Capítulo 10

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Dejamos nuestra plática de lado y nos pusimos a ver videos en internet. Más tarde Tara y yo nos pusimos nuestras pijamas y nos acostamos a dormir, después de todo era fin de semana.

Al día siguiente nos levantamos con flojeritis aguda, dormirse a las tres de la mañana causa esta terrible enfermedad. Bajamos a la cocina y los padres de Tara se rieron de nosotras al ver nuestro aspecto: despeinadas, vestidas aun con la pijama y con unas enormes ojeras debajo de nuestros ojos. Los ignoramos y nos sentamos a desayunar.

Nos comimos un cereal y después subimos a alistarnos, saldríamos de compras, nos hacían falta algo de prendas. Nos metimos a bañar y nos pusimos pantalones, unas blusas sencillas y unos converse.

Luego, llamamos un taxi, eso de no tener un auto lo complicaba todo, nos despedimos de los padres de Tara y emprendimos el viaje al centro comercial. Al llegar, pagamos el taxi y entramos a la primera tienda que nos llamó la atención.

-¿Te gusta esta? –le pregunté a Tara al haberme probado una blusa de flores.

-Muy... floreada. –dijo Tara.

-¡Vamos Tamara! –le grité con su nombre completo.

-¿Qué? ¿Acabas de llamarme por mi nombre completo? –me dijo amenazadoramente. –Sabes que lo odio.

-Bueno, sí. Lo lamento Tarita preciosa. –le dije compensando lo del nombre.

-No me vuelvas a llamar así nunca. Kelly Julissa Parks. –me dijo y mi gesto cambió.

-¡Ni tu a mi Julissa! –le grité. Un guardia de seguridad llegó y nos pidió que nos retiráramos, al parecer estábamos haciendo un escándalo.

Tara y yo íbamos a alegar, pero de nada serviría así que simplemente salimos con la cabeza baja. Nos pasamos a la tienda de enseguida, donde por fin pudimos comprar nuestra ropa sin ningún problema. Salimos del centro comercial alrededor de las dos de la tarde y yo decidí que ya era momento de irme a mi casa.

Cuando llegué a mi casa, mi madre estaba preparando la comida y me pidió que la ayudara, yo con gusto acepté. Terminamos de hacer la comida y justo a tiempo llegó mi padre. Luego nos sentamos a comer.

-¿Cómo te va en la escuela, hija? –preguntó mi padre.

-Muy bien, el proyecto que me tocó hacer con Joshua fue de los mejores.

-Vaya hija. Me alegro mucho. –dijo mi madre.

-Sí, lo sé. Aparte lo único en que voy mal es en historia, es demasiado pesado porque es mucha teoría. –les dije.

-No te apures hija. Solo con que no repruebes está muy bien. –yo asentí y terminé de comer. Luego, llamé a Joshua y le dije que si quería que viéramos películas. Él me dijo que sí y al rato llegó por mí. Luego subí a su auto y emprendimos el camino a su casa.

-¿Qué tal tu día, amor? –me preguntó.

-Interesante... ¿Y el tuyo?

-¿Por qué interesante? ¿Qué hiciste? –me preguntó ignorando mi pregunta.

-Fui a una tienda con Tara y nos corrieron. –le dije y el estalló en carcajadas. -¿De qué te ríes?

-No puedo creer que te corrieran. –me dijo aun riendo.

-Pues créelo, ahora si ¿Tu que has hecho hoy?

-Fui con Daniel por unas flores para Tara.

-¿Por qué el detalle? –le pregunté curiosa.

-No lo sé, él quiso. –me respondió.

-Vaya, que lindo.

-Lo sé, es muy detallista. – me dijo y en eso llegamos a su casa.

Bajamos y entramos, yo me aventé al sofá mientras el prendía la PlayStation.

-Hey, pensé que veríamos películas.

-No, hoy no. Hoy, te enseñaré a jugar play.

-¿En verdad? Creí que ya no lo recordabas.

-¿Cómo olvidarlo? Me molestabas por eso a diario.


-Joshua, enséñame a jugar al PlayStation. –le dije a Joshua.

-Sí, un día de estos lo haré.

-Ándale, siempre he querido aprender.

-Kelly, ya te dije que si te enseñare.

-¡Gracias, gracias! –le dije y besé su mejilla.

 

Tenía razón... pero hoy me enseñaría.

Han pasado dos horas, yo soy un total fracaso.

-Vamos, Kelly. Tú puedes, es solo un zombie.

-En mi defensa es difícil con tantos botones.

-No, no lo es. Tu puedes Kelly.

-¿Y si puedo qué? –le pregunté.

-¿Un beso? –me dijo.

-¡Dos!

-Hecho. –dije y estrechamos nuestras manos. Mataría ese zombie a como dé lugar.

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