¿Dulce o salado? ~ 3

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tw: Abuso doméstico

La comida estaba salada. Los cubiertos se veían sucios. Las personas eran muy ruidosas. Quería salir de ahí, pero las miradas que me lanzaban los demás no me permitían retirarme. Cada minuto se sentía como dos, los segundos aparecían lentamente en la pantalla matando la poca paciencia que se iba agotando con el pasar de los años.

Los pensamientos me acechaban en las noches y mis pesadillas se manifestaban en la realidad. Las sonrisas que le mostraba al mundo eran tan falsas que creía imposible que alguien me creyera. Fingían creerme porque preocuparse sería un problema más.

—¿Cómo has estado? —preguntó una voz a mi lado —hace tiempo que no nos vemos, tenemos mucho de que hablar.

Me levanté de la mesa sin pronunciar palabra y me dirigí a la salida del restaurante. Todos dejaron de hablar para verme salir del lugar, sabían que algo estaba mal, pero tan poco era su interés que pronto volvieron a su conversación inicial.

Hace tiempo me contaron una historia.

Las escaleras de mi casa me llevaron al segundo piso y mis ojos se desviaron hacia el pequeño cuarto donde no había puesto pie desde hacía mucho tiempo.

La oscuridad cubría los recuerdos intentando dejarlos en el olvido, una etapa de una vida llena de miedo y de rencor. El ruido de los autos se escuchaba más fuerte ahí dentro.

Hace tiempo me contaron una historia de un niño que buscaba a su papá.

Encendí una pequeña lámpara que me acompañó cuando el monstruo debajo de mi cama no me dejaba dormir. En el escritorio habían papeles, lápices, fotos, lágrimas y revistas. Una parte de un periódico fue el que volvió a poner mis pies en la tierra.

El niño encontró a su padre, pero descubrió algo más.

El azote de una puerta me sobresaltó, me dirigí rápidamente a mi cuarto sin querer hacerle cara a lo que estaba por pasar. Pero era tarde. Después de haberme encerrado en mi habitación unos golpes duros se escucharon en mi puerta obligándome a abrirla.

El hombre que alguna vez me transmitió seguridad me miró mientras se ahogaba en alcohol. Su rostro sonrosado y acalorado desprendía una advertencia.

El niño descubrió lo que el abuso causa en las personas.

A mi alrededor los demás conversaban alegremente, sus sonrisas me inspiraban calidez y mis risas resonaban por todo el lugar. Aquel señor que alguna vez me crió se había marchado. Me costó mucho deshacerme del desastre que cause, pero aquel hombre no volvería a molestarme.

Todos se la estaban pasando bien. Los cubiertos estaban limpios. El niño tocó la felicidad.

La comida se volvió dulce.

El día que dejé de soñarWhere stories live. Discover now