Parte única.

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Sollozó limpiando su nariz con un pañuelo. Sovieshu no la había dejado ir al banquete especial a donde ella deseaba asistir. El banquete especial, era un banquete en el que un número pequeño de personas muy importantes podían asistir y claramente siendo ella solo una concubina no iba a estar en la lista.

Hizo un puchero y se quejó. Había una fiesta pequeña en dónde podía asistir pero no quería. Como berrinche, Rashta se negó a salir de su habitación y por ello despedirse de Sovieshu quien se había ido preocupado.

Aún así a pesar de su orgullo, estaba aburrida. Quería ir a hablar con alguien pero a la vez no, queriendo seguir con su berrinche.

-Quiero ver a su majestad... -

Rashta suspiró pensando en el hombre que le salvó la vida. En ese momento algo pasó por su mente.

-¡Iré a verlo! -

Recuperando el ánimo se incorporó rápido para salir de su habitación, pero en ese momento el estómago de Rashta sonó de nuevo haciendo que ella perdiera todas las fuerzas.

Se dejó recostar dramáticamente sobre la mesa. Sus cabellos blancos cubrieron sus brazos. Suspiró quejándose. Su estómago volvió a sonar necesitado.

-Tengo hambre... -

Se quejó. Debido a que se había encerrado en su habitación ni siquiera se había molestado en ir a comer o pedirle a alguien que le trajera la comida. Rashta no había comido en horas.

Pensó en un primer momento en la fiesta que Sovieshu le había comentado pero luego recordó que ya debía haber acabado hace bastante tiempo. La única que si seguía era la del banquete.

Siendo un lugar tan grande de seguro que había sobras en la cocina.

No, no debía. No era algo que se atreviera a hacer, no sola.

El estómago sonó de nuevo, más fuerte que antes.

-Quiero pastel... -

Eso y muchos mas alimentos deliciosos vinieron a su mente. Se incorporó lentamente.

-Solo será un momento-

Iría primero a alimentarse y después iría a la fiesta.

Con sigilo corrió por los pasillos oscuros

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Con sigilo corrió por los pasillos oscuros. Podía escuchar la música en el piso de abajo y de cierta forma se sintió algo celosa. Aun así, debía terminar primero con el trabajo que se había empeñado en cumplir.

Buscar comida. Y no de cualquier sitio, no, de la cocina imperial. Sitio que, no era para ella y que no debía colarse. Aún así lo haría.

Corrió como pudo con sus zapatillas de dormir. Miró a todos lados nerviosa.

-¡Oh! -

Y aunque luchó por ser sigilosa terminó chocando con alguien. Su rostro aterrizó en un pecho suave y que olía a colonia.

-¿Hm? ¿Lady Rashta? -

¡No era cualquier persona! ¡Era el príncipe Heinley!

-A-Ah... ¿Prí-príncipe? -

En la mente de Rashta no pasaba otra cosa que una sola pregunta; ¿qué hacía él aquí?

-Iba con mucha prisa... ¿Acaso pasó algo? -

Rashta hizo una mueca nerviosa sintiéndose incómoda.

-Y-yo... Bueno... -

Se tapó como pudo con la manta que llevaba encima. No había salido bien vestida, justo ahora llevaba su camisón y la manta con la que había pasado todo el día.

La albina buscaba algo para excusarse. Miró hacía todos lados en busca de algo, pero entonces su estómago rugió.

Ninguno dijo nada.

El rostro pálido de Rashta se volvió rojo al instante. Su expresión nerviosa pasó a una mezcla extraña. Heinley la miró sin saber que decir.

-Ras-Rashta... Rashta tiene hambre. -

Soltó. El estómago volvió a sonar.

«¡Ya detente! »

Rashta quería que la tragara la tierra.

-Hm... veo que la señorita Rashta está hambrienta. -

-S-Si... -

-¿iba a comer? -

-S-Si... Si me disculpa...-

El estómago volvió a sonar.

-Señorita si quiere-

Pero Rashta avergonzada huyó de allí sin dejarlo terminar.

Heinley observó la figura femenina perderse entre los pasillos.

Fueron unos minutos en los que él no perdió su vista de un punto fijo.

-¡Pff! -

Y terminó riendo sin limitarse.

¿Qué acababa de pasar?

Estaba hace un momento de mal humor por algo que sucedió en la fiesta pero gracias a Rashta todo ese estrés pasó a segundo plano. Heinley sintió algo de calma.

Rashta era sin duda una chica bastante ocurrente.

***

Una pequeña historia de Rashta y Heinley ¿les gustó? Se ven preciosos♡♡

¡Rashta tiene hambre! | La Emperatriz Divorciada (Rashta/Heinley) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora