Capítulo 4

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—Asi qué... —El hombre japonés decía viendo a Javi— ¿También eres un Ranger?

—Asi es y tú... —Javi pudo verlo mejor, no solo de apariencia sino también su vestuario y la gabardina negra— ...

—Si, también soy un Ranger, creo recordar qué los Ryusoulgers pasaban el manto a sus estudiantes, tú debes de ser el protejido de Bamba ¿No? —Le preguntó caminando al lado de Javi para estar él más cerca de la calle qué del callejón—

—Lo lamento, pero creo que no nos presentamos bien. —Javi le estiró la mano para saludarlo— Me llamo Javi, bueno, Javier Garcia, y soy el Dino Fury Black Ranger.

Aquel hombre se le quedó viendo, no parecía saber si responder o seguir su camino, pero saber que ahora habían Rangers cerca significaba que alguna amenaza estaba cerca de aparecer, por lo que le dió la mano.

—Tsubasa Inuzaka —Le dió un apretón de manos a Javi y vió una bolsa de comida en el suelo, levantándolo y dándoselo a Javi— Eso se te cayó a tí ¿No?

—Es mío, gracias, necesitaré esto, estoy con mis amigos y... —Javi vio la comida y de regreso a Tsubasa— ¿Creés qué, de Ranger negro a Ranger negro, me harías un favor?

Tsuaba solo levantó una ceja a esto sin saber que le pediría Javi.

En otra zona de la ciudad, en un conocido negocio de entregas de paqueteria.

Una empleada iba cargando la furgoneta de la empresa caja por caja, buscando llevar el listado lo más acordé posible, revisando dos o tres veces cada caja

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Una empleada iba cargando la furgoneta de la empresa caja por caja, buscando llevar el listado lo más acordé posible, revisando dos o tres veces cada caja. Mientras se repetía para si misma en voz baja "Me presento, vengo a dar un paquete para nombre del paquete. Me pagan, el sello o firma, corto la parte marcada, entregó el paquete y me retiro"

Luego de cargar la furgoneta, cerró la puerta, para remermorizar lo que ya se había dicho, hasta que su línea de pensamiento se cortó por la llegada abrupta de quién sería su jefe, quien la apartó y abrió la furgoneta para ver los paquetes y lo volvió a cerrar, ambos se quedaron viendo, hasta que le jefe dijo.

—¡54 puntos! —Le propinó una sonrisa llena de orgullo—

—Gracias, Señor Momoi. —Izzy le decía a su jefe, un hombre joven y de cabellera corta— ¿Creé qué está ves pueda acompañarle a llevar los paquetes? Ya sabe, para la experiencia laboral y no estar todo el día en la oficina.

A esto, Momoi le miró con seriedad "No" le dijo, y revisó su reloj, comenzando a caminar hacia el lado del conductor, subiendose a la furgoneta.

—Pero sí hay algo que deberías hacer. Y es reorganizar el almacén. Ayer lo hiciste mal. Los paquetes más pesados van abajo y los más ligeros arriba, no importa el tamaño de la caja.

Y con eso, el jefe de Izzy se fue en la furgoneta de la empresa a repartir los paquetes, dejandola sola.

—Bueno, nadie dijo que trabajar en Japón iba a ser fácil... Hasta papá cuando te regaña se sentía menos indiferente a como lo hace él... —Izzy suspiró para empezar a reacomodar los paquetes, Momoi tenía razón, los había acomodado mal, pensó en pedir ayuda, pero escuchó pasos detrás de ella seguramente era algún empleado qué vendría a controlarla, a decir verdad era agobiante la exigencia que llegaban a tener los Japoneses en sus empresas, sean grandes o chicas—

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