Capítulo 4. Los Ocho Arrecifes.

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Con un único continente conocido, el mundo de Lofland era un mundo oceánico, mucho más vasto y diverso para la sociedad marina que para cualquier otra especie racional del planeta. Una única criatura habría sido incapaz de gobernarlo todo, eso lo sabía cualquiera, por eso se habían creado los Ocho Arrecifes. En un tiempo remoto, cuando las sirenas todavía estaban adquiriendo todo su poder y su privilegio social, ocho arrecifes habían demostrado ser los más eficientes a nivel económico. Los escollos son ecosistemas repletos de vida y de color, eran lugares hospitalarios donde había bastante luz, donde las aguas estaban tranquilas. Habían sido habitados desde siempre, era obvio que tenían que estar incluidos de alguna manera ordenada en la geografía del vasto reino de los océanos. Así, en el pasado, las ocho familias nobles de sirenas se habían convertido en las gobernantes de los ocho arrecifes más importantes de los mares. Ese era el origen de la nobleza del reino, las ocho familias más poderosas de los mares, justo por debajo de la monarquía y a veces peligrosamente cerca, los Ocho Arrecifes. De entre ellos, el más poderoso era el Arrecife de la Morena, Wakishmodo, en el Mar de Valentia. Allí tenía el poder el clan más poderoso de sirenas, las Ar, y allí residía la gran mayoría de ellas. Ar Lusik era la criatura más poderosa allí, era la sirena que llevaba liderando aquel linaje algo más de un siglo. 

Lusik era la criatura más poderosa en un territorio extenso de dos llanuras extendidas a ambos lados de una muralla monumental de corales. Se encontraba al noreste de la tierra de Valentia, era extremadamente rico y también poblado, con una enorme población que se destacaba por su lealtad al clan de las Ar. Haciendo alusión al nombre de su territorio, todas las sirenas de este clan compartían un atributo: veneraban a las morenas, peces con forma de anguila, como si fueran sus antepasadas y utilizaban sus esqueletos, una vez que morían de viejas, para crear abalorios que jamás abandonaban. Lusik lucía uno al que tenía especial cariño, un colgante que había heredado de Ar Anas, la anterior líder del clan, poco más de un siglo atrás. Aquel colgante estaba hecho con los esqueletos de una morena llamada Arushlu, la que se consideraba antepasada de todas las morenas que habitaban en el arrecife de Wakishmodo. Las líderes del clan Ar habían llevado aquella joya, pasándosela una a la otra como una especie de reliquia generacional que a menudo equiparaban a la tiara real. En cierto modo era lo mismo, las líderes de aquel arrecife habían sido siempre la principal competencia política para la monarquía, el principal enemigo dentro de los límites del reino. En algunos casos no había habido apenas rivalidad, no todas las líderes de Wakishmodo estaban interesadas en ser reinas. Aquel no era el caso de Lusik, para desgracia de la joven reina Arwan. El contexto en el que vivían hacía que la amenaza de Lusik fuese más seria de lo que la propia monarca era capaz de ver. Pero aunque Arwan no viese el peligro político que amenazaba su reinado, Ar Lusik sí era consciente del momento en el que vivía y estaba decidida a asegurarse el trono marino. 

At Laro y Ai Ushuk esperaban a líder del arrecife a los pies de una colorida ladera coralina, rodeadas por una frenética y diversa cantidad de peces que hacían su vida sin ser conscientes de lo que aquellas sirenas tramaban. Ar Lusik se hizo esperar, pero no porque estuviese especialmente ocupada. Era una forma de hacerse notar, la evidencia de que ella era más poderosa y más respetable que las otras dos sirenas, que aguardaban allí a que ella apareciese. Cuando finalmente lo hizo, la conversación no se demoró más. Lusik tenía planes de convertirse en reina y sabía que era indispensable tener a At Laro de su parte, pues ella era la líder del primer clan de sirenas, las At, el clan más privilegiado de todos los mares. Al igual que las Ar estaban vinculadas al Arrecife de la Morena, las At estaban vinculadas al Arrecife del Atolón, una enorme extensión coralina alrededor de un atolón, en cuyo interior había cierta independencia del reino. Por eso se hablaba también de aquel lugar como el Ducado y a las líderes de las At se las había llamado tradicionalmente Duquesas. No eran independientes teóricamente, pero el atolón es una isla coralina que incluye lagunas interiores comunicadas con el mar, y allí era donde las sirenas habían conseguido crear un territorio autónomo con leyes propias. Por eso las At no representaban una amenaza tan grande como las Ar. El Arrecife del Atolón era autónomo, el Arrecife de la Morena no. 

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

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