Capitulo 1

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–Al fin llegas.

–Cállate Alex. –Deje mi mochila dentro de la vieja furgoneta volkswagen bordo algo descuidada. La amaba. Se la gane a un tipo jugando poker, lo mas gracioso de todo esto es que no se jugarlo, pero así conseguí a mi bebé y estoy feliz con eso.

–Habíamos quedado en que eran solo las cosas necesarias Alex. –me dirigí hacia el molesta, yo también podría haber traído todo mi armario, rodee los ojos y suspire.

–Hay un cambio de planes –gire mi cabeza hacia el como la niña del exorcista, literalmente.

–¿Que cambios de planes? Lo último que necesitaba en estos minutos eran cambios en nuestros planes. 

–Mi primo vendrá con nosotros.

–Sabes lo que significa traer a alguien mas idiota, no tenemos mucho dinero.

–Tranquila–masajeo mis hombros– trae su dinero.

–Esta bien.

Sus manos pasaron de mis hombros hacia mis caderas y luego sentí sus labios en la comisura derecha de los míos. Estaba intentando besarme. Lo que haría seria quitarlo de encima. Pero por primera vez no lo hice. Deje que me besara, y mal no lo hacia así que rápidamente rodee su cuello con mis brazos y comencé a disfrutarlo.

–Disculpen –dijo una voz desconocida para mi.

–¡Trent! –saludo Alex y se abrazaron dándose palmadas en la espalda– Ella es Peyton.

Me miro por unos segundos, no se si mis hormonas estaban alborotadas por el beso que Alex me dio, pero me quería tirar sobre el, era tan... Lindo y extremadamente sexy con un ternura en sus ojos que me volvió loca. Morocho de ojos verdes, nariz perfecta y labios finos. Se acerco a mi y tomo mi mano, la llevo hacia sus labios e inmediatamente una corriente eléctrica invadió mi cuerpo.

–Nunca me dijiste que tu novia es tan hermosa– dijo coqueto mirándome a los ojos.

Me sonroje al instante.

–No soy su novia.

–Estamos saliendo–se apresuro a decir Alex tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos. No sentí absolutamente nada, solo su piel contra la mía. Una mano entrelazada con otra. Nada más. Ni las famosas mariposas, ni siquiera un cosquilleo.

–Esta bien ¿A que hora nos iremos?

–A las dos –dije mirando mi reloj– Tendríamos que estar terminado de guardar las ultimas maletas.

Por un momento dude, volvería a mi casa, pero vi la mirada divertida de Trent, sus ojos verdes tan pacíficos y sin querer pensé que lo único que quería para mi era él. Pero luego estaba Alex, el amigo perfecto destinado a estar en la friend zone de por vida y yo no podía cambiar eso. No quería.

Terminamos de cargar las ultimas cosas y subimos a la volswvaguen. Alex de conductor, yo en el asiento del copiloto y Trent atrás.

–¿La llevaste al mecánico que te recomendé? –me pregunto Alex sacándome de mis pensamientos.

–¿Eh? Oh, si claro –suspire.

Me celular comenzó a sonar. Una, dos, tres, cuatro veces.

–¿No contestaras? –pregunto Alex. Mire la pantalla "James" rodee los ojos y conteste.

–¿Qué quieres?

–Pensé que no contestarías –rió– Estoy subiendo a tu habitación.

–¡Que! ¡No, grandísimo idiota! ¡Vete de allí en este instante!

–¡Tu no cortaras conmigo por teléfono! ¡Me escucharas!

–¡No! ¡Tú me escucharas a mí! ¿No sabes leer? Te lo repito T E R M I N A M O S.

Y corte la llamada.

–¿Era James? –pregunto Alex.

–No mi abuela –le respondí sarcásticamente.

–¡Ay que humor! –bufe.

Nos quedamos en silencio. Estábamos saliendo de Portland directo a san francisco, serian unos días intensos.

–Aquí vamos Nueva York.

–¿Allí iremos?–pregunto emocionado Trent.

–¡Como no sabes a donde vamos! –exclame.

–Lo siento –rió– no lo pensé cuando decidí irme con ustedes.

–¿Alex te dijo?

–Quedamos que solo una persona sabría de nuestro paradero, yo elegí a Trent.

–Y ahora nadie sabrá donde estarás idiota.

Nos quedamos en silencio y luego se me escapo una carcajada.

–Yo le dije a mi hermana donde estaremos. –dijo Trent.

–¿Pero Emily no tiene diez? –pregunto Alex. No soporte y mi risa se escucho por toda la camioneta.

–La estupidez viene de familia definitivamente.

Luego de eso conecte mi celular al estéreo y Demons de Imagine Dragons comenzó a sonar, amo tanto esta canción. La eh escuchado millones de veces y nunca me canso.
Jamás pensé en llegar tan lejos, en estos días siempre e tenido el mismo sueño, estoy a punto de irme pero no decido no hacerlo y como una cobarde vuelvo hacia mi casa. La adrenalina recorre mi cuerpo, no volví a casa como una cobarde. Estoy luchando por lo que quiero por primera vez en mi visa y estoy orgullosa de eso. Y si darme cuenta fui cerrando los ojos hasta quedarme completamente dormida.

EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora