4 | Siempre quise hacer esto

443 95 74
                                    

Mi encandilamiento se esfuma y deja paso a una indignación descomunal. Detesto que me traten con apelativos. Bastantes bromas he tenido que aguantar a lo largo de mi vida como para que ahora este tipo se burle de mí.

—Yo fui el que lo cogió. —Por supuesto, ya no solo me niego a soltar la prenda sino que aprieto el trozo que tengo aún más—. Y tu no estabas aquí.

—Que no me hayas visto no significa que no estuviera—. Tira pero no cedo; él tampoco—. ¿Es que con un movimiento de cuello puedes ver todo el centro comercial o qué? —se queja—. La tela se va a romper porque eres un terco niño de Primaria que no se sabe comportar.

¿Qué yo no me sé comportar? Está loco. ¡El que no sabe es él!

—Habla el que se lanza a arrebatarle a la gente las cosas.

Suelo ser amable. De hecho, lo soy hasta el punto de aceptar la opinión de los demás sobre la mía pero este caso es diferente. Quiere quitarme "mi" regalo. Y encima me ha llamado chiquitín.

—Yo la tenía en la mano, tu apareciste de la nada y ahora, ¿pretendes que te la ceda así sin más?

—¿Y el respeto a tus mayores dónde queda?

—En el mismo sitio que tu educación.

—El color que me pega más a mí que a ti.

—¿Y quién te ha dicho que es para mí?

Mi oponente deja escapar una exclamación y abandona. Ya está. Ya es mía. Tiro de la tela pero, para mi desgracia, cuando la tengo casi por completo en mi poder y empiezo a experimentar el placer de la victoria, aquel tipo desagradable pone sus manos sobre las mías y me las intenta abrir.

Me está tocando.

Ay.

Me está...

¡Me está tocando!

Me falta tiempo para soltar la bufanda. Auxilio. Gérmenes. ¡Mierda! Me restriego las palmas en el abrigo, sin respirar y con el pulso a mil por hora. Bacterias. Enfermedades. Vete tu a saber lo que me ha contagiado. ¡Ay, no! Voy a morir, lo sé, voy a morir.

—¿Qué te pasa, niño de Primaria?

Mi interlocutor me observa, desconcertado y con el tejido salmón entre las manos pero no puedo responder. Estoy entrando en pánico.

—Ey, chiquitín, reacciona, que te estás poniendo rojo.

Claro que estoy rojo. No puedo respirar. Me ahogo. Siento que me voy a desmayar. Necesito un baño. Tengo que lavarme.

—Quédatela.

Intento escapar pero, para mi mala suerte, no llego a dar dos pasos porque en seguida me intercepta. Ah; por Dios.

—Espera, un momento. ¿Qué tiene de malo?

Le dedico una mirada de interrogación y, como respuesta, el chico despliega la tela en el aire como una bandera.

—Hace un momento estabas dispuesto a todo con tal de llevártela pero, de repente, ya no te interesa. —Frunce el ceño—. ¿Por qué?

—Por nada.

—Por nada, no —insiste—. Le has encontrado un desperfecto o algo así pero eres tan cínico que no me lo quieres decir.

Me quedo blanco. Otra cosa no pero retorcido es un rato. Me restriego de nuevo las manos en la ropa. Ay, maldita sea. No tengo tiempo para esto. Me urge el jabón.

—No, no —niego—. No es eso.

—¿Entonces lo has empezado a ver feo? —Sus ojos se trasforman en dos ascuas inquisidoras—. ¿Crees que es demasiado chillón?

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗬𝗣𝗦𝗘 《TaeKook》- pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora