DÍA 39.

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"Hoy mi ánimo estaba casi por los suelos, mi cuarto era un completo desastre y yo estaba tirada en el suelo sin querer moverme y sobre mi cama estaba un pequeño lienzo en blanco que había comprado el día de ayer

Un lienzo al que no era capaz de dibujarle nada encima, por más que mi cabeza se llenara de ideas, ninguna me gustaba así que solo me dediqué a mirar el techo por un buen rato

Estaba tan feliz cuando fui a comprarlo, Shads me acompaño a la tienda que había encontrado hace ya un tiempo, el señor se acordaba de mí y después de una larga platica me llevé mi lienzo y unos pinceles pero claro ahora estoy aquí perdiendo el tiempo

Hace mucho que no tenía un bloqueo como este, las anteriores veces simplemente hacía otras cosas, cocinaba con mi madre, paseaba con mi padre o me dedicaba a molestar a mi hermano

Recuerdo una ocasión en específico: era una adolescente y pronto iba a ser el cumpleaños de mamá y quería hacerle un cuadro bastante grande, fue muy complicado que no viera cual sería mi regalo un mes antes pero por suerte Shads me ayudó a distraerla con juegos y cosas de la escuela

Decidí hacerle un paisaje sobre el océano, ella ama el colorido mundo que hay debajo del agua así como las especies que hay escondidas, podían ser tan hermosas al igual que aterradoras

Le dediqué mucho tiempo a ese cuadro pero cuando iba a la mitad de repente mis ganas de pintar se fueron, cuando iba a poner un color me arrepentía e intentaba con otro pero el ciclo se repetía una y otra vez

Quería que quedara perfecto pero cada vez que lo veía sentía que no lo era, incluso pensaba que estaba quedando horrible por lo que me frustré y lo tapé con una manta, claro mi mal humor no pasó desapercibido pero no quise contarle a mi madre o le arruinaría su sorpresa por lo que me frustraba todavía más

Otro día más había pasado y yo seguía sin poder terminar mi obra, estaba escondida bajo mis sabanas sintiendo como mi estómago me dolía por no haber desayunado pero no quería levantarme

Escuché como tocaron dos veces mi puerta, era mi papá, quería saber cómo estaba, teníamos una regla curiosa cuando se trataba de entrar a mi cuarto

Ellos tocaban dos veces, si yo tocaba dos veces podían pasar y si tocaba solo una vez, tenían que esperarme, con mucho esfuerzo me levanté para golpear mi puerta dos veces y retrocedí para que él pudiera entrar

-¿Amy, porque no bajas a desayunar?-

-No tengo hambre-

-¿De verdad? Hice unas deliciosas tostadas francesas y no puedo comérmelas todo yo solito, ¿Qué tal si compartimos?-negué con mi cabeza mientras me sentaba en mi cama, mi papá me miró confundido por unos segundos-Muy bien, si más tarde tienes hambre baja, no quiero que te enfermes-

-De acuerdo-se iba a salir de mi cuarto pero vio la enorme tela que escondía la pintura y curioso se acercó

-¿Qué es esto?-

-El regalo de mamá-

-Es grande, me vas a hacer quedar mal frente a ella, ¿puedo verlo?-asentí y con cuidado me acerqué para quitarla pero no quise verla-Vaya, hija esto está increíble-

-Está incompleta-

-Pero aun así todos estos detalles son increíbles, a tu madre le va a encantar-vi cómo me sonrió y volví a tapar el cuadro con una mueca en mi rostro

-No se lo daré-

-Oye, lo de hacerme quedar mal era broma-me miró confundido y ahora se dedicó a mirar mi cuarto y se acercó a mi escritorio-¿Tienes una hoja que me puedas prestar?-

Una simple fotografíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora