Capítulo 15: Aquello a lo que temen eres tu

522 56 31
                                    


Solo un pequeño momento de paz se presenta cuando la tormenta cesa, solo aquellos que atestiguan la inclemente fuerza de la naturaleza son quienes crecen respetándola y temiéndole.

Quizá eso es lo que los escasos sobrevivientes de la masacre hubieran sentido, pero quedaron tan rotos por las atrocidades presenciadas que optaron por tomar una acción rápida para alcanzar sus seres amados.

Pero no es el caso de cierto Marine, el cual regresaba de una misión en solitario a nuestro vecino planeta rojo. Incapaz de poder procesar lo que veían sus ojos, pese a ver extraños destellos desde la órbita del planeta azul, pensó que sería una de las tantas campañas bélicas que se desataban con regularidad en su planeta; a veces por rebeldes, a veces por barbaros y otras veces por entes disformes que emergían por los incontables experimentos de viaje dimensional de los alocados científicos del planeta. Algo a lo cual ya estaba acostumbrado pues existían defensas tanto en tierra como en espacio para cada una de ellas.

Sin pensarlo tomo su nave y viajo lo más rápido hasta su ciudad natal, una jungla de asfalto y metal que se encontraba rodeada por una inmensa muralla en el centro de lo que antaño fue un inmenso océano ahora yace una tierra árida y sin vida, Al llegar lo único que pudo ver es un mar de llamas que calcinaban todo aquello que alcanzaban y cientos de cuerpos empalados por espinas blancas semejantes a huesos que surgían desde el concreto, bañando las calles de concreto con la sangre coagulada de aquellas víctimas.

El único pensamiento en su cabeza era que su familia escapase de tal masacre, al llegar a sus suburbios vio con dolor como un cráter yacia donde se encontraba su casa, restos de materiales chamuscados ya extinguidos hace mucho. Un olor nauseabundo recorría sus fosas nasales, un hedor mezclado de cemento, pasto y carne quemada, era nauseabundo pero sus nauseas no eran tanto por el olor sino por lo que presenciaban sus ojos, incapaz de contener sus lagrimas vio como lo ultimo que le quedaba de su familia, el único recuerdo dejado atrás por las personas que en los mejores y peores momentos de su vida a amado; era Daisy, su fiel compañera, amiga y mascota, una conejita café con un collar rosado con su nombre grabado en la parte frontal y dirección en la parte trasera de la placa.

Con una hiperventilación forzada no puo aguantar mas y los recuerdos de su familia fueron apartados como si de un golpe se tratase por visiones de como su familia era perpetrada por las huestes demoniacas de una dimensión infernal. Seres informes que parecían sacados de las mas retorcidas pesadillas cuya misión no era la de conquistar planetas o matar a todos los seres vivios, no, sino de otorgarles un destino peor que la muere; la tortura.

El sustento y deleite de tales criaturas retorcidas era el producir el mayor sufrimiento a los seres vivos para así arrancarles lenta y agónicamente sus esencias y transformarlo en energía, energía infernal, dejado tras de si una carcasa peor a la de un cadáver, ya libre de toda sensación corporal, pero sin alma para posteriormente ser usado como un simple aperitivo.

Al tratar de retirar el pequeño cuerpo y cabeza de su amiga, al entrar en contacto con las espinas sintió un dolor que recorría cada nervio de su cuerpo, podía sentir un millar de agujas clavándose en cada centímetro de su piel, llegando hasta atravesar su carne y huesos mientras una sensación de ardor lo envolvía. Sin soltarla y con el mayor cuidado posible, pese al horrible dolor, cava una pequeña fosa en la parte trasera del terreno donde se encontraba su casa y coloca ahí el cuerpo de la pequeña conejita.

Dedicando unas palabras para su querida amiga y familia los cuales se encontraban en lo que alguna vez fue su hogar.

Dedicando unas palabras para su querida amiga y familia los cuales se encontraban en lo que alguna vez fue su hogar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

□□□□: Los hare pagar, a cada uno de ellos....Se los prometo....¡No habrá piedad!

Gritando por el dolor que lo atormentaba, no físico ni espiritual, sino emocional, un dolor que lo canalizo y convirtió en ira, rencor y venganza. Una cruzada interminable por todo su planeta y posterior sistema solar hasta erradicar toda presencia demoniaca de la zona. Pero sabia que no era suficiente, sabía que si quería deshacerse de la plaga demoníaca tendría que ir hasta las profundidades de su dimensión y arrancar desde sus entrañas a la peste misma.

Sus palabras fueron escuchadas por los pocos sobrevivientes de su especie, los cuales lograron enviarlo al mismísimo infierno y así poder terminar las cosas de una vez por todas. Ya alcanzado cierto reconocimiento y temor por parte de la especie demoníaca se encamino a encarar sus regentes más pérfidos y atroces; la encarnación del pecado mismo y el alto señor del infierno. Una batalla que fue tan difícil como agotadora, ni siquiera las mejoras en su armadura y armas bastaban para dañar significativamente a la entidad, la cual, al verse dañada poco a poco recurre a tratar de poseer al Marine con su propia esencia demoníaca; pero la ira, odio y deseo de venganza era mayor que eso, pues no era solo su voluntad, era la de toda la especie humana.

Logrando canalizar la esencia demoniaca en las ultimas armas que le quedaban, sus manos, abalanzándose hacia el icono del pecado, tomándolo desde su cabeza y liberando unos golpes cargados con energía primigenia demoniaca, haciendo retumbar el mismísimo infierno con cada golpe y finalizando con la destrucción del cráneo de la entidad apretándolo con todas sus fuerzas, rompiéndolo en pedazos que se convertían en llamas oscuras que se desvanecían en el olvido para no volver jamás, siendo alginas absorbidas por el Marine, dotándolo con la fuerza, resistencia y vitalidad superior a las que poseía.

Logrando canalizar la esencia demoniaca en las ultimas armas que le quedaban, sus manos, abalanzándose hacia el icono del pecado, tomándolo desde su cabeza y liberando unos golpes cargados con energía primigenia demoniaca, haciendo retumbar el mis...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El monarca del infierno sin admitir el pavor que le generaba aquel mortal decidió por arrojarlo lejos, tanto como sus energías se lo permitiesen, pues sentía que aun sin la energía adquirida por la encarnación del pecado mismo aquel mortal seria capaz de usar su propio poder en su contra o peor, combinar ambas energías y convertirse en algo fuera de todo entendimiento infernal, un verdadero monstruo. Así pues, fue enviado a otra dimensión por el monarca, lanzado hacia otro mundos donde los de su misma especie se encontraban realizando sus propias invasiones y masacres, junto a sus propios demonios y monarcas.

Lo que ocurrió después fue transmitido desde cada infierno de diferentes dimensiones, pues como si de una mente colectiva se tratase, todos enviando un mensaje que calaba tan profundo en cada demonio que lo escuchaba, algunos cometían el pecado de subestimar al mortal que pisaba sus dominios, un error que les costaría todo, otros lo desafiaban personalmente para comprobar que de verdad era tal y como lo describían, terminando con sus cuerpos masacrados por sus manos o llenos de agujeros. Muchos fueron los mundos a los cuales nuestro Marine fue enviado cada cual era visto como un salvador por sus habitantes oprimidos por las fuerzas demoniacas o era visto con terror por los demonios que lo conquistaron.

ʺEs la encarnación de la venganza de los mortales, la ira de su especie y la muerte de la nuestra. Es el asesino del infierno y ahora es problema de ustedes. Teman al SLAYERʺ- Palabras del sumo sacerdote infernal del infierno 66, ya muerto y por siempre olvidado.

HellfamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora