"01"

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Aclaro que todo empieza un día antes de la pool party de Julieta

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Un lindo salteño, sin su prenda superior, con su traje de baño y lentes de sol puestos, acostado en una de las reposeras a un costado de la pileta, disfrutando de los brillantes rayos que proporcionaba el sol. Estaba tranquilo hasta que su cuerpo y cara fueron bañadas con salpicaduras de agua, movió sus lentes hacia abajo para ver quién le había salpicado. Un color carmesí se adueñó de sus mejillas  al encontrar al platense con su bañador azul algo apretado, remarcando sus formados glúteos, saliendo sentado a la esquina de la pileta. Sacudió su cabeza de un lado a otro para sacar las gotas de agua que se situaban en su cabello ruloso, agarrando después estos y llevarlos hasta atras. Cosa inútil ya que volvieron a aparecer algunos traviesos en su frente.

- Perdóneme, primo - se disculpa entre risas el platense.

- Ay, primo - solo sale eso de su boca. Pone sus lentes dónde correspondían y sigue en lo suyo.

- Métete, dale. Después por culpa del sol te va a doler todo ese cuerpazo - insiste el de ojos azules, de acerca lo suficiente a el menor para salpicarle un poco de agua para que así, lo pueda convencer - Está linda el agua.-

Los ojos del salteño quedaron como platos al escuchar tal "descripción" de su cuerpo. Cuerpazo, eso fue lo que dijo? ¿O escuchó mal? Le estaba a punto de preguntar, cuando su rival, Nacho, saliendo de la casa, a paso rápido salta en la pileta creando el llamado "bomba de cañón”, salpicando para todos lados.

- Que mierda… - murmuró con enojo el salteño, ahora estaba todo empapado, pero eso no era lo que lo había enojado más, fue que al voltear su mirada hacia Agustín, este se reía a carcajadas con sus ojos bellos llenos de brillo hacia a aquel rubio, se suponía que su agu' tenía sus zafiros puestos en el, no en ese rubio mal teñido.

- Dale Agus, veni - hacia movimientos con su dedo de manera coqueta de adelante hacia atras, haciendo referencia para que lo acompañe.

Agustín entendió al instante esa referencia, se paró de la esquina de la pileta, se fue a estar lo suficiente distante de esta para luego correr como alma que lleva el diablo, pego un salto y ¡Splash! Otra bomba de cañón.
Ambos chicos se reían a carcajadas de sus estupideces.

- Para boludo, te metiste con la remera - le dijo el platense al rubio, quien, cómo dijo se metió con la remera puesta. La razón era que el desde la ventana de la casa, no les quitaba la mirada de encima, se encontraba bastante molestó por ese acercamiento, así que, decidió intervenir, aprovechando que Agustín estaba metido en la pileta (y que tenía puestos esos hermosos shorts) de un salto se metió a la piscina y se olvidó de sacarse la remera.

- Uh, verdad, ¿Me sacas la remera? Por fa - Le pidió coqueto y atrevido Nacho al de ojos azules. Este ante la pregunta un tono carmesí se encontraba en su rostro, perplejo. Mientras el primo Marcos, al escuchar la inocente propuesta, miró fulminante al rubio atrevido. Esperando para que el mayor se niegue.

Si las miradas matarán.

- Eh… está bien, vení - El menor de acercó a Agustín, con una enorme sonrisa, para que le quitará la remera. El mayor hundió sus manos hasta llegar al final de la prenda, sostenerla y subir la tela lentamente. Al estar mojada era un poco difícil desprenderla, tuvo que tocar la piel de Nacho, más bien su abdomen y pecho. El rubio disfrutaba de los toques de la suave mano del oji-azul, hasta podría decirse que se calentó un poquito, Agustín estaba muy nervioso, tocarle la piel a su amigo era algo que lo inquietaba de sobremanera (y no de manera mala), el agua estaba fria, pero la piel del otro chico estaba calentito. Sus manos hacían notar su nerviosismo, estás temblaban ligeramente. Su estado puso fin cuando le quitó le remera por completo.

Oh, no nos olvidemos de Salta, por favor.

Este ante la escena que le estaban mostrando, su cara estaba teñida de roja por la eminente irá que estaba conteniendo, solo faltaba que sacará humo por sus fosas nasales. Se paró abruptamente de la reposera y saltó a la pileta (a todos les gusta saltar) asustando a los chiquillos, arruinando el momento que estaban teniendo ambos.

- ¡Marcos! ¡Por fin! - gritó de alegría el platense.

- Acá estoy Agu' - le mostró una, tal vez, pequeña falsa sonrisa al de rulos. Se había enojado con el por dejarse tocar por ese.

Al conectar sus miradas, ambos se miraban fulminantes, intentando telepáticamente matar al otro, mientras el Agus estaba todo contento de que Marcos entrara a la pile.
Estuvieron nadando y hablando un rato, bueno más bien, Agustín y Nacho estaban manteniendo la conversación, el salteño solo contestaba cortante.

Hubo un momento en dónde "el rompe hogares" (cómo el primo nombró a Nachito) se le acercó mucho al ojiazul para su gustó, sus caras estaban bastante cerca. Antes de que sucediera algo que no quería que sucediera, tomo del brazo a Agustín y lo atrajo hacia el, sus manos fueron a su cintura, apretando estás un poco, su cabeza se posiciono sobre la cabeza contraria, formando un abrazo. Frente a su competencia, este lo miraba con enojo.

- ¡Nacho! ¡Te necesito! - Llamo la Tora, Lucila, a su casi algo.

- ¡Ya voy! - le devolvió el grito - bueno, rulos, nos vemos - le guiñó el ojo al mayor, luego salió de la pileta, sin antes sacarle la lengua al salteño cómo un nene chiquito.

- Chau, Nachi -

¿Nachi? Pensaba el salteño, ¿Desde cuándo lo llamaba así? ¿Cuando se comenzaron a llevar tan bien? Tantas preguntas para el de ojos verdes, no iba a tener respuestas si no le pregunta a Agustín, pero no queria que el otro note que estaba celoso.

- Ya me aburrí, ¿Salimos? - preguntó el platense separándose del abrazo.

- Si, está bien -

Ambos salieron de la piscina, agarraron sus toallas y fueron al baño (por separado) para bañarse. El último en salir fue Marcos, este seguía sin remera, tenía su prenda en una de las manos y la toalla sobre sus hombros. Además de tener calor, le gustaba como el mayor se le quedaba viendo "disimuladamente" embobado.
Era debido a su cabello se encontraba todavía húmedo que algunas gotas de agua se deslizaran, recorriendo sus pectorales (chichis), siguiendo por su abdomen, hasta ser absorbidas por su pantalón.

Ahora ambos estaban solos en la habitación de los hombres, no había nadie, todos estaban esparcidos por la cocina, el patio o la habitación de las chicas. Esa soledad Marcos le aprovecharía muy bien.

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1115 palabras.

Hola!
Este comienzo si me gustó bastante, me encontré muy inspirada ^^

Cuéntenme ustedes, les gustó?

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2023 ⏰

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