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Llegamos a lo que parecía ser su hogar, más bien, mansión, el lugar era inmenso, quedé boquiabierta, a simple vista era bastante presentable a comparación de mi humilde apartamento, habían bastantes árboles y una fuente en medio de ellos, era bastante hermoso.

- ¿Vives aquí? - pregunte con asombro -

- Es solo una de mis muchas mansiones - responde seriamente aparcandose en el garage el cual contaba con mas de tres coches hermosos y costosos -

Alex bajó del coche e intenté hacer lo mismo, apenas podía pararme, me doy la vuelta intentando cerrar la puerta pero siento una respiración en mi cuello.

Me volteo rápidamente casi cayendo en el proceso pero él me sostiene con ambas manos y me recuesta sobre su pecho para no hacerme perder el equilibrio, siguientemente me mira confundido.

- sabe que no puede aún - me mira sin ninguna expresión en el rostro, seguidamente cierra la puerta del coche y me carga -

Entramos a la mansión, no podía evitar sorprenderme al ver lo lujosa que era por dentro al igual que por afuera.

Llegamos a una habitación, era enorme, inmensa, había un sofá enorme y muebles llenos de libros, discos, un televisor enorme y una cama de tamaño matrimonial, la habitación era hasta tres veces más grande que mi apartamento.

- dormirá aquí - indica bajandome suavemente a la cama - y para asegurarme de que se encuentra bien dormiré en el sofá - se quita el abrigo y lo coloca en un perchero -

- no se preocupe, yo puedo dormir en el sofá y usted en el acolchado, si gusta - dije yo

El solo soltó una risita ironica por lo bajo y se sentó en el sofá.

- ¿en serio iría a una fiesta con traje? - pregunté rompiendo el silencio a lo que el me entrecerró los ojos -

- creo que debería dormir, ya es bastante tarde Arabella - recalca mi nombre, todo en un tono neutro -

- amargado - murmuré acomodandome en el acolchado -

Luego de eso supongo que me había quedado dormida.

( • • • )

Desperté de golpe ante la preocupación.

- la señora Harrison! - me exalté y coloqué una de mis manos sobre mi pecho dramáticamente -

Alex simplemente siguió escribiendo en la libreta que tenía en las manos haciendo caso omiso a mis palabras.

- señor, está bien que usted tenga la vida resuelta y todo de lujo, pero eso no significa que me haga perder mi empleo restándole importancia a lo que construí con sacrificio los últimos tres años - no me detuve a recuperar el aliento, así que inhale y exhale apresuradamente al acabar -

Es entonces cuando aparta la mirada de la libreta, coloca su mirada en mi y  sin decir nada cierra el objeto antes mencionado que portaba en sus manos.

- me cortaste la inspiración - espetó entonces en un tono neutro para luego apuntar un punto fijo de mi pecho con la mirada - no aceptamos exhibicionismo en esta casa

Miré rápidamente mi pecho y algunos botones del pijama que traía puesto se habían desabrochado, no hasta el punto de que se me viera algo, pero casi.

- ¿porque miraste? - reclamé avergonzada -

- de todas formas iba a mirarla, era mejor decírselo que pretender no haberlo hecho y que luego se diera cuenta y me reclame por ello - sonríe con ironía -

Tenía razón, me quedé callada ya que no tenía argumentos válidos para negar lo que había dicho o para contradecirlo.

- no se preocupe por su empleo, no van a despedirla y tiene dos semanas de reposo - indica levantándose del sofá y colocando la libreta de sus manos sobre una mesita de luz que yacía a un costado de la habitación -

- no, alto, usted no entiende, tengo que cuidar a los niños de la señora Harrison - intenté levantarme pero el hecho del dolor corporal interrumpe mi acción

- la señora Harrison se tomó unas vacaciones para cuidar de sus hijos mientras usted está en reposo - me mira seriamente - si continúa siendo así de impertinente su reposo solo será más prolongado, señorita

Aceptando finalmente, no tan convencida, me acomodé boca arriba sobre el enorme acolchado y abracé una almohada.

- ¿le gusta el té?, ¿O prefiere café? - pregunta rompiendo el silencio -

- sinceramente, el té, el café me genera pequeñas complicaciones - reí por lo bajo -

- entiendo, vuelvo enseguida, debería intentar moverse mientras tanto, sea cuidadosa - indica para luego salir de la habitación sin cerrar la puerta -

- "dibirii intintir mivirsi mintis tinti" - lo imité, a mis veintiun años es algo inmaduro comportarse de esa forma, pero sinceramente es algo molesto el hecho de apenas conocer a alguien y ya cree que es dueño de tu vida por el simple hecho de ser adinerado -

Me estiré un poco, e intenté levantarme pero sinceramente mi columna dolía bastante, me senté simplemente y decidí relajarme, esperar que volviera.

Luego de un rato volvió finalmente, con una bandeja de alimentos en las manos, y por supuesto el té.

- ¿tanto lujo y no tienes empleados? - pregunté curiosa -

- me gusta hacer las cosas yo mismo, no quiero sentirme un inservible - coloca la bandeja sobre la cama y trae una silla para sentarse a mi lado -

- entiendo... ¿Te gusta el croissant? - pregunté intentando generar más confianza mirando lo que había en la bandeja -

- creo que debería dejar de hacer tantas preguntas y comer un poco - indica con un tono y expresión nula en el rostro -

- claro don amargado - exclamé irónicamente para luego agarrar un croissant con las manos temblorosas -

- déjeme ayudarla - interviene la mordida que le estaba por dar al alimento -

Arrebata el croissant de mis manos e intenta darme un trocito en la boca.

- yo puedo sola - entrecerré los ojos -

- deje de ser tan necia, señorita Arabella - si no estuviera tan serio me hubiera resistido más -

- bien... - bufé con fastidio -

En el momento en el que iba a meterme un pedacito de croissant a la boca, nos miramos fijamente, por alguna razón mi corazón se aceleró y empezó a latir de modo en el que pareciera que se me saldría del pecho, entonces me atraganté.

Arabella (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora