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Su corazón retumba asustado cuando el reloj marca las doce y el cerrojo de la puerta suena. El chirriante sonido de madera vieja se hace presente y los pasos pesados se acercan.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco...
Sabe que son veinte pasos sí es un día normal, algunas veces cuando él está de mal humor, serán sólo diez grandes y apresurados pasos y cuando está feliz, tal vez treinta.
Debería esperar que hoy no sea un mal día para Hyunjin, porque eso significaría mucho dolor. Pero los lentos pasos no le tranquilizan, porque no sabe qué es peor, sí cuando está feliz o enojado.
Ambas opciones le asustan.
La retorcida mente de su secuestrador es un misterio que no desea resolver, por ahora.
Traga el nudo en su garganta cuando aún con los ojos cerrados, fingiendo dormir, siente la presencia sobre él.
一Oh, cariño, hoy fue un buen día.
Sin evitarlo, aprieta sus párpados asustado cuando aquel tacto cálido quema en su piel.
Y tiene tanto miedo. Tanto que no puede soportarlo.
一Oh, amor. ¿Lo haces para mejorar mi día? Siempre sabes qué hacer, Sunshine-ah, adoro verte llorar, pero sabes que no de esta forma.
Y llora con más fuerza, asustado de su destino cuando aquellas venosas manos se acercan a su pantalón.
Los días malos son terribles, porque el mayor está enfurecido y lo toma sin piedad, lastimándolo en el proceso, dejando marcas en su cuerpo que duelen demasiado.
Pero es aún peor, cuando Hyunjin está feliz y lo toma lentamente. Porque sus brazos le rodean, sus labios acarician su piel como sí fuera de porcelana y pudiera romperse, se siente tan cálido ser tomado de esa forma, lento y lleno de amor.
Que le asusta aún más, porque está mal, porque sabe que corresponder ese tacto le hará mal, porque no es correcto que ame la forma en que su secuestrador le ama.
Prefiere ser lastimado, porque entonces no terminará aún más enfermizamente enamorado.
一No me gusta la forma en la que lloras, amor, no debes estar triste, te haré sentir bien.
Y Felix cree en esas palabras. Oh, él sabe que lo hará sentir muy bien.
Pero por eso llora aún más, porque es tan incorrecto, pero cuando Hyunjin toca su cuerpo y lo observa con amor, se siente como todo lo que está bien en este mundo.
El mayor observa abatido las lágrimas que fluyen sin parar de sus ojos grises, con sus labios limpia el camino húmedo y al alejarse le da una de esas sonrisas que le desarman, que lo dejan a su merced.
Sus brazos rodean el cuello del mayor, rendido al tacto, dejándolo amarle sin límites.
Y está tan mal, realmente mal.
Felix hubiera deseado que Hyunjin le pidera una cita, que le hubiera pedido ser su novio y pasaran tardes abrazados y dándose dulces besos. Le hubiera gustado que el mayor decidiera conquistarle, en lugar de dar por hecho que le rechazaría y llegar al extremo de encerrarlo en aquella casa a la fuerza.
Hubiera amado el hecho de salir a la calle, tomado de aquella venosa y suave mano, presentarle a sus padres y amigos.
Tal vez un día llegar a casarse.
Aunque algunas veces quiso decirle a Hyunjin que no importaba, que podían comenzar de nuevo a pesar de todo, sabía que él nunca iba a creerle que se había enamorado. Se negaría a dejarlo libre, temiendo no volver a verle.
Felix quería estar con él, pero no quería más ese encierro. Quería ser libre.
Por eso hoy, exactamente hoy, estaba demasiado asustado.
Porque hace dos noches, él descubrió cómo salir de ahí, pero no pudo hacerlo, tampoco la noche siguiente y sabía que sí hoy, Hyunjin le tomaba de esa forma, jamás podría irse.
一Te amo, Felix.
Un lento susurro que se instala en su corazón, mientras las suaves manos dejan grabadas huellas invisibles en su piel, marcando cada centímetro como suyo.
一Yo también t-te amo, Hyunjin.
Entre gemidos, Felix habla sin evitar lo que siente, aunque está mal. Las estocadas suben de nivel cuando el mayor escucha sus palabras, siendo correspondido y sólo está tan feliz. Felix lo ve con un brillo de amor en su mirada.
Algo incorrecto que se siente correcto.
一¿Realmente lo haces?
El brillo en los ojos negruzcos cala en lo profundo de su alma, tomándolo todo, se entrega a él porque ya no hay salida cuando sonríe. No hay forma en que pueda vivir sin ver aquella dulce sonrisa.
一S-Sí, m-muchísimo.
Sus palabras salen entrecortadas, sumergido en el placer en el que está siendo envuelto. Los labios en su cuello sólo lo marean un poco más, haciéndole ver el cielo.
一¿No vas a dejarme, cierto?
Sus labios, dulces labios llenos de pecado que le hacen caer en tentación cuando le besan, Felix mordió la manzana y ahora es un pecador.
一No, Hyun. Nunca.
Ya no hay salida y lo sabe, así que deja de llorar, porque de alguna forma dolería más dejarle. ㅤㅤㅤㅤㅤ
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