Hospital de Rosas Bleur...
El hospital siempre estaba lleno y abarrotado de personas enfermas o que estaban muy graves pero la suerte de muchos era que su estadía no era para siempre, a diferencia de muchos otros, esa noche había una tormenta muy fuerte y la lluvia golpeaba las ventanas de cristal, una chica muy enferma miraba por la ventana con tristeza, su cabello se había ido y estaba delgada y pálida como la misma sábana que cubría su cuerpo, sus ojos estaban cansados y perdían su brillo a cada paso, estaba conectada a varias máquinas, no le era posible respirar por ella misma y su cuerpo necesitaba los medicamentos para soportar la enfermedad que la desgarraba desde que había nacido.
Su nombre era Sarah Miller y tenía 15 años, era sorprendente de que hubiese podido llegar a esa edad ya que su pronóstico nunca fue bueno, desde pequeña sufría mucho, se enfermaba con regularidad y a los 7 años descubrieron que tenía un cáncer muy avanzando a su corta edad, sus padres no querían perder la esperanza y por años vivió encerrada en el hospital de tratamiento en tratamiento sin mejorar, cada día era una tortura para ella, lo único que la hacía sentirse bien era jugar su juego otome favorito "Amores Prohibidos" si bien la saga es muy exitosa y sus personajes exquisitos, Sarah sentía que los creadores fueron injustos con el personaje de Astrid Lagreen Dament, ella era un personaje secundario que moría asesinada por el príncipe demonio Demian en el baile de compromiso de su hermana, si cambiaba de ruta igual la pobre moría de las peores formas posibles y si lograba llegar casi al final, lograban volverla una villana debido a que en su hogar era solo considerada la hija del duque.
Para Sarah, Astrid la representaba a la perfección, la diferencia era que ella estaba enferma y no podía hacer nada de lo hacían las chicas normales, mientras que Astrid tenía todo un futuro por delante y mucho que aprender, sin embargo parecía que la pobre no tenía suerte o simplemente no le importaba superarse y ser alguien digna de renombre al ser la sombra de su familia.
Sin importar que Sarah jugó todos lo finales felices y malos, por desgracia Astrid apenas formaba parte de ellos, su personaje pudiera haber evolucionado si le hubieran dado un papel más importante, también estaba el príncipe Demian, era un guapo demonio dragoniano, Sarah no podía negar de que estaba enamorada de la belleza de ese personaje, a pesar de ser alguien cruel podía llegar a ser atento pero igual que Astrid no tenía un final feliz, Sarah suspira mientras acaricia la cubierta de la caja del videojuego con afecto, gracias a el había olvidado el dolor y la soledad que sentía atrapada en ese hospital.
Sarah mira por la ventana triste.
____Puedo sentirlo...mi tiempo se acaba...puedo escuchar las voces de mis padres en el pasillo...sonaban desesperados...siempre me he sentido culpable del dolor y las angustias por las que han tenido que pasar...lamento mucho dejarlos____piensa Sarah triste.
Una lágrima se escapa de los ojos de Sarah, le dolía toda su situación y lo injusta que había sido la vida con ella, deseaba tanto vivir con normalidad y no estar postrada en una cama debilitandose cada día, en ese momento Sarah sintió un fuerte dolor que le quitó la respiración empezó a toser y a temblar en la cama, era como si su cuerpo ya no aguantara más y se estuviera apagando de la forma más dolorosa posible, aún así no dejó de mirar hacia el techo y dar un último suspiro.
___Deseo poder vivir una vida normal, como la de mi juego, tener mi propio destino y tomar mis propias decisiones...una oportunidad para ser feliz____piensa Sarah.
Después de decir eso Sarah volvió a perder el aliento, los médicos y enfermeras corrieron a socorrerla, pero era muy tarde, después del ataque, Sarah se sumergió en una eterna oscuridad sin dolor y sin arrepentimientos, pero si con un deseo.
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La Humana y El príncipe Demonio
RandomLa historia se centra en una chica que está muriendo de una enfermedad terminal y toda su vida jugó juegos otomes de relaciones y se volvió adicta a uno que se llamaba "Amores Prohibidos", estos juegos llenaban su corazón y en un último deseo quer...