꧁ 𝐼𝑛 𝑇ℎ𝑒 𝐴𝑏𝑠𝑒𝑛𝑐𝑒 𝑂𝑓 𝐴𝑛 𝐸𝑦𝑒 ꧂ "ᵉⁿ ᵃᵘˢᵉⁿᶜⁱᵃ ᵈᵉ ᵘⁿ ᵒʲᵒ"

♡.𓂃⋆ Capítulo 1 - Suave ♡.𓂃⋆

Después de escribir aquella carta para mi mejor amigo me levante de cama y me dirigí a la ventana. Cada paso era suave, ya qué, era muy de noche, al acercarme puedo ver aquel patio enorme que me rodeaba, era simplemente hermoso, un pequeño lago con los patos y cisnes ya dormidos alrededor del lago y a su lado las hermosas rosas de todo tipo de colores.

Mi visión parecía un sueño hecho realidad, parecía la bienvenida al cielo, me emocioné, no pude evitar sentirme tan importante en este gran lugar.

 Me senté en el pequeño comedor con vista al patio y tomé con ambas manos una cajita muy decorada, color rosa, con un listón violeta que la cubría, la abrí y dentro se encontraban los chocolates más deliciosos del mundo, eran mis preferidos, los chocolates de *͓̽*͓̽*͓̽*͓̽*͓̽*͓̽*͓̽*͓̽. Contenían relleno de frutos rojos, envueltos en papel sulfurizado de color rosa. Sí, todo era como un sueño, pues estos manjares fueron hechos especialmente para mi.

Tomé con una mano uno de los chocolates de esta cajita, lo acerqué a mi para olerlos mejor, un delicioso aroma de mora llego a mis fosas nasalas, me sentí tan encantada  que sin pensarlo dos veces lo metí lentamente en mi boca, masticando sin prisa para sentir el delicioso sabor a caramelo de mora, sonreí y dí un pequeño suspiro.

» Sabe delicioso. - Dije susurrando con una sonrisa en mi rostro.

Sin embargo mi felicidad duraría muy poco cuando escuche a alguien dar suaves toques en la puerta de la habitación para proceder a entrar logrando que me exalte un poco.

 » ¿Reika? ¿Qué haces despierta a esta hora?

Dijo una voz suave, tan dulce como un chocolate, el tono de su voz era como escuchar a un ángel hablar. Me di la vuelta y quien estaba en la puerta era mi salvadora acompañada de dos personas que tenían la cara cubierta de máscaras asiáticas de zorro.

 » ¿S-salvadora? Buenas noches, que sorpresa que venga a visitarme a estas horas.

No sabía que decir, ni como excusarme, la salvadora ya nos había mandado a dormir a todos y aunque yo tuviera cierto privilegio para quedarme hasta por lo menos 2 horas después de la orden, ya deberia estar dormida.

 » Siempre me aseguro de que todos queden dencansando, su tiempo de sueño es muy importante. Reika, no me respondiste ¿qué haces despierta?

Mi salvadora se acerco poco a poco hacia mi, tomo suavemente mi rostro con esas delicadas manos y comenzó a frotar mi mejilla con su dedo pulgar, su hermoso ojo derecho verde me dedicaba una mirada tan dulce como ella, por otra parte su ojo izquierdo traía un vendaje rosado pastel, el vendaje era nuevo y limpio, listo para poder descansar.

 » Tenía un poco de hambre, así que comí un chocolate, mi salvadora. -Le dediqué una sonrisa-

De pronto ella dirigió su mirada a la cama viendo así la carta que le había escrito a Iko, se acercaba a paso lento mientras que yo corrí a la cama subiendome encima de esta, ocultando la carta entra mis manos.

 »¿Qué me estas ocultando? 

De pronto la voz de mi salvadora sonaba un poco fría y preocupada.

»  ¿E-esto? Puff, no es nada, solo es...

Antes que pudiera terminar de hablar, mi salvadora me quitó la carta de las manos con un rostro molesto y comenzo a leer un poco de la carta. Mi rostro estaba caliente y tenía color rojizo por mis mejillas.

Mi salvadora terminó rápidamente de leer la carta, sí, ella era muy hábil con la lectura, a pesar de que solo tuviese un ojo. Cuando terminó de leerla me miro y me dedico una suave sonrisa para proceder a abrazarme.

 » Mi pequeña Reika, no te preocupes, Iko esta en un mejor lugar, él fue purificado por mi, yo lo salvé, ahora el descansa en total paz.

 Que la salvadora me dijiese que soy su pequeña me molesto un poco ya que ya tengo casi 16 años, sin embargo al escuchar sus reconfortantes palabras no pude evitar que una lágrima cayese de mis ojos.

 » Sí, sí salvadora, confío en que usted lo salvó.

 Después de decir aquello, la salvadora utilizó una de sus manos para limpiar mis lágrimas, pronto entraría a mi cama, me hecharía en esta y recibiría un beso en la frente de mi salvadora como muestra de despedida para que descanse.

 » Duerme, mi pequeño ángel, quien mantiene aún mi inocencia. 

Sus palabras eran tiernas como ella, sonreí y cerré los ojos para quedarme inmediatamente dormida, sin recordar donde puse la carta que escribí.