Las manos buscaban algo en los bolsillos, esa sensación de pérdida se apoderaba de ella, y nuevamente la desesperación cayo con todo sobre sus hombros, y las lagrimas rodaron, esta vez sin detenerse, entre los sollozos inconsolables, que mas bien salían del centro de su dolido, y roto corazón, recordó cómo y cuando sintió algo parecido…
“Domingo por la mañana, día hermoso, a comienzo de verano, en casa, como de costumbre en los domingos, era el día de descanso de él, dispuesto a disfrutar el día en familia, todo estaba bien, todo parecía en orden, nada inusual, y él, preguntaba si tomarían café en casa, o, ¿irían por desayuno afuera?, cuando sorpresivamente el teléfono sonó.
La expresión en su cara cambio (de ella), el semblante se veía rígido y mas bien empalidecido, se preguntaba; ¿quién sería el que estaba al otro lado de la línea?, era como que la ansiedad por saberlo no le dejaba escuchar que es lo que su esposo conversaba. Hasta que encontró la forma de concentrarse y entender de qué se trataba esa llamada.
No fue nada bueno, eso era más que claro ya, cuando su esposo le dijo que visitas vendrían a la casa ese mismo día, sin previamente haber llamado o avisado. Por un momento, ella, estuvo entre la cordura y la locura, como en el medio, tratando de entender, cual era la cordura, con la que ella debería actuar. Pero ese sentimiento interno, pronto la saco de su posición, y la segó por completo, dejándola a solas con la locura, sentimiento que se apoderaba de su mente, sentimiento que más de una vez le había jugado mal, eso que la hacía perder la razón, aun cuando no hubiese un motivo suficiente. Mil cosas cruzaron por su cabeza, los planes de un día en familia estaban desecho, mas aun debía entretener a extraños, tal vez no era gran problema, pero para esa mente en conflicto, fue más que suficiente.
Solo sabía que una inmensa rabia, se había apoderado de ella, que no sentía, ni entendía nada más y que debía agredirlo y culparlo, e insultarlo, por no sé qué cosa en realidad, solo ella sabía, que lo que sentía, ¡fue horrible!, y así fue como enfrentada a él, perdió la cabeza, entre los gritos e insultos, y en la presencia de sus hijas.
¿De cual culpa hablaba en ese momento? ¿Que era lo que le estaba pasando realmente? ¿Era tantos los sentimientos encontrados, los que nadie comprendía por que ella los mantenía ocultos, los que hoy la traicionaban? O, ¿era tal vez que ella llevaba una bomba de tiempo adentro, por largo tiempo, esperando el botón que la detonaría? Así fue como un bello día termino en catástrofe, después de un largo rato de desesperación y pelea, caos y confusión, fue cuando ella miro en sus ojos, y vio como él, trataba de repelerla, sacársela de encima, que el brillo de sus ojos, esta vez mostraban algo mas, como quien dice, el desconcierto de ver en lo que el amor de su vida se estaba convirtiendo. ¿Pero qué es lo que él había hecho para ser tratado de esa forma? (pensaba él en silencio) Se lo preguntaba una y otra vez, cuando logro por fin cerrar la puerta, de aquel cuarto en el que ella, ahora se refugiara.
Fue cuando entre el silencio y el gemido, que ya se apaciguaba, ella se dio cuenta de lo que había pasado. Sintió que la soledad más profunda la abrazaba y que por fin se había quedado sola, sola para siempre, había finalmente erradicado la palabra amor, del corazón de su esposo.”
Entre lagrimas y sollozos se percato de que la briza había incrementado, y que ya prácticamente se había transformado en viento, y que las hojas ya no danzaban al ritmo del suave son, sino alborotadas por las ráfagas, estas, ahora formaban pequeños torbellinos, que ya casi alcanzaban al metro de altura. Trato de cubrirse la cara, levantando la solapa del abrigo, aunque no era mucho lo que podía protegerse, algo le ayudaba. La visibilidad era poca, no había visto pasar automóviles desde hacía un buen rato ya, y había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba en ese camino. De pronto le pareció escuchar una corriente de agua, así como cuando uno escucha un rio a lo lejos, y esto le dio la sensación de que estaba en el camino correcto, así es que siguió en la misma dirección pensando que pronto vería de donde provenía el sonido del agua.
“Estaba tan ansiosa por llegar, era como de niños, le encantaba el agua, de preferencia de mar, si, donde hubieran muchas rocas, con rincones que explorar, y ni nada que decir de los atardeceres! Le encantaban, si, ella era muy romántica, su mente y su corazón vivían en planos muy lejanos a la realidad, aunque nunca soñó alcanzar las estrellas, si deseaba tener pasión en su vida, algo que fuera netamente personal, solo de ella. Cada vez que salían de viaje, su esposo contemplaba la mirada ansiosa de ella, siempre las vacaciones envolvían visitas al océano, aunque él, no era el más feliz, ni se moría por el encanto de este, la complacía a ella, él, era feliz cuando ella era feliz. Ella siempre había pensado que llegaría el día que él y ella caminaran descalzos por la orilla del mar, tomados de la mano, esperando por esa bella puesta de sol, y aunque de todas las oportunidades que tuvieron, nunca, él, camino con ella, y ella, nunca dejo de amar el mar.”
El viento ya no emitía una suave melodía, sino que rujia más fuerte y parecía que ser avecinaba una tormenta, típica de la estación por lo demás, y aunque el sonido del agua, no parecía estar más cerca, de lo que antes estaba, sentía la necesidad de saber, saber si vería agua pronto o no. Fue como recordar todas esas veces en que la impaciencia le quito el sueño, y la calma.
“El hacía poco que había decidido comenzar su propio trabajo, en forma independiente, no mas jefe que él, era algo nuevo, diferente, pero que traía muchas esperanzas para él, así podría darle un futuro mejor a su familia, significaba que podría mandar sus hijas a la universidad, tal vez, una casa y un mejor auto, en fin, la idea de no depender de un sueldo fijo le alimentaba el alma, pero en cambio a ella le quitaba el sueño. Aunque por mucho tiempo trato de controlar sus emociones, no tardo mucho en estallar y mostrar sus inquietudes, sugestionadas por falta de regularidad en el trabajo, ya no podía controlar la entrada o salida de dinero en su hogar. Fue así como la necesidad de saber se agiganto, siempre estaba preguntando que, como, y cuando, trataba de mantener un calendario de pagos, el que casi nunca podía mantener, y esto la desesperaba, la irritaba, hasta el punto de llegar a discusiones, las que pronto se convirtieron en algo cotidiano y repetido, muchas de ellas con trascendentales repercusiones en los oídos de sus hijas.
Pero ella era así, aunque trataba de no serlo, siempre seria marcada como una mujer impaciente y controladora. Con el correr de los años, la compañía de su esposo logro estabilizarse, y es verdad, parte de sus esperanzas, él, las pudo hacer realidad, como tener su casa propia, la cual fue ella, la que busco y eligió, pero esto no hizo disminuir su impaciencia por el control del dinero o el control de cualquier otra situación en su hogar.”
De tanto caminar, ya un pie le molestaba y ameritaba descanso, pero por la poca visión a esa hora, era difícil decidir donde parar o encontrar un lugar para reposar unos instantes. Poco a poco bajo la velocidad en su andar como quien va llegando a su destinación. Sintió como un cansancio le embargara el cuerpo, así como en aquellos años, cuando daba todo de sí.
“Era uno de los grandes proyectos que consigo traía la nueva casa, la fachada estaba ya en marcha y el jardín del frente acaba de ser comenzado, habían gastado tiempo discutiendo cual sería la mejor distribución de espacio, posible, y que albergara los vehículos que la familia tenía. Era una inmensa alegría, estar trabajando en tu propia casa, pero a la vez se convertía en una pesadilla interminable, por la falta de tiempo que su esposo tenia, pasaba todo el día trabajando en los proyectos de sus clientes, para llegar cada tarde a su casa y sacar el esfuerzo necesario y agregar un par de horas más en los proyectos de su propia casa. Aunque ella no avanzaba mucho sola, trataba, y organizaba las cosas en como ella mejor podía, y a veces no media el trabajo físico y al llegar la noche el cansancio la embargaba por completo, pero estaba ocupada con mil cosas y eso no le permitía pensar en que si estaba cansada o no. Quería ver terminado por completo esa fachada con el jardín, quería que su casa fuera la mejor de la calle, quería mostrar con orgullo, el logro de ambos, o tal vez mas el de ella que el de él, ya que sentía que su esposo no le dedicaba el tiempo suficiente a la casa, por lo que cada proyecto parecía interminable, y como era ya costumbre, se tornaba en un nuevo problema cada vez que ella, trataba de argumentar el que debían apurar la causa.”
Continuara…