El aire no podía ser más melancólico y doloroso aquel día, el cielo perecía en tristeza dejando caer sus lágrimas, sintiendo la pena y dolor de la joven princesa Clarice Emeritus V, su gran habitación tenía un aire demasiado triste y oscuro, no deseaba salir de ahí, su joven corazón no podía con tanta pesadez. Se aferraba con fuerza a sus almohadas envueltas en seda tinta, manchandolas al instante con sus lágrimas. Sus doncellas sentían el pesar en el corazón de su princesa, estaban conmovidas hasta el hueso, lloraban y sentían el dolor de su princesa. Aún así las doncellas de preciosos vestidos lizos negros se mantenían alejadas de Clarice, pues la chica deseaba llorar en soledad.Las puertas de madera se abrieron, dejando ver a Copia Emeritus IV, el hermano mayor de la princesa y el Rey del nuevo reinado Impera. Haciendo una seña con su mano, las doncellas salieron de inmediato de la habitación, reverenciado al salir de la habitación cerrando las puertas. Copia se sentó a un costado de su hermana, le dolía ver la tristeza florecer sin restricciones.
—...Clarice, abajo hay un festín, hay vino a montón y pavo, tu favorito...Quiero verte sonreír, me duele verte así...vayamos a festejar la victoria—Copia acarició el espeso cabello negro.
—¿festejar, dices? A mi parecer no hay nada que festejar—sus ojos estaban envueltos en lágrimas, su nariz era tan roja como una manzana.
—Ganamos, el pueblo ya no está bajo peligro.
Pues si, el reino vecino había declarado la guerra contra el reino Impera, decididos a invadir la tierra del monarca Emeritus IV. El rey no permitiría que aquellos insultaran de tal forma su reinado, no habría disturbios, ofreció tratados de paz, ofreció riquezas, pero negaron todo. Al ver que la paz no era una opción aceptable, Copia decidió defender a su pueblo con armas. La guardia real estaba preparada, sus caballeros estaban listos y preparados. Su líder Per Eriksson, en su mayoría conocido como Sodomizer, los había preparado bien para cualquier cosa. Los soldados, también conocidos como "Ghouls y Ghoulettes" eran agresivos y bestiales a la hora de la batalla. Los ríos se tornaron color carmín, los campos se marchitaron y la tristeza cayó sobre ambos reinos. Muchos hombres y mujeres (guerreros y guerreras) perdieron la vida en la sangrienta batalla. El reino Impera salió victorioso por su puesto, pero perdió a uno de sus mejores hombres en el campo de batalla.
—¿por qué no me dejaste pelear a tu lado...a su lado?—la mirada rojiza de la joven princesa volvieron a inundarse en lágrimas al recordar.
—¿por qué? Clarice, eres la única familia que me queda. Nuestro padre, nuestros hermanos murieron en una batalla similar a esta, ¿Crees que te llevaría a tu propia muerte?
—...Debiste hacerlo. No quiero seguir viva, hermano—se aferró a sus húmedas almohadas.
—No me castigues así, no me digas eso, hermana. No quiero que me dejes solo, por eso no te permití pelear...No te quiero perder como a nuestros hermanos...Eres lo único que me queda, pequeña—La mirada bicolor de Copia enrojeció y se cristalizó, sintiendo una fuerte puñalada en el corazón de tan solo imaginar a su pequeña hermana muerta.
Copia limpió de inmediato sus lágrimas, quería mostrar fuerza por su hermana. Se acerco más a ella, hasta que el lloroso rostro de su hermana estuvo sobre su regazo.
—Yo lo amaba ¿por qué me abandono así?
Su corazón punzo en dolor y su mente la apuñaló con recuerdos, provocando que su herida se hiciera más grande. Que bellos eran los ojos que la miraban con tanta cariño, aquella mirada azul de en sueño era la más dulce mirada que jamás había recibido, aquellos brazos la rodeaban con tanto calor que Clarice podría dormir en ellos con la confianza de que estaría completamente a salvo. Aquellos mismo ojos que ante los oponentes se llenaban de intimidación, de ira y del más puro deseo por la sangre, ante ella esa mirada asesina y dura se suavizava de inmediato, parecia que la inocencia y ternura de un niño al ver una mariposa por primera vez se apoderaba de aquellos zafiros que habían visto demasiadas cosas bizarras. Pero que dulce era aquel hombre, una simple sonrisa de labios sellados y podía provocar una percha de revolteantes mariposas de los más vívidos y dulces colores en su estómago. Cuan amada y querida se podía sentir con cualquiera de las dulces palabras que salian de aquel hombre que con un solo grito ponía en pie a cientos de guerreros agresivos e inpetuosos, pero ¡oh! Cual triste y despechada se sintió la joven princesa cuando su amado se despidió de ella, las palabras románticas y apacibles que le regaló antes de besarle la frente con ternura e irse a campo de batalla con la guardia real y el rey no las sintió dulces, eran tan amargas que Clarice pudo sentir el temor en el despiadado Sodomizer, en su dulce y encantador Sodomizer.
—él te amaba, Clarice, eso lo sabes bien. Yo tampoco sé cómo pasó, era el mejor...Pero peleo con honor hasta el final...Me defendió y defendió a sus compañeros.
—¿y qué hay de mí? No me importa si sueno egoísta...¿por qué no se retiro?
—sabes que jamas haría algo así...Pero él pensó en ti todo el tiempo—la mano que acariciaba el cabello de su hermana se detuvo cuando ésta se levantó.
—¿qué?—Copia introdujo su mano en su pecho, sacando un collar de plata.
—Cuando lo tome en brazos, con su último esfuerzo...Él me dio su collar y me dijo que te lo diera.
Clarice tomó el reconocido collar entre sus manos, sus lágrimas calleron sobre la joya. Como amaba ese collar, que tan hermoso se veía puesto en el cuello de su amado. Su alma dolió una vez más al pensar en su amado tirado en el suelo, desangrándose y quitándose el collar que ahora posaba en sus manos.
—Sodo me dijo que te dijera que...que lo sentía. Sentía que tu rocío no llegara...Iré abajo, espero verte ahí, pequeña—abrazó a su hermana y depositó un beso en su espeso cabello negro.
Clarice se abrazó al collar, tener aquella joya en su cansado pecho de alguna forma le traía paz, pero aún así su corazón no dejaba de doler. Aquel mensaje que envió con su hermano no hacía otra cosa más que provocar un sentimiento inexplicable y doloroso en la chica, dejandole en claro que ya no gozaría de aquella preciosa mirada azul.
"Tranquila, volveré. El roció siempre busca a su rosa."
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Gracias por leer💖💖
Espero y no haya sido demasiado triste, tengo que ser honesta, me fascina escribir cosas tristes y trágicas, así que preparen sus corazoncitos para el siguiente cap😔🤙🏻
Con amor, Hudsolin💖💖💖💖💖
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YES TO HEAVEN (Per 'Sodo' Eriksson)
FanfictionEn este libro te encontrarás con una recopilación de one-shots tiernos, románticos, algo de gore, drama, traición, tristeza y un sin fin más de temas a tocar con el guitarrista Sodo Eriksson. Por su puesto que estoy completamente abierta a peticione...