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"¿Llegará esto a un final?" Una joven se sentó contra la puerta de su habitación "Sus voces nunca paran" suspiró pesadamente y se agarró la cabeza tratando de no llorar.

Se sintió sola. Deseaba no vivir más si eso significaba tener que pasar más tiempo en ese infierno.

"¿Qué pasa? ¿Tu papá no apareció de nuevo?" Una voz masculina se podía escuchar desde el otro lado de la puerta.

"Cállate, cállate" susurró tapándose los oídos, comenzando a llorar, mirando sus piernas llenas de moretones.

"¿De verdad pensaste que sería diferente esta vez?" Habló una vez más.

"¡Déjame sola!" Ella finalmente gritó, tosiendo justo después. El hombre se rió desde afuera.

Se sentía tan cansada. La niña, una vez abandonada por su padre, su familia.

A su propia madre parecía no importarle lo que estaba pasando si eso significaba preservar lo que fuera que tanto amaba de su relación con el hombre que gritaba al otro lado de la puerta.

Desearía no tener corazón, desearía no sentir nada más que vacío.

...

Dos amigos se sentaron uno frente al otro.

Una marioneta humana, rota, cuyo mayor deseo era tener un corazón. Y un niño pequeño, que deseaba ser el consuelo para el dolor de su amigo.

"¿Alguna vez escuchaste la historia? Se trata de un soldado de juguete, que deseaba estar con una bailarina de juguete para siempre" comenzó a hablar el niño, sosteniendo una muñeca con fuerza en sus manos, su amigo escuchaba con atención. “Sin embargo, no tenía corazón, y se cuestionaba de dónde venían esos sentimientos. Un día, su dueño decidió que ya no lo quería, y lo arrojó al fuego. Y aún cuando ardía hasta morir, los ojos del soldado nunca dejaron de ver a la bailarina".

Hubo un pequeño silencio, el niño le dio a la marioneta una pequeña sonrisa.

"Al día siguiente", continuó el niño, "encontraron un corazón de oro muy pequeño en las cenizas".

"Probablemente solo cenizas en forma de corazón, pero eso no es un corazón real" respondió la marioneta.

"Tal vez, pero ¿y si los corazones pueden nacer de las cenizas?" El niño una vez más le dio una pequeña sonrisa.

La marioneta, una vez llamado Kunikuzushi, abandonado por su creadora y sus amigos, sintió lo que pensó que era esperanza por un instante.

Pero ¿cómo podía saberlo? No tenía corazón.

Al menos ya no estoy solo, pensó.

Ojalá tuviera un corazón, ojalá no me sintiera tan vacío.

...

La marioneta sin corazón y la joven arruinada tenían deseos opuestos, incluso si sus sentimientos eran los mismos.

Ambos se conocieron en sus sueños. Sentados en un acantilado, bajo el cielo nocturno. Incluso si era la primera vez que se veían, el sueño mismo les hizo pensar que no lo era.

¿Puedes controlar lo que dices y haces en tus sueños? Son como películas, e incluso si se trata de ti mismo, sigues siendo un espectador.

"¿Por qué deseas no tener un corazón?" La marioneta preguntó tan suavemente que se sintió como un susurro.

"Para no tener que lidiar con el dolor" respondió la chica.

"Pero eso es lo que te hace humana", dijo.

Corner for my girliesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora