𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍

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Semanas después.

Invitala a salir, Nayeon. —dijo Tzuyu a través del teléfono.

No.

—Eres una idiota, Yeon. Mina es una de las chicas más lindas del colegio, después de Sana obvio. —Sonrió mirando a su novia que estaba a un costado suyo. —Si no la invitas a salir alguien más lo hará.

—No.

—Bueno ahí te ves. —colgó.

—Nuestro plan de juntarlas no está funcionando. —dijo Sana. Rápidamente Tzuyu negó.

—No, no. Eso no. —negó varias veces. —Cuando Nayeon y yo éramos compañeras, ella siempre se celaba cuando cualquier niño se acercaba a mí, solo debemos celarla y verás cómo irá corriendo hacia Mina pidiéndole una cita.

— ¿le gustabas?

— Nah, Nayeon en ese entonces era muy hetero. —recordó. —De hecho su primer novio fue cuando comencé a ser su amiga, me dijo que un chico apuesto le invitó un dulce y que se agarraron las manos. Duraron una semana.

—Mmh, entiendo. —una sonrisa apareció en sus labios. —Entonces tu plan es poner celosa a Nayeon.

— Si.

—¿Cómo?

—conozco a alguien.

[...]

—Muchas gracias, Jihyo. —hizo una rápida reverencia. —Solo debes traer comida y coquetear con Mina, aunque si ya le traes comida a Mina ganaste su corazón.

—Cuando dijiste coquetear yo ya estaba dispuesta. —rieron.— ¿y qué tiene de especial todo eso?

—Nayeon es una cobarde que no quiere invitarla a salir, así que si tú le coqueteas ella estará hecha furia e irá corriendo a los brazos de Mina.

—¿Im Nayeon?

—La misma.

—Una vez trajo mal mi pedido, y al final terminé comiendo todo el sushi equivocado.

—Típico de Nayeon. —rió.— Okay yo te aviso cuando debes entrar en tu papel de Delivery, ¿de acuerdo? —asintió.

[...]

—¿Qué tal el trabajo, Yeon? —preguntó Tzuyu texteando, mientras que Sana y Mina hablaban animadamente.

—Cansador. —dijo sin despegar la vista de la rubia.

Tzuyu puso sus ojos en blanco e inconscientemente una sonrisa burlona aparece en sus labios, sabía que su amiga la traía loca y ella haría todo lo que estaba a su alcance para juntarlas.

—Oh. —miró a su novia y está asintió, dándole a entender que el plan tiene que comenzar.

Tzuyu
Te toca.

Jihyo
Estoy afuera de tu casa.

—¡Sana-Yah! —abrazó a su novia por la espalda. —Sabes me duele un poco la cabeza así que voy a reposar, dime ¿me podrías llevar algunas pastillas?

—claro, pero tenemos un problema.

—Mmh, ¿cuál?

—Hice pedido de comida y alguien tiene que atender. —ambas jóvenes miraron a Nayeon.

—No.

—¿Mina?

—No me sirve de nada decir que no.

—Gracias. El dinero está sobre la mesa. —rápidamente hizo una reverencia y salió corriendo a su habitación, y como no, Sana detrás suyo.

—Min-

El timbre sonó.

—Espera aquí. —ordenó.

—¡Hola, buenas noches! Gracias por usar el servicio de comida con mejor calidad. —dijo rápidamente la coreana. —Aquí tiene su pedido.

—¿Cuanto es?

—Pará ti nada, linda. —le guiño un ojo.

A veces me pregunto que tienen las deliverystas conmigo.

—En serio, ¿cuánto es? —habló irritada. Ya le cansaba todo este tema de pedir comida, para la próxima era mejor cocinar ella misma.

—¡yo también lo digo en serio! me gustaría salir contigo, ¿qué dices? Tú, yo, una cena romántica. —levantó sus cejas esperando una respuesta, la cual no obtuvo gracias a la pelinegra.

—¿Cariño, hay algún problema? Te estás tardando demasiado. —apareció Nayeon abrazando a la rubia por detrás.

Mina sintió que iba a morir al sentir las frías manos de Nayeon en su cintura. No fue buena idea colocarse un top ese día.

—¿Son novias?

—Si.

—No. —dijo Mina alejándose bruscamente de Nayeon. —y lo de la cita me suena bien.

La pelinegra tensó su mandíbula u volvió a colocar sus manos en la cintura de la rubia, pero esta vez con más fuerza mientras que planteaba un ruidoso beso en su mejilla.

Acercó su boca a su oreja y le susurró:

—Tendrás graves problemas si aceptas esa cita, cariño.

¿QUÉ DEMONIOS ESTABA PASANDO?

Mina definitivamente iba a morir en ese mismo instante. Su blanca piel no tardó en colocarse roja a la par que cerraba sus ojos sintiendo el toque de Nayeon: pero rápidamente los abrió y volvió a la incómoda situación.

—Mira... —miró el nombre de la chica. —Mira Jihyo, si no quieres problemas con tu empresa es mejor que me digas cuando es y te retires lo más rápido posible.

Jihyo mentiría si dijera que no se sentía intimidada por la fuerte mirada que Nayeon le brindaba. Tragó saliva y levantó sus hombros restándole importancia.

—17 dólares.

Nayeon quitó el dinero de su bolsillo, y ni bien la otra coreana recibió su dinero, la pelinegra cerró la puerta en su cara.

Mina iba a protestar pero Nayeon la empujó contra la pared callandola.

—Mina, más vale que no aceptes esa cita o...

—¿o que? —habló molesta.

—Mmh... ya no recibirás besos míos.

—entonces la cita me suena más que bien.

—Ni comida gratis.

—lo estoy pensando un poco.

—Mina, soy buena persona y un muy buen partido.

—Que modesta.

—Me gustas mucho. Quiero que me escuches decirlo todos los días que sean necesarios para que sepas que me traes como tonta. Mi corazón por ti late apresuradamente, y mi cabeza sueña con poder tocarte y decirte que eres mía. —dijo sin pensarlo dos veces. Mina cubrió su cara sonrojada con sus dos manos y ocultó su tímida sonrisa que tenía. —Dame una oportunidad, solo una noche, ¿si? Si no te gusta dímelo y dejaré de mis sentimientos atrás.

—Dios. —negó con su cabeza. —¿de dónde sacas todas esas palabras, Nayeon?

—Supongo que tú me haces decir eso.

—Que poeta.

—¿Gracias? Entonces... este es el momento en el que te beso. —dijo y se abalanzó sobre los labios de Mina, sin embargo ella toma distancia necesaria para impedir el beso.

—No ahora, hazlo mañana. —sonrió. —8 pm.

—¿cita?

—cita.

Delivery of 𝘒𝘪𝘴𝘴𝘦𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora