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Una ventana, cortinas que censuraban todo aquel acto del deseo.
El ruido del exterior, inquietante para quienes esconden la verdad obvia. Es evidente lo que pasa, ojos que no ven porque no quieren.

Cada lugar de mi carne anhelaba el tacto de tus manos.
Pidiendo por más, rogando que ese momento no cesará nunca.

No Quiero Ser FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora