La rutina de Brook era simple y la misma de todos los días. Levantarse, tender la cama, bañarse, asegurarse de si sus mascotas tenían en sus platos la suficiente comida para aguantar hasta que el regrese de trabajar y vestirse para ir a la central.
Parece como si fuera ayer cuando tan solo era un joven adulto que no sabia que hacer con su vida hasta que Azul lo contrato. Durante todo ese tiempo en el que estuvo trabajando con Azul aquella "comisaria" se hizo mas grande, ya no solo era un establecimiento pequeño ahora era un edificio llena de abogados, criminalistas, policías, secretarias, etc. La central había adquirido popularidad por resolver un crimen el cual llevaba años sin resolver, también por sus excelentes abogados que no había juicio que no ganaran.
Cualquiera pensaría que Brook tenía una vida agitada pero realmente era todo lo contrario, desde el último crimen que resolvió no tuvo acción durante un año. Aunque igual prefería que fuera asi, aun le costaba procesar lo que investigó durante el caso de aquella cocinera que asesinó a su mejor amigo junto a su esposo. El caso Miller o mejor conocido como "Caso Bon Appetit" fue uno de los más complicados y turbios que había visto en toda su carrera como criminólogo, una historia de dos jóvenes que terminaron cometiendo actos atroces en contra de su mejor amigo, ¿la razón? según los dos chicos su amigo los había amarrado a estar juntos y la forma de romper aquella "maldición" era acabando con su vida... pff, claro, como si eso justificara que le arrebataron la vida a alguien. Los dos jóvenes presentaban fuertes indicios de esquizofrenia colectiva pero esta esquizofrenia estaba más presente en la mujer que en su esposo. El esposo de esta comentó sobre los constantes maltratos que recibía por parte de su pareja pero igual no redujeron su sentencia, un asesino es un asesino sin importar la situación.
El taxi llego, Brook subió a este y se dirigió a la central, a pesar de su mala memoria seguía recordando cada detalle de aquel caso. Recordaba todo, cada detalle.. quizás era producto del estrés postraumático que surgió después de que el caso se resolviera. Azul le dijo que fuera con un terapeuta para que lo ayude con eso pero este se había olvidado de agendar una cita asi que quizas se lo pida luego a su secretaria.
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Llegó a la central y se dirigió directo a su oficina, la verdad le daba flojera interactuar con los otros empleados de la oficina y los únicos con los que hablaba o eran su secretaria la señorita Dayana y Azul, la ultima mas que nada por ser su jefa. Dayana además de ser su secretaria era una de sus mejores amigas por no decir única amiga.
Dayana lo recibió con una sonrisa y le entregó unos papeles, al parecer eran unos documentos y citas que este tenía... nada del otro mundo. A pedido de Azul le daban casos suaves, no tan fuertes debido a lo de que Brook no superaba el caso de Bon Appetit y que a pesar de que esta fuera una jefa estricta también era muy considerada con sus empleados, se preocupaba por su salud mental ya que; salud mental igual a mayor eficiencia.
— Brook...¿Estas bien? — Pregunto Dayana con un pequeño tono de preocupación en su voz, quizás no era notorio pero Dayana durante el tiempo que había trabajado como secretaria de Brook esta obtuvo la habilidad de leerlo y saber cuando algo estaba mal con el.
— No es nada, es solo que... — Tomó una pausa para soltar un suspiro y empezó a presionar las hojas con algo de cólera, frustración y fuerza pero aun con el suficiente cuidado para no romperlas— me siento inutil, Dayana. Se que mi salud mental es importante pero... siento que soy débil por no superar ese caso. ¿Como puedo mejorar el mundo si ni puedo mejorar mi salud mental?
