BAD OMENS [hannigram]

HACE 11 AÑOS - I

Las teorías que versan sobre la creación del Universo dicen que, si fue creado en vez de surgir sin más, como así fue, extraoficialmente, inició su existencia hace 20 millones de años. La creencia general es que la Tierra tiene unos 4500 millones de años. Son fechas incorrectas. En la Edad Media databan la creación en el 3760 a. C. Otros aseguraban que tuvo lugar en el año 5508 a.C. También se equivocaban. El arzobispo James Usher aseguró que el Cielo y la Tierra se crearon en domingo 21 de octubre del año 4004 a.C. a las 9:00 A.M. de la mañana. También se equivocó, por casi un cuarto de hora. Fue creada a las 9:13 A.M., lo cual es correcto.

El asunto ese de los esqueletos de dinosaurios fosilizados es una broma que los paleontólogos todavía no han pillado. Esto demuestra dos cosas:

La primera, que Dios no juega a los dados con el universo. Yo practico un juego inefable diseñado por mí misma. Para todos los demás, es como jugar al póker en un cuarto oscuro, donde está todo en juego, con un crupier que no te dice las reglas y esboza una sonrisa constante.

Segunda, que la Tierra es Libra. La predicción para Libra en el diario de Tadfield de la noche en la que comienza nuestra historia dice lo siguiente: "Puede que se sienta agotado y atrapado en la rutina diaria. Tiene una amistad importante. Es posible que hoy sufra del estómago, así que evite las ensaladas. Podría presentarse una ayuda inesperada." Esto era preciso en todos los aspectos, menos por lo de las ensaladas.

No era una noche oscura ni tormentosa.

Debería haberlo sido, pero el tiempo está como una cabra. Por cada científico loco que da con una tormenta eléctrica la noche en que termina la Obra Maestra que yace en la mesa de autopsias, cientos pasan el rato, ociosos, bajo el pacífico cielo estrellado mientras Igor se va apuntando horas extra.

Pero que la niebla (y más tarde la lluvia, y la temperatura bajando a unos 7 grados) no dé a nadie una falsa sensación de seguridad. Sólo porque la noche esté tranquila no hay que dar por sentado que las fuerzas del mal no andan sueltas. Siempre salen al exterior. Están en todas partes.

Siempre. Ahí está el meollo de la cuestión.

Dos de ellas acechaban en el cementerio en ruinas. Dos siluetas oscuras, una jorobada y achaparrada y la otra delgada y amenazadora, ambas acechadoras de alto rango. Si Bruce Springsteen hubiera grabado "Nacido para Acechar", en la portada saldrían aquellos dos.

Llevaban una hora acechando entre la niebla, pero sabían cuál era su límite y podían seguir acechando toda la noche si hacía falta, lo bastante amenazadores y hoscos como para aguantar hasta un arranque final de acecho al amanecer.

Por fin, al cabo de otros veinte minutos, uno de ellos dijo:

—¡Me cago en la leche! Tendría que haber llegado hace horas.

El que acababa de hablar se llamaba Hastur. Era Duque del Infierno.

Existen diversos fenómenos (guerras, plagas, inspecciones sorpresa) que demuestran que la mano de Satán se esconde tras los asuntos del Hombre. Pero todo el mundo está de acuerdo en una cosa: el momento en que los estudiantes de demonología toman la circunvalación de la M25 hacia Londres es la prueba que se lleva la palma.