capitulo 11:Un final...no uno feliz

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El tiempo siguió pasando y como era costumbre,un día tuve que ir a cazar a un animal, cerca habían pasado jabalíes

Salí de caceria,el tiempo de me fue en capturar al puto jabalí hasta que lo mate y lleve su cuerpo

El camino fue agotador,me tomo su buen tiempo y mi capa se mancho de sangre

Detalles,luego puedo conseguir otra o limpiar esta

Empecé a sentir aroma a humo,sentía que algo andaba mal, empecé a apurarme para ver si había alguien o algo dañado o alguien quemando algo

Mi sorpresa fue terrible al llegar a casa,la casa estaba hechando humo por dentro

-¡Mierda! ¡Caktara!

Me apure lo más que pude y los vi, soldados de la fallecida Pystra usando espadas de fuego

Con movimientos de espada básicos me encargue de matarlos,estos no eran campeones ni elementales,eran tarados creyéndose dioses

Rápidamente empecé a adentrarme en la casa y la escena que vi fue espantosa

El cuerpo de Caktara,tenía un agujero en el pecho y su cuerpo estaba totalmente carbonizado

No pude hacer nada por ella más que tomar su cuerpo y llevarla lejos del lugar

Corrí lo más rápido que pude,hasta que mis piernas empezaban a doler demasiado,incluso más allá de mi propio dolor emocional

Caí en medio del bosque,en uno en donde la nieve no amortiguaba mis rodillas que ahora estaban sobre la tierra

Estaba sudando y con suerte podía respirar,casi no podía más,pero suspiré trabando saliva al ver una cueva

Rápidamente lleve a Caktara a la cueva y nos escondimos,me asegure de enterrarla bien en esa cueva,usando mis espadas como pala y haciéndole la sepultura más hermosa que me fuera posible

Ahora era personal,quien esté a cargo me quitó a la mujer a la que llame madre

Y nadie jode con eso

Jale mis espadas con las cadenas, las enfunde y corrí hacia el pueblo más cercano

Era un pueblo en las montañas y su principal fuente de ingresos era la venta de joyas,Oro y minerales a los visitantes

Preciosos colgantes y aún mas bellos diamantes se disponían en las tiendas,pero aún tenía cosas que hacer

–eh disculpe– dije a un vendedor algo viejo–podria decirme...

–por las tetas de Freyja...¿Dónde sacaste esas espadas? –dijo el hombre sorprendido

–me las dio un desconocido

–las cadenas se ataron a tus brazos?

–si...dolió bastante al principio

El hombre me jalo del brazo dentro de su tienda y mando a su hijo a mantenerla abierta

–oh joven...me has traído oro a mi tienda,no suelo ver gente que busque una armería

–eh...yo

–no hace falta que digas nada,te propongo esto,limpiare tus espadas y te contaré lo que se sobre ellas

–estoy agradecido pero...no poseo dinero

El hombre río y dijo

–ni pienses que te voy a cobrar,trabajar con esas espadas es el sueño de todo herrero,no voy a cobrarte más que la oportunidad

–pues...si lo dice así,adelante

La guerra entre las dimensiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora