Historias para dormir solito

El Viaje

Soy estudiante de arquitectura en la unam; soy alto, fornido y guapo la verdad, además mi verga es grande, jugosa y gruesa, honestamente tengo un pene nada despreciable. 
Esto pasó justo antes de que nos enviaran a cuarentena en México, una semana antes de empezar la cuarentena específicamente; salimos de viaje de prácticas al estado de Chiapas al sur del país. Un martes por la mañana en el autobús mi grupo de compañeros de clase y yo salimos de la ciudad con rumbo a nuestra primera parada en Tabasco. El viaje iba tranquilo, con borracheras y antros por la noche y días de cruda y sueros orales, todas las tardes en los hoteles encendía grindr para buscar con quien coger, pero nada salía y conforme pasaban las noches mi calentura aumentaba y al compartir cuarto con otros tres compañeros no había momentos a solas para poder desquitarme.
Sin embargo fue hasta la penúltima noche donde nos dejaron entrar a la alberca del hotel, en cuanto me sumergí en el agua sentí como iba creciendo una erección durísima que se levantaba dentro de mi traje de baño, era tan potente que no podía esconderla por lo que me alejé un poco de todos, con el paso de los minutos noté que mi pene se mantenía duro y entendí que no se me iba a bajar hasta que desfogara toda la calentura que traía acumulada, decidí salir de la piscina, tomé mi toalla y cubrí mi verga dura. Caminé hasta mi habitación y al entrar vi que estaba solo uno de mis 3 compañeros de habitación, le llamaremos “Miguel”, él es bajo, moreno, abiertamente gay y muy morboso. Al entrar me saludó y vio hacia mi pito y se dio cuenta de mi erección, pero no me dijo nada, entre al baño que estaba muy cerca de la puerta principal y comencé a masturbarme con la puerta del baño abierta; Mi verga estaba al mil y estimularme con la adrenalina de que alguien entrara al cuarto y me viera me ponía aún más cachondo.
Todo esto pasa mientras cuidaba que nadie entrara a la habitación, porque aún faltaban dos de mis compañeros que son heteros y homofóbicos, además de que nuestros amigos vendrían a buscarnos para salir a cenar.
Me seguí pajeando pero no era suficiente, volví a abrir grindr y vi a mi compañero en línea a “1m de distancia”, le envié un hola y me lo respondió de inmediato, yo seguí con un -¿cómo andas?- y me contestó -pues aburrido viendo que sale-, entonces le respondí - pues unas mamadas o qué?- a lo que no me respondió.
Me puse el traje de baño de nuevo con la verga aún muy dura y me enrede la toalla en la cintura, salí del baño y camine hacia la cama donde se encontraba acostado viendo el celular,, me recargue en la pared y se me quedó mirando a los ojos y luego a la verga, entonces me dijo -era en serio?- yo asentí y me acerqué, Miguel se levantó de la cama y me pare frente a él viéndonos a los ojos, deshizo el nudo de la toalla y la dejó caer al piso, luego bajó mi short y suavemente sujetó mi verga con su mano, despacio empezó a masturbarme mientras yo gemía de desesperación por que se metiera mi pito duro en su boca. Después de unos segundos, se hincó y empezó a besar mi pene por los costados, luego besó mi pelvis y finalmente se la empezó a meter despacio, yo estaba al límite y quería que lo hiciera con más fuerza y más rápido, le quería coger la boca, Miguel se dio cuenta de eso y comenzó a chupar más rápido, se la metía y succionaba de forma deliciosa, mi pene entraba y salía de su cara mientras yo gemía de placer, después de unos momentos me indicó -siéntate- creo que fue porque le costaba trabajo mamarla en esa posición,  me senté en seguida en la cama y continuo con la mamada, lo hacía con fuerza, de vez en vez lo sujetaba y lo ahogaba con mi verga hasta ver como se le llenaban los ojos de lágrimas, yo estaba en el cielo con la adrenalina hasta arriba y con el morbo de que fuera mi compañero de clase, todo combinado. Miguel continúo estimulándome hasta que se recostó en la cama, estaba a punto de desabotonar su pantalón para regresarle la mamada y ver si me daba las nalgas para llenarlo de leche, cuando tocaron la puerta y empezaron a sonar las llaves.
Tomé mi toalla y...