capitulo 2

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Volví a caer en mi cama. Cuando vi a Sierra, me pareció tímida, pero eso ya fue hace mucho tiempo.

Ah, voy a morir en dos años de todos modos, así que no importa. Lo que sea. Sierra no le importa de todos modos…

No se mostraba exactamente indiferente, pero en ese momento estaba sentada en una mesa de té mientras leía sin mirarme en absoluto.

¿Teoría Vocal que...? Sólo con mirar el título del libro que estaba leyendo me daba sueño.

No puedo creer que haya un libro así en mi estantería. Lo tiraré cuando Sierra se vaya.

—Estoy aburrido. Quiero salir.

Sierra intervino tan pronto como murmuré.

—No.

—¿Quién eres tú para decidir eso?"

—Soy tu madre y veo por tu bien.

Sentí el impulso de lanzarle una almohada a la cara de Sierra.

—Ya hemos terminado.

Sólo entonces Sierra levantó ligeramente la cabeza.

El cabello de Sierra estaba un poco desordenado, lo que no era adecuado para su habitual estilo de vida lúgubre y ascético.

Su cabello, con su color brillante como un bosque resplandeciente de oro al amanecer, se agitaba tentadoramente.

Probablemente fue así porque vino corriendo para evitar que saliera, pero por alguna razón me hormigueaban las yemas de los dedos.

«Quería córtalo…»

Se diera cuenta o no de mi impulso, sierra habló en tono tranquilo mientras yo seguía mirándole con la almohada en la mano.

—Eres mi hijo ashil. Tengo que mantenerte a salvo.

No escuché nada. Sus manos de piel blanca, que parecían abedules blancos, cubrían el libro cuidadosamente. Sus nudillos me llamaron la atención.

—Puedes protegerme incluso si salgo fuera.

Sierra sonrió ante mi refunfuño. Era una sonrisa refrescante y pura. Reflexioné sobre mí mismo durante un rato porque me parecía buena persona cuando lo veía así.

¡Contrólate! Ella es igual que todos en esta familia de asesinos.

—¿Por fin estás preparado para salir conmigo? Por desgracia, me niego por hoy. Descansa en la cama.

Me mordí los labios.

—Siento tener que hablar con frialdad, pero ashil, ahora mismo no tienes color en la cara. Me temo que si salimos ahora mismo, te desmayaras.

Me froté la mejilla. Definitivamente podía sentir que tenía menos energía que antes.

Dudaba en dar marcha atrás. Todavía era imposible dejar de lado mis planes. Cada día era tan horrible como el anterior.

—Entonces, ¿mañana?

Esta vez Sierra cedió.

—Si su estado mejora, estaría bien dar un pequeño paseo.

Sierra pareció aliviada cuando acepté.

—Gracias por entender lo que quiero decir.

—Sierra solo lo hago por salir

«Ya veremos».

Sierra volvió después de unas horas más. Juré vengarme mientras bebía té.

Mi estado siguió empeorando con el paso del tiempo, así que fue una gran pena no haber podido salir.

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