La mirada del capitán Guillermo no se despegaba de la del chico que lo recibió, había quedado anonadado con su atractivo lucir, tan así que no se había percatado que su tripulación había estado llamándole.
— ¡Capitán!— gritó Layún.
Guillermo rápido se dio la vuelta hacia la dirección de donde provenía ese llamado, viendo como Miguel hacía un gesto con sus manos preguntando "¿qué hacemos?", pero sin palabras.
— Lo siento. Desembarquen sus pertenencias, iré a buscar algún lugar donde podamos alojarnos.
Regresó su vista hacia el chico bonito que seguía caminando hacia la dirección de donde vino, pero ahora más lejos. Quería ir a preguntarle sobre algún lugar en el que pudieran permanecer durante la reparación de su nave.
Caminó a un paso más acelerado de la habitual hacia el nativo del lugar, siendo como un trote sin llegar a correr. Se detuvo unos cuantos metros detrás del de baja estatura, y ahora el pirata tomó una postura y caminar sigilosos, con intención de asustar a quien tenía en frente. Una vez que llegó a la espalda contraria en silencio, colocó sus manos detrás de la suya para poder ser más imprevisto, y se asomó por uno de los costados del chico de una forma brusca y acelerada.
— ¡Sorpresa!— dijo de repente.
Se terminó sorprendiendo más Guillermo cuando se posó frente al joven de barba frondosa, pues este sólo frenó en seco por la presencia ajena, pero sin formar ningún tipo de gesto en su rostro, ninguna emoción, simplemente mantenía un semblante serio.
El capitán Ochoa solo hizo una mueca algo incómoda, que iba de acuerdo a la sensación del momento, creyó que al menos reaccionaría de alguna forma, siquiera con los ojos, pero no. Nada.
— Audiencia difícil...— dijo en un tono más bajo.
— Pude oír tus pasos, incluso los más leves, estás sobre arena.
— No pensé que se oyeran.— alzó sus hombros dejando ver que su broma no había salido como lo deseó.
— ¿Buscás algo?— mantenía su seriedad.
— Solo quería preguntarte si hay un lugar donde podamos alojarnos, en lo que se repara el buque.— sonrió de una forma casual, pero con su típico toque de arrogancia que siempre porta aquel capitán pirata.
— Realmente no tenemos ningún lugar, pueden quedarse en la granja.— apuntó Lionel con su mirada hacia el lugar mencionado.
Guillermo volteó hacia esa misma dirección, observando que no era una granja bastante grande, pero sí podía caber perfectamente toda su tripulación sin problema. Además, con tal de seguir hablando con el chico bonito, les ordenaría a sus tripulantes mandar las pertenencias hacia aquel lugar.
— Hecho.
Ochoa se llevó dos dedos a sus labios, con la intención de silbar, pero algo cruzó por su mente.
— Tápate los oídos un momento.— le sugirió Guillermo al contrario, quien durante el transcurso de tiempo en el que procesaba la orden, un fuerte silbido ya estaba llegando a sus tímpanos en un fuerte tono, generando que esta vez sí hiciera un gesto más notorio sobre su incomodidad, cerrando uno de sus ojos y contrayendo los músculos faciales alrededor de este.
— ¡Lleven las cosas a la granja!— la señaló Ochoa.Tras escuchar un "sí capitán", dirigió su mirar al joven bajito frente a él, quien ahora poseía un lucir malhumorado en su rostro.
— Por lo menos esperá hasta que me los cubra.
— Perdona... eh...— no supo cómo llamarle, pues no le había dicho su nombre anteriormente. Se quedó esperando una respuesta por un par de segundos, hasta que decidió que era mejor que él diera el primer paso.
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No hay tesoros como tú | Ochoa x Messi
FanfictionLos siete mares tienen un consistente y fuerte dueño, el Capitán Guillermo Ochoa Magaña, que con ayuda de su tripulación navega en busca de nuevos botines. Un día de tormenta, un choque en su buque causa que deban detenerse en una isla cercana pobla...