Capítulo 2: El Ritual De Fedora

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⚠️Mención de muertes y sangre⚠️
⚠️Si son susceptibles a este tipo de situaciones, eviten leerlo o tomen un respiro y, si quieren leerlo, háganlo con discreción.⚠️

—Entonces, no les importará que matemos a su mano derecha.

Hongjoong, al escuchar esas palabras, frunció las cejas y apretó los puños de tal forma que sus nudillos se tornaron blancos. Su cara de igual forma se tornó pálida, sus labios se apretaron con ira; inclusive su voz quedó atorada en su garganta como un nudo muy fuerte. Su respiración se volvió errática y su mente era un torbellino de emociones que lo estaba abrumando por completo. En ese momento sintió que todo el peso de las consecuencias le estaba cayendo sobre sus hombros.

—Primero tendrán que pasar por mí —dijo San con enojo mientras, con discreción, sacaba su arma.

Los guardias al escuchar a San rieron con sorna, mientras algunos de ellos recargaban sus armas. El líder de los guardias les hizo una señal con su mano para que esperen al momento adecuado de actuar. Pues, sabían con exactitud que ya los tenían acorralados y ni habría forma de zafarse de aquel destino.

—¿Por qué? ¿Te da miedo perderlo? —dijo con burla cargada en su voz.

—Él, al igual que nuestro capitán, es alguien importante para nosotros —contra-atacó Seonghwa mientras que, como San hizo, sacaba su arma.

Seonghwa era el más enojado por la actitud de los guardias. Sus cejas fruncidas y su boca torcida en disgusto eran un claro epítome de su enojo.

—¡Uy, qué lástima! Es mejor que hagan una decisión ahora mismo: su líder o la mano derecha —dijo un guardia situado a la derecha mientras apuntaba a los tres con un cañón de su pistola. Su sonrisa demostraba satisfacción por haber hecho temblar -aunque fuera poco- a los fugitivos delante de ellos.

«Mierda...habíamos acordado que Hongjoong actuaría como mano derecha en el camino», pensó Seonghwa mientras la impotencia y el enojo crecían dentro de él.

Que los hayan hecho escoger entre Seonghwa y Hongjoong era imperdonable. Imperdonable porque todos ellos funcionaban como una familia: tocas a uno, te metes con todos; si no actuaban o hacían algo para que los guardias los dejen en paz, había una posibilidad de que descubran a Hongjoong más rápido de lo que creían. Habían ocultado a la perfección su identidad por años, no podían dejar que esta vez sea diferente.

San hizo más que suficiente con fingir ser él. Ahora le tocaba a otro asumir el castigo.

Así que, en medio del dilema, Seonghwa decidió ser el que se sacrifique por el equipo y por Hongjoong. No solo porque era su líder sino porque era la persona que vivía en sus pensamientos cada día desde los dieciocho años. Cuando sus ojos se cruzaron por primera vez, cuando le dedicó una sonrisa brillante mientras hacían graffitis; cuando decidieron derrocar al gobierno junto a los demás y cuando su corazón saltó de emoción por él.

«Lo siento, Hongjoong-ah. Lo siento, chicos»

—En ese caso, ¿han oído hablar del asistente de la mano derecha? Es un puesto más relevante que la mano derecha —declaró con total seguridad mientras tiraba su arma al suelo, provocando un sonido sordo que llamó la atención de todos.

Los guardias alzaron una ceja confundidos.

—¿Qué dices? —dijo el guardia líder mientras hacía señas con la mano para que los demás guardias preparen sus armas—. ¿No nos estarás mintiendo?

—¿Cómo podría hacerlo, grandes místicos? —Caminó hasta quedar frente a ellos y se hincó de rodillas en un acto de sumisión—. Jamás podría hacerlo. Yo me entregaré en nombre del capitán y la mano derecha.

El Hombre Fedora [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora