Huir NO es una opción

Capítulo 1: Lo mío es huir pero esta vez no salió bien.

Las primeras dos horas del día lunes no han sido para nada alentadoras para mi. Se suponía que debía llegar a las ocho de la mañana a mi lugar de trabajo como todos los días, haría un par de llamadas, me encargaría de agendar viajes y listo, lo mismo de siempre. No obstante, tan pronto como llegué me encontré con mi tío, quien es mi jefe al mismo tiempo, con una cara de tristeza absoluta. No quise preguntar qué le ocurría, pero al final la curiosidad pudo más que yo. Así que indagué acerca de la razón de su semblante decaído; ERROR. Mi tío me contó que aunque él había estado haciendo lo mejor para continuar con el negocio familiar no era posible mantener en pie la agencia de viajes por mucho tiempo. En ese momento sentí que un balde de agua fría caía sobre mi. Ese es el único trabajo que tengo; es el medio para obtener dinero y cubrir mis gastos. Luego de una plática bastante larga, seguí trabajando como si no supiera que pronto me vería obligada a dejar de hacerlo. Mas ahí no acabaron las cosas, lo que estaba por ocurrir era incluso mucho peor.

En la planta de abajo del edificio donde trabajo se encuentra ubicada la casa de eventos de mi tía. Desde ese lugar se escucharon voces aparentemente de dos mujeres teniendo una fuerte discusión. No pensé en entrometerme, pero una vez más la curiosidad mató al gato. Sin darme cuenta ya estaba bajando en el elevador para descubrir la razón de todos esos gritos. SEGUNDO ERROR. Eran mi tía Darlene y mi prima Zully (esa misma a la que le corté el cabello a los cinco años). Aunque no debí intervenir, ni tampoco llamar a mi tío para que se hiciera cargo de la situación, ahí estaba yo haciendo tonterías sin saber que por mi culpa me vería atrapada en ese enrredo. Resulta ser que, el novio de mi prima y quien se encargaba de formalizar los acuerdos con los suplidores del negocio de mi tía (sin que lo supiera mi tío Philip) había estado robándole a la Casa de Eventos, de modo que el nuevo contador alertó a mi querida tía del mal estado financiero del negocio debido a ciertas irregularidades. A raíz de esto, la tía Darlene le reclamó a su hija desatando una discusión. Por otro lado, creyendo que realmente ayudaría en algo, terminé por echarle leña al fuego al llamar a mi tío. Pues, en ese momento él supo que durante largos meses su yerno (a quien no estimaba mucho) estuvo manejando asuntos de la Casa de Eventos y a su vez robándole. De modo que, una pelea mucho más grande se desencadenó entre la familia. Luego de unos cuarenta minutos, el lado racional de mi tía entró en escena asegurando que ella no permitiría que su negocio se fuera a la quiebra (tal y como le estaba pasando a su esposo) y que todos los allí presentes incluida yo, debíamos trabajar duro para conseguir que el terrible estado económico del negocio familir mejorara.

Por eso, estoy a las afueras del consultorio de mi hermana Beatriz (la misma a la que le rompí su celuar). Generalmente hablar con ella sobre mis problemas suele ayudarme bastante. Así que lo mejor que se me ocurrió es contarle todo este lío para que ella me de algo de luz.

- "Terapia de parejas. Psicóloga Beatriz Cantres." - leo en voz alta el gran letrero sobre el techo del local, haciendo una mueca de disgusto.

Siendo sincera todo esto de las terapias de parejas me parece bastante tonto. ¿Pero qué se puede hacer? Mi hermana y yo somos muy diferentes. Mientras ella cree ciegamente que el amor es lo más bonito de este mundo yo pienso que mi tortuga es lo mas lindo de este mundo, cabe destacar que no tengo una tortuga. Aún así, nuestras diferencias no nos impiden querernos y tampoco me impiden utilizarlas de excusa para molestarla.

Abro la puerta de cristal ingresando al consultorio, saludo a la recepcionista y camino por el pasillo hasta la oficina de mi hermana.

- ¡Oh, doctora! ¡Mi esposo me ha engañado mil veces pero aún creo en nuestro amor! ¡Ayudeme, por favor, se lo suplico! - dramatizo haciedo entrada a su despacho sin darme cuenta de que hay un paciente dentro.