Oneshots Spainrp de todo tipo

Harto (Volkway)

(Volkov)

Conway y yo llevábamos varios días muy tensos, pues por alguna razón, todos mis adentros daban un vuelco cuando estaba a su lado, lo que me causaba cierto nerviosismo.

A pesar de que siempre peleábamos hasta tal punto de parecer enemigos, en esos momentos no podía dejar de imaginar al Superintendente como algo más, y ese pensamiento me hacía sentir raro, me hacía querer alejarme de él.

Y eso traté de hacer, comencé a ser notablemente más frío con él, lo que no pasó desapercibido por el pelinegro, que un día decidió enfrentarme mientras patrullábamos, y mi nerviosismo provocó una acalorada discusión entre nosotros, en la que acabé perdiendo los nervios y, faltando mucho al respeto a mi amigo.

Pasaron los días y me sentía muy culpable, no podía siquiera permitirme observar los ojos ajenos por debajo de ese trozo de plástico que siempre le cubría la vista.

Ya habían pasado tres días y, Michelle nos llamó a ambos al cni para coordinar una misión.

Y todo iba bien hasta que, lo hice, perdí los nervios de nuevo. A pesar de no tener problema alguno con que Conway fuera el director del cni, por algún motivo, mi voz interior habló sola, quejándose:

-Yo dirigiré el operativo esta vez.-hablé, posicionándome delante de él, sin mirarle a los ojos, pues mi conciencia no me permitía hacerlo.

-¿Qué dices? Una polla, quítate de ahí, gilipollas.-me contestó, haciéndome a un lado de un empujón y tomando así mi lugar.

-Eres un cabezota. ¿Siempre eres tú, por qué siempre tienes que ser tú?-le alcé la voz, tratando de fingir impotencia, debía de ser convincente si no quería que él se diera cuenta de que le estaba ocultando ligeramente la verdad.

-Lo sé. Pero nunca has tenido problema con ello. ¿Por qué ahora sí?

-De hecho siempre lo he tenido. Siempre estoy en segundo lugar, siempre me quedo atrás, mirando, sin hacer nada, aplaudiendo tus acciones, aunque en ocasiones sean comparables a las de un niñato inmaduro. Me quedo en silencio, espectante, tratando de analizar cada detalle de tus palabras, de tus acciones, tratando de encontrar algo que me disguste de ellas, alguna pega. Pero no puedo, y estoy harto de ti, me harta que a pesar de que seas un jodido egocéntrico con un carácter de mierda sigas anclado a mis pensamientos. Creo que estoy puto loco, porque si no, no encuentro motivo para explicarlo, pero a pesar de que te odio, de que te detesto con toda mi alma, no puedo evitar pensar en ti en ocasiones. Y lo que más me jode es que no puedo evitar sonreír cuando tu imagen viene a mi cabeza. No entiendo por qué cojones has tenido que ser tú la persona que me hace sentir así. No entiendo por qué a pesar de que lo intento, en la balanza del amor y el odio, siempre una parte está más alzada que la otra, y creo que es evidente cuál.
Trato de añadirle peso a la otra, de verdad que trato de recordar cada putada que me has hecho para odiarte más, pero creo que por tu culpa soy masoquista. Me gusta que me odies, me hace anhelarte más.
Sinceramente, no espero nada de ti, claro que no lo hago, porque te conozco, te odio pero te conozco, y sé que a pesar de que me aprecies en lo más mínimo, nunca lo vas a admitir. Pero no me importa, tenía que decírtelo, necesitaba decírtelo o gritarlo a los cuatro vientos, y ahora que ya lo sabes, tal vez deba de correr al aeropuerto e irme del país para siempre, pero no dudes que, en el viaje en avión, esté gritando en cada transbordo que te amo. Y todo será tu culpa, porque eres la peor persona que he conocido.-me volteé rápidamente, evitando a toda costa sus orbes café, y comencé a correr sin mirar atrás. Mis pies pesaban, pesaban más que nunca. A cada paso que daba, un pedazo de mi corazón se iba quedando por el camino, y podía quedarme a recoger las piezas o conservar mi dignidad, aunque en esos momentos, tras confesarle a la persona que llevaba odiando durante años mis sentimientos, tal vez debía de preocuparme más por el mínimo ápice de dignidad que me quedaba.