Contacto.

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No. No te has muerto.

Abrió sus ojos de golpe y rápidamente se levantó de su cama. Quedó sentado allí intentando procesar lo que había pasado la noche anterior.

— Dios. ¿Fue un sueño?

¿Crees que fue un sueño? Fue completamente real, te querías matar.

Suspiró pesadamente. Se levantó de su cama en camino a su baño.

— ¿Vendas?

Fui yo.

Extrañamente se sentía bien estar aún vivo, le hacía falta tener una buena primicia antes de fallecer.

— Gra-...

¿Es una buena idea?

Calló la palabra, no se sentía en suficiente confianza para entablar una conversación con la cosa que ahora vive en su interior.

Solo quería morir, de verdad estaba cansado de estar vivo y que su mente constantemente dibujara los lindos recuerdos que había tenido con su ex novia y recordándole que fue un completo imbécil.

Si, si fuiste un imbécil.

— ¿Quién te da derecho de divagar mis pensamientos? No seas metiche.

Vivo en tu mente, Eddie.

— Tsk, como sea. — con pesadez salió del baño y fue al comedor a hacer el desayuno.

¿Lidiar con un...?

— ¿Qué cosa dijiste que eras?

Simbionte.

¿Lidiar con un simbionte?

Sería el inicio de su perdición.

Cada día me pregunto.

¿Qué haces?

¿Dónde estás?

¿Has comido?

Sumamente molesto. Escuchar esa letra y pensar en ella.

Si te hace mejor, piensa en mi.

¿Qué tipo de comentario tan absurdo era ese?

— Claro que no, no te conozco y me das miedo.

Rudeza contra rudeza. Tal para cual.

Bebé.

Dulzura.

Cariño.

Te extraño...

Todo es inútil.

Escribía en su computadora escuchando la melodiosa canción, se sentía relajado y a la vez tranquilo, sin que el simbionte esté golpeando cada día su cerebro con su odiosa e intensa voz.

— Si cierras la boca te compraré un dulce.

¡¿Lo dices en serio?! ¡Amo los dulces! ¡Me gusta más el chocolate!

Que energía. Ojalá tenerla.

Si, Eddie empezó a tener una personalidad algo aburrida, y su estado de ánimo no es tan bueno. Todo el tiempo estaba con la mirada perdida, ojeras muy notables, cansancio constante y su tristeza aumentaba cada día un porcentaje más.

— Lo prometido es deuda.

Abrió la puerta y la mujer mayor lo saludó.

— Buenas noches Eddie.

— Buenas noches señora C. — se dirigió al estante de los chocolates y tomó algunos.

— Tantos dulces te darán caries.

— Mis dientes están como nuevos, no sufriré una caries si como algunos. - sonrió como pudo.

La mujer sonrió también y cobró los chocolates.

En el camino, el simbionte ya deseaba devorar todos los chocolates. En el apartamento tomó su forma humanoide y abrió con desespero la bolsa sacando todos los chocolates.

Veo el paraíso...

Rodó los ojos, le parecía gracioso ver al simbionte deseoso de chocolate. Estaba comiendo uno por uno pero, se olvidaba de un ligero detalle.

Se volteó y notó que él lo miraba.

Gracias, Eddie. — le estiró un chocolate.

Sus ojos se abrieron con ligera sorpresa, pero estaba satisfecho. Unos repentinos brazos rodearon su cintura con delicadeza, cosa que lo dejo algo en shock.

Supongo que necesitas esto, lo noto en tu mirada.

Ese gesto.

¿Algo que necesitaba?

De verdad le hacía falta algo como eso, hace mucho tiempo que no recibía un abrazo.

Le parecía extraño, así que se le dificultaba corresponderlo, simplemente dejó que el simbionte lo abrazara, aún así, su mirada se mantenía neutral.

Only solo | SymbrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora