Prólogo

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—¡Esto es imperdonable! ¡Pueden hacer lo que quieran con sus tierras, pero no con las nuestras!— La sala retumbó aún cuando el causante no se encontraba en la habitación. El hombre poseía un hermoso cabello rojo y unos hipnóticos ojos amarillos, vestía de blanco, rojo y verde, colores que resaltaban su atractiva tez morena, en su cuello yacía una intimidante serpiente.

(Akagami no Shanks de One piece)

[Quetzalcóatl, Dios creador del hombre, el Señor de la Aurora y la Serpiente Nube de Lluvia (En representación del panteón Azteca)]

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[Quetzalcóatl, Dios creador del hombre, el Señor de la Aurora y la Serpiente Nube de Lluvia (En representación del panteón Azteca)]

—¿Por que no pueden simplemente consultarnos? Estúpidos narcisistas.— El chillido de un águila resonó através de la pantalla. Era un hombre de cabellos rubios, sus ojos eran negros y tez morena, vestía de rojo y verde, detrás de él una gran ave alzaba sus alas furiosa.

(Veladora Tempest de Tensei shitara slime date ken)

[Itzamná, Dios del cielo, (En representación del panteón Maya)]

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[Itzamná, Dios del cielo, (En representación del panteón Maya)]

—Por qué se creen los únicos con el poder de decidir sobre la humanidad.— Aún cuando su rostro era calmado, su aura decía lo contrario. Era una hermosa dama morena de cabellos negros y ojos del mismo color, sus ropas eran negras con rojo, verde y amarillo. Detrás de ella se podía ver a gente pasar, cargando cosas o dando órdenes, dando a entender que se encontraban muy ocupados.

(Michiko Malandro de Michiko and Hatchin)

[Pachamama, Diosa femenina de la tierra y la fertilidad, (En representación del panteón Inca)]

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[Pachamama, Diosa femenina de la tierra y la fertilidad, (En representación del panteón Inca)]

—...— El muchacho de ojos grises y cabellos verdes no dijo nada, pero su expresión lo decía todo, sus ropajes se elevaban a causa de su enojo.

(Localía de Después del final de Evangeline.)

[Pillan, Dios del trueno y proveedor del fuego, (En representación del panteón Mapuche)]

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[Pillan, Dios del trueno y proveedor del fuego, (En representación del panteón Mapuche)]

Este último era el único que se encontraba en estado físico en el lugar, los demás transmitían sus reacciones a través de grandes pantallas que se elevaban alrededor de los grandes pilares que sostenían el techo del salón.

Estaban enojados y no era para menos, hace tan solo unos minutos fueron informados de la osadía de los demás Dioses. Habían realizado, nuevamente, una reunión para discutir el futuro de la humanidad, era común el que no los invitasen y hace millones de años dejaron de intentarlo, (después de todo siempre se terminaba por dejarlos vivir mil años más), no obstante esta vez se atrevieron a votar por su aniquilación, sin consultarselos. Planeaban eliminar a todo ser humano que viviera en la tierra, eso no lo iban a permitir, conocían a los humanos de sus territorios y uno que otro de los demás, no permitirían que los pasarán a llevar ni mucho menos que matasen a su gente, solo ellos podían decir sobre sus pueblos.

—¡AAHH! ¡Quiero ir y patear cada uno de sus estúpidos traseros!— Grito enfurecido Quetzalcóatl.

Los demás compartían su sentimiento, lamentablemente el continente americano se encontraba demasiado ocupado en esos momentos, muchas festividades daban comienzo y no deseaban angustiarlos con los berrinches de los inmaduros Dioses de los otros continentes, no les correspondía esa preocupación. Como representantes no quería que sus hermanos y hermanas fuesen a ese horrible lugar, eran fuertes y estaban orgullosos de decir que podían superar más de un Dios supremo del panteón Griego o Nórdico, sin embargo como sus superiores sentían que era su responsabilidad el solucionar el problema.

—...Dejenmelo a mi, haré lo que hasta lo imposible para dejarles en claro que no pueden hacer lo que se les dé la gana.

Con una ardiente furia reflejada en sus ojos, dio un paso al frente y sujeto firmemente su pecho, el macho de cabellos verdosos estaba realmente dispuesto a poner en su lugar a los irresponsables Dioses lejanos.

—Te lo agradecemos de corazón, lamentamos no poder acompañarte...

—No te preocupes, Pachamama. Solo quisiera que pudiesen ayudar a mi gente con la organización de las fiestas patrias.

Sonrió un poco apenado, no era de pedir mucha ayuda, esto causó ternura a los mayores quienes no dudaron en dar una respuesta positiva.

—Bien, está decidido. Partiras de inmediato, parece ser que llegarás al final del segundo combate, te deseo suerte.

El de cabellos rojos le envío un firme saludo militar a la par de que le guiñaba un ojo.

—No te dejes intimidar, demuestrales de lo que estás hecho.

—Cuidate mucho y no sigas a extraños, si una mujer u hombre se te acerca con malas intenciones corre hacia Hera, ella le impedirá hacerte daño.

Le indico muy preocupada la mujer, no solo por el hecho de que estaría por primera vez en un panteón diferente si no que por que conocía la manía y fetiche del Rey del Olimpo, ese pervertido no le importaba la raza ni el consentimiento.

—Entendido, nos vemos.

Deidad Lejana [Shuumatsu no Valkyrie] [Yandere!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora