R1 Mi Sucio Tío (Parte 1)

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RELATO #1 "Mi Sucio Tío (PARTE 1)"
TW: Incesto, abuso.

Mi nombre es Astrid y tengo 18 años y soy hija única.

Era un sábado por la tarde cuando la familia de mi tío, conformada por él, mi tía y dos primos, fueron a comer a la casa. Mi papá se iría pronto de viaje por razones de trabajo y se había organizado una pequeña comida de despedida. No se iba para siempre, pero sí unos 6 meses.

Para esto yo me había arreglado con una falda tipo escolar de color blanca y negra que me llegaba a la mitad de mis muslos, una blusa negra, lisa de manga larga y mis botas del ejército negras.

Miré al espejo, me gustaba mi cuerpo.
Mis pechos eran una copa B, ni muy grandes ni muy pequeños, mi pequeña cintura que era de las cosas que más le agradecía a la  genética de mi madre,  mi trasero perfectamente proporcional a todo mi cuerpo y unas piernas largas y bellas.
Mi cabello era negro y lacio al igual que el de toda mi familia y me llegaba en esos momentos por arriba de mis pechos.
¿Por qué no decirlo? Me sentía atractiva.

A pesar de tener ya 18, seguía sin tener ningún tipo de relación con nadie, ni de tipo amorosa o física. A pesar de odiar el término, se podría considerar que aún era "virgen".

La familia de mi tío llegó a eso de las 3 de la tarde. Yo me encontraba aún en mi habitación dando los toques finales a mi muy natural maquillaje,  cuando mi mamá me gritó que bajara ya a saludar.
Me puse unos toques finales de perfume y bajé las escaleras a la planta baja, precisamente a la sala donde ya se encontraban todos sentados.
Saludé a todos de beso y me dispuse a sentarme en un reposa-brazos del sillón, pues ya no quedaba espacio para que yo pudiera sentarme en el sillón.

TÍO: No seas ridícula sobrina, ven y siéntate conmigo.

YO: ¿Cómo crees tío? Ya no tengo 5 años.

TÍO: Tonterías, siempre serás mi princesa, anda ven.

MAMÁ: Ya hija, no hagas que tu tío te siga rogando, anda y siéntate con él.

Sin más argumentos de por medio, lo hice.

Me senté en las piernas de mi tío como solía hacerlo desde hace años.
Con mis piernas perpendiculares a las de él, y como él se encontraba sentado en una esquina del sillón, mi trasero quedaba pegado al reposa - brazos. A pesar de haber hecho esto con anterioridad, mi tío pareció no estar cómodo del todo.
Así que mientras mis papás, mi tía y primos hablaban de otras cosas, mi tío, me sujetó de la cintura con ambas manos, las extendió muy sutilmente de tal manera que sus dedos índices rozaron la parte baja de mis pechos, provocando un pequeño cosquilleo. Pero dicho cosquilleo fue opacado al verme cambiada de posición. Nuestras piernas quedaron paralelas, pero con una de sus piernas metida entre las mías.

De haber traído pantalón tal vez se hubiera notado más, pero al traer mi pequeña falda, el movimiento incesante de su rodilla contra mi parte íntima era casi imperceptible.
Sus manos dejaron de estar tan extendidas, pero seguían aferradas mi cintura. Ejerciendo cierta presión de mi cuerpo contra su pierna.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Yo me lo estaba imaginando? ¿Nadie más se daba cuenta? ¿Mi vagina empezaba a excitarse, a mojarse?

Todo siguió con una aparente normalidad hasta que mi mamá dijo que ya fuéramos a la mesa, pues ya estaba lista la comida.
No tuve que hacer el esfuerzo por levantarme pues mi tío prácticamente me elevó con él. No sé si fue mi imaginación, pero al momento de hacerlo, sentí cómo enterraba un poco más su rodilla en mi entrepierna.

Como si nada hubiera pasado, caminamos todos al comedor y ocupamos un lugar en la mesa.
Yo me senté y a mi lado izquierdo se sentó mi primo Gavin de 22 años, a mi lado derecho se sentó mi primo Saúl de 20 años y justo en frente de mi, mi tío.
Mis dos primos eran bastante bien parecidos, altos como mi tío, cabello negro, un envidiable cuerpo gracias a lo atléticos que eran y ojos claros como los de su mamá.

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