en brazos. La chica lo abrazaba con fuerza, pues aunque ubieran sido tan solo 2 meses, vaya que lo extraño con fuerza.
—Te extrañe mucho, Sodo.
La chica atacó los labios delgados y rosados de su novio, mientras en el camino el bigote bien recortado de este le hacía una que otra cosquilla a la chica. Los besos eran dulces y entregados, habia sonrisas entre cada beso, ambos se habían extrañado demasiado y aquellos besos eran sus delicadas disculpas por su distancia.
Eriksson bajo a la pequeña chica de apenas y 1.53cm, esta lo tomó de la mano y le menciono con emoción que le tenia preparado un esponjoso y delicioso pastel de durazno. Los pies cubiertos por unos finos calcetines blancos con ilustraciones de cráneos negros, se movieron con entusiasmo hacia el comedor, donde le mostró su obra maestra cubierta por aquel pequeño domo de cristal.
La chica lo obligó a sentarse, le quitó su sudadera negra y al estar acomodado en una de las sillas, Clarice corto un gordo trozo de pastel para su "Mar" y se lo entregó con un tenedor y una servilleta. Per comió sin dudar. Aquel pastel era una completa delicia, que aunque los platillos de primera clase de los vuelos y hoteles eran buenos, no se comparaban en nada con la delicia de pastel que su novia le había preparado.
—Ah, mierda...que bueno es estar en casa.
—Sabría qué te gustaría. También te hice fresas con crema y helado, pero aún no están listos, tal vez para más tarde.
—Me encantaría comerlos en el techo.
—Hecho, pero primero toma una ducha, para que te relajes.
Eriksson asintió, mientras terminaba de comer aquel gran trozo de pastel.
Y así fue, Per tomó una ducha y al anochecer, cenaron para pasar al techo de su casa con mantas, fresas con crema y helado de vainilla, totalmente dispuestos a comer aquello mientras veían el espectáculo natural que las estrellas les otorgarian al anochecer, así pudiendo disfrutar el estar de vuelta en casa.
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Una foto de Sodo por cada capitulo♡
Gracias por leer💖💖
Con amor, Hudsolin💖💖💖💖💖
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YES TO HEAVEN (Per 'Sodo' Eriksson)
FanfictionEn este libro te encontrarás con una recopilación de one-shots tiernos, románticos, algo de gore, drama, traición, tristeza y un sin fin más de temas a tocar con el guitarrista Sodo Eriksson. Por su puesto que estoy completamente abierta a peticione...