Capítulo 3 - La Reencarnación Oscura

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Decir que Hongjoong estaba aliviado era poco para describir los sentimientos que ahora albergan en su cuerpo. De pronto, sintió como si su alma hubiera vuelto en un santiamén -lo cual puede sonar ilógico, pero en su momento fue así-. ¡Ese ritual era la única esperanza que tenían para traer a Seonghwa de vuelta! Y podía asegurar que no había una solución más perfecta que esa.

Él había escuchado sobre el ritual a los diecisiete años cuando hacía uno de sus famosos grafitis en la madrugada. Los externium que pasaban por las casi desoladas calles murmuraban cosas sobre una energía extraña y también rumores sobre brujas. Cosas que en una metrópolis como Strictland eran extrañas. Mingi lo había sugerido porque no aguantó ver a su líder y hyung favorito hundido en la tristeza, aunque ahora que lo piensa detenidamente, puede que no haya sido una buena idea. Si bien ese ritual «funcionó» la primera vez, nadie podía tener certeza de que funcionara una segunda vez. Pues la magia negra era un tabú enorme y si los descubren realizándolo, estarían caminando por la cuerda floja.

No solo Hongjoong quedaría catalogado como la única amenaza de Strictland: todos ellos, de igual forma, serían señalados. Los riesgos que corrían eran del tamaño del ego del lord supremo, así que esta vez debían de tener la cabeza fría antes de hacer una locura como esa; sin embargo, Hongjoong parecía más entusiasmado con la idea de buscar a las brujas -quienes en la actualidad vivían escondidas para evitar su ejecución- que pensar en las temibles consecuencias. Sus ojos acuosos brillando con esperanza y sus pocas lágrimas que pudo llorar lo demostraban.

—¡Mingi-yah! ¡Tenemos que buscarlas!

El susodicho seguía manejando la camioneta con destino a la guardia, pero como en un principio sucedió, los planes cambiarían de manera abrupta.

—Hyung, alto ahí —Vio de soslayo a Hongjoong con una expresión entre preocupada y ansiosa —. No creo que sea buena idea hacer el ritual por...

—¡No me importa! ¡Seonghwa no puede morir! —exclamó Hongjoong con un hilo de voz mientras apretaba entre sus manos el cinturón —. ¡No dejaré que mi mejor amigo muera!

Si hay algo que caracterizaba a Hongjoong era que siempre veía los retos como algo atractivo. Es decir, si había uno él hará lo que sea con tal de cumplirlo. Y porque era una persona que jamás se rendía por más dificultades que haya en el camino. Mingi suspiró mientras frotaba su barbilla, tratando de buscar las palabras correctas que puedan mover algún tipo de sentimiento de alerta en su líder; aunque sea mínimo. «¿No le dan miedo esas cosas? pensó mientras daba una vuelta en U».

—Hongjoong hyung, en serio. Veas por dónde lo veas, es riesgoso.

—¡¿Y a quién carajos le importa eso?!

—No estoy bromeando.

Hongjoong de verdad quería gritarle a Mingi: «¡Solo se vive una vez!». Sí, es cierto que no debe actuar bajo la influencia de las emociones y muy en el fondo sabía que las brujas estaban escondidas en alguna parte de Strictland. ¿Pero pueden culpar a su corazón? Perdió a la persona más importante en su vida. Eso será algo de lo que siempre se arrepentirá. Algo que su mente le recordará en las pesadillas más oscuras.

—Entonces, ¿qué sugieres? —Hongjoong dirigió su mirada a Mingi mientras alzaba una ceja y fruncía su ceño—. ¿Que demos por muerto a Hwa? ¿Que enterremos su cuerpo y actuemos como si nada hubiera pasado?

Mingi pudo notar que la voz de Hongjoong había sonado muy molesta y, hasta cierto punto, indignada.

—No, claro que no —aclaró Mingi mientras estacionaba la camioneta, alejándola de la guarida para no levantar más sospechas—.Estás malinterpretando las cosas, hyung. Lo que digo es que pensemos dos veces.

El líder simplemente soltó una risa incrédula mientras negaba con la cabeza. Volteó a verlo con su cara irradiando furia y dijo:

—No tengo nada que considerar, la decisión ya está hecha.

—Hyung...

—Ni te atrevas a cuestionarme —dijo Hongjoong, callándolo antes de que pudiera decir algo más o entrar en negación—. Reviviremos a Hwa.

Por unos instantes, Mingi tembló un poco por la mirada que le dedicó. El ceño lo tenía fruncido -más pronunciado que antes-, sus pequeños puños se apretaron tanto que terminaron haciendo sus nudillos blancos, una de sus cejas -con un corte superficial- estaba alzada y su boca se torció en un gesto de lo que llamaríamos determinación. Determinación que no se iría tan fácil si Mingi dejaba de ponerle trabas o evitar una catástrofe muy probable.

El piloto suspiró con pesadez, a la vez, que sentía una sensación de inquietud en lo más profundo de su corazón. Latía como si quisiera bombear toda la sangre en un solo latido o porque experimentaba un ataque de ansiedad en mucho tiempo. Apretó el volante y tomó el comunicador especial y antes de activarlo cerró los ojos por unos segundos. Cuando hubo obtenido el coraje para enfrentar todo, presionó el botón de comunicación interna.

—Chicos, cambio de planes —Anunció mientras torcía su boca en una clara mueca de disconformidad—. Hay que hallar la manera de revivir a Seonghwa hyung.

»—¡¿Estás loco, Mingi-yah?! —respondió Wooyoung, incrédulo ante las palabras de Mingi—. ¡¿Cómo piensas que haremos eso?!

—Ya lo sé, pero el capitán y yo hablamos al respecto. Tranquilos—dijo antes de que una negativa volviera a la carga, luego se recargó en el asiento y masajeó su cien—. Para eso, iremos en busca de las brujas Hell-wish.

Antes de poder recibir una respuesta de inmediato, se escucharon unos sonidos que ninguno de los dos pudo distinguir qué eran con exactitud. Lo que sí pudieron escuchar con claridad, fueron las suelas de unas botas tras de ellos caminando sobre la cajuela.

»—¡¿Quieren hacer el ritual?! ¡¿Acaso perdieron la cabeza?! —Esta vez, Jongho fue quien exclamó esas palabras—. ¡Es peligroso realizarlo sin la guía necesaria!

—Por su puesto...

»—¡Capitán! ¡Diga algo! —Interrumpió San a Mingi.

Hongjoong para ese punto tenía una migraña que comenzaba a ser insoportable. Tan solo quería hacer algo para mantener a los Guerrillas y ellos se negaban rotundamente por cosas tan banales como el miedo. Bueno, eso era lo que pensaba él al respecto.

—Vamos a hacerlo, fin de la discusión —dijo Hongjoong, al borde de la ira y sosteniendo el manubrio de su puerta fuertemente.

Cuando la ira del capitán era mucha, este se volvía testarudo y su vista solo podía enfocar las imágenes de aquel suceso que la desató. Pues para él, nadie de sus compañeros tendrá un muerte en vano.

No mientras él siga respirando.

»Llévanos con esas brujas.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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