Dicen que el mundo está lleno de coincidencias, lo único es que nosotros nunca vemos estas. La historia de Mateo y Agnes empezó con una de estas coincidencias. Ya que un par de meses después de estar en el mismo colegio y una invitación al cumpleaños de Mateo, fue como ambos se dieron cuenta que vivían a una calle el uno del otro. Sí, prácticamente ambos vivían en el mismo fraccionamiento solo que Mateo en la casa 28 y Agnes en la 46.
Para ambos fue como un rayo de suerte. No sólo porque su nuevo amigo favorito estaba tan cerca de ellos, si no por que ¿Cómo era posible que después de estar viviendo 8 años en la misma calle jamás se habían encontrado? Agnes solía casi siempre tener la costumbre de sacar a pasear a su perro y a Mateo le encantaba salir siempre a dar unas vueltas al fraccionamiento en su bicicleta. Y aún así no se conocieron hasta después.
Claro que ambos después de enterarse de este dato no volvieron a separarse, si Agnes hacia algo Mateo también y viceversa. Dos niños solitarios se habían encontrado y lo más hermoso era la amistad tan pura que estaba saliendo de ambos.
Fiestas de cumpleaños, escapadas de fin de semana, una vuelta por helados, actividades después de la escuela, idas a Six Flags, pijamadas, interminables horas jugando videojuegos y viendo películas. Son unas de las tantas cosas que hacía este dúo.Los que no conocían bien a las familias solían pensar que ambos niños eran hijos únicos, ya que casi todo su tiempo libre lo pasaban entre ellos y generalmente no se veía que tuvieran a alguien más con quien jugar y hacer travesuras, pero en realidad no. Claro, ellos eran los más pequeños de sus respectivas familias. Mateo tenía una hermana 7 años más grande que él, Lucía, y con ella casi nunca jugaba, ya que ella se sentía que era demasiado grande para jugar con su hermano, aparte de que eran como el agua y el aceite, muy diferentes y generalmente terminaban peleando. Por su parte Agnes tenía dos hermanos que eran gemelos, Fernando y Elena, con los cuáles había una diferencia de 11 años. A pesar de esta diferencia de edad ellos procuraban jugar con ella, el problema aquí era que ambos estaban en la universidad y sus vidas y atención estaba alrededor de esta. Por lo cual jugar con su hermana sólo era una opción si se ajustaba a sus horarios, aparte de que muchas de las actividades que hacían no eran adecuadas para una niña.
Los años pasaron y el lazo entre ellos sólo crecía y crecía, claro que como toda amistad había peleas y enojos entre ellos pero siempre se contentaban y parecía como si nada hubiera pasado. Conforme llegaron los años también el paso a secundaria llegó y en cierta forma ambos se preguntaban si es que su amistad podría superar esta etapa. Ambos se querían pero el primer año de secundaria lo cambiaría todo. Y esto empezó cuando los invitaron a la fiesta de una de las niñas más populares de su escuela.
-¿Pero si vas a ir al cumpleaños de Marta?- preguntó Agnes recostada en el pequeño futón gris que estaba cerca de la cama de Mateo.
- Sí, ya te dije que voy- respondió este un poco desesperado, mientras trataba de completar la misión del juego que estaba jugando.
- ¡Perfecto! Porque no quiero ir sola como la vez pasada, me sentí muy incómoda.
- Yo ya te había dicho que no iba.
- Lo sé, lo sé, mi error. Aparte de que Isa también no la dejaron ir al final. Por cierto ¿Cómo piensas ir?
- No lo sé, ¿jeans y playera? Sabes que a eso no le tomo mucha importancia.
- Ya sé, pero ahí va estar Ali, ¿No quieres dar una buena impresión?- dijo Agnes con una sonrisa pícara.
Mateo rodó los ojos, en realidad el sólo había dicho una vez que se le hacía bonita y de ahí todos en la escuela pensaron que Ali le gustaba. En cierta forma había sido un alivio para él ya que en realidad era Agnes quien le gustaba pero no estaba listo para que todos supieran y menos la personas que estaba recostada a su lado.
-No me gusta, sólo se me hace linda.
Agnes se sentó y se acercó más a él. -Mentiroso, yo se que te gusta.
-Que no.
-Que si.
-Que no.
-Que sí, ¿si no por qué estarías rojo en este momento?- dijo ella estando más cerca de él.
-Ya déjalo- dijo dándole un ligero empujón para alejarse de ella.
-Okey, pero solo quiero que veas que no puedes engañar a tu mejor amiga.
Agnes se volvió a recostar en el futón, pero en ese momento entró Lucia.
-Hey, ¿Quién te dijo que puedes entrar así a mi cuarto?- refunfuñó Mateo
-No molestes mocoso, que estoy mega cansada- respondió Lucia sacando la lengua. -Solo vengo por Nes, ya llegaron por ella.
-¿Qué? Pero dijeron que vendrían por mi hasta las ocho y son las siete- reclamo Agnes.
-¿Qué te puedo decir yo? Ya están aquí.
-Bueno- Agnes se levantó a regañadientes, recogió sus cosas, se acercó a Mateo y le dio un beso en la mejilla. -Nos vemos mañana, recuerda llevar los recortes para biología y mañana mi hermana nos llevará a la fiesta.- dijo mientras se alejaba y atravesaba el umbral de la puerta, despidiéndose de Lucia con un abrazo mientras pasaba por su lado.
Lucia se acercó removió el pelo de su hermano y dijo. -Ella sí que te trae como loco.
Mateo rodó los ojos y aventó el brazo de su hermana, ella solo se quejó y salió de su cuarto, continuó jugando su misión y cuando está termino decidió jugar una última partida antes de hacer su tarea.
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Holaa! Una disculpa por la demora por la tardanza pero este fin subo doble así que prepárense!
Los quieroo ✨
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Tenías Que Ser Tú
RomanceSe dice que las mujeres somos las que se enamoran primero y con mayor intensidad que los hombres, lo cual no es del todo cierto. Ya que hay muchas ocasiones en las que puede suceder al revés, como es la historia que les estoy por contar. Una histor...