Capitulo 1

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Oír los jadeos de alguien que es golpeado nunca me ha parecido satisfactorio, pero cuando es él quien está recibiendo dichos golpes encuentro un gusto exquisito. Sonrió acercándome a mis amigos y les toco el hombro para que paren, ellos voltean a verme y les hago una seña con la cabeza para que se aparten, cada uno asiente obedeciendo mi orden y se acercan a otros de nuestros amigos que hacían de espectadores.

–Thais, Thais, Thais, nunca aprendes ¿cierto? –me agacho para quedar a su altura en el suelo– Eres un tonto por no aceptar mi propuesta –le susurro para que solo él pueda escucharme.

–Estas loca si crees que aceptaría tal cosa, deberías ir con un psicólogo porque estás mal, Martín –suelta en un susurro con repulsión.

Mi enojo se hace presente y lo abofeteo dejándole la marca de mi mano en su mejilla, su cara queda levemente volteada por el impacto del golpe que le di, sin embargo, por más que su cara haya sido golpeada su expresión de indiferencia sigue igual de imperturbable.

–Jamás en tu vida vuelvas a hablarme en ese tono, Walker –le advierto levantándome.

–¿O que, Martín? –me mira desafiante a lo que sonrió con amargura.

–O desearás nunca haber nacido, fenómeno –responde por mí Jason que se acerca hasta ponerse a mí lado y mira con asco y rabia a Thais.

–Ya vámonos, me aburrí de esta estúpida escoria –digo sin apartar los ojos de los de él, que en ningún momento ha dejado de mirarme con odio.

Aparto mi mirada de la suya antes de que me deje llevar por mí enojo y lo termine de golpear yo. Me giro para poder irme pero la voz de Jason me hace detener.

–¿Quieres que te saque los ojos por mirarla así, maldito huérfano?–advierte mi amigo a mis espaldas. Me giróo nuevamente hacia Thais y veo esa expresión de ira y esa mirada asesina que me hiela la sangre.

–Déjalo, me gusta su expresión, es lo que buscaba –digo con una sonrisa para después agarrar de la mano a Jason –Vamos que está empezando a oler a podrido
Jason junto con los demás se ríen por mi comentario mientras me siguen a la cafetería.

Thais Walker, un chico que pasa desapercibido para cualquiera, pero jamás para mí, desde el primer momento que lo vi entrando al salón para presentarse ante todos, no puedo explicar todo lo que sentí, fue como una oleada de calor que salió de mi corazón hasta mi vagina que palpitó viva por él, que se presentó con una sonrisa radiante ante todos. Dios, recuerdo con detalle cómo se veía aquel día, su cabello rubio lucía desordenado, sus ojos verdes como aquellas aguas del famoso Grüner See de Austria eran unas esferas completamente bellas, esa nariz alargada y respingada, tenía un leve sonrojo en sus mejillas limpias de  acne o imperfección que hacen que su rostro luzca como una hermosa pintura hecha por Vicent Van Gonh,  sus cejas castañas pobladas y sus pestañas abundantes y largas le daban protagonismo a su bellos ojos, y por todos los santos que existen, esos labios carnosos, rosados y húmedos que se movían al hablar y ensanchaban al sonreír lograban que mi corazón diera un vuelco ni el berraco.

Luego supe o más bien noté semanas después de su ingreso al instituto que, ese rubio ojos verdes me atraía de una manera descomunal, me gustaba más que mi actor favorito y me encantaba más que el chocolate, pero me niego a aceptarlo o decirlo de otra forma que no sea en mis pensamientos porque el simple hecho de pensar que a mí, la hija del renombrado juez Vicent Martín le gusta semejante chico sin dinero y huérfano bajaría completamente mí estatus y mi reputación se mancharía. No lo quería cerca, sin embargo, cuando no lo tenía en mi campo de visión era una tortura porque él era como ese atardecer hermoso que siempre querría observar.

Mi necesidad de él creció con el tiempo convirtiéndose en una obsesión que con la negación de gustarme me hizo odiarlo-amarlo lo que me lleva a reaccionar agresivamente cada vez que lo veo o tengo cerca. El simple hecho de que él exista, de que respire, camine o solo esté sentado sin hacer nada, cada vez que lo veo, me pone el corazón a mil lo que me parece completamente absurdo.

El Asesino De las Rosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora