꒰ ❁ capítulo 50 ꒱

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El cuerpo de Jungkook tembló, su respiración se sentía pesada y sus ojos viraban por toda el área que le permitía ver el pequeño espejo

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El cuerpo de Jungkook tembló, su respiración se sentía pesada y sus ojos viraban por toda el área que le permitía ver el pequeño espejo. Las risas alegres de la omegas apenas eran perceptibles para sus oídos apagados debido a la sorpresa en su interior. Tenía razón, se sentía diferente.

Una de sus manos se extendió hacia su nuca, el movimiento quedó en el aire, un temor inconsciente de hacer que el color desapareciera. No había una marca gris insalubre y apagada, no era un omega indeseado por las consecuencias de una unión imprevista y no querida.

De repente, recordó la satisfacción en los ojos de Taehyung al ver sus glándulas más temprano en la mañana, él también...él estaba cómodo con ese tipo de cambio.

Sus banyalar estaban emocionadas, felices por decir menos, el olor dulce en el aire era empalagoso incluso para él. El comienzo de lágrimas se veían en sus ojos con vestigios de deslumbramientos de alivio.
   
Jungkook las observa, incapaz de apagar su empatía con ellas, los omegas suelen ser más perceptivos a todo, por lo que rápidamente se vió contagiado con el orgullo en los ojos de las mujeres.
   
Alá bizi dinledi [Alá nos ha escuchado]   

Las palabras de Irene le dan un paz desconocida, su omega se sentía pleno y realizado, un sentimiento ajeno en años de soledad y presión pasada.
   
Un toque en la puerta detuvo las risas alegres con la rapidez de un chasquido. Jungkook perfuma el aire pero es incapaz de reconocer la presencia al otro lado de la puerta, no cuando el olor a sándalo y lluvia se impregnaba con tanta fuerza en cada poro de su piel que era imposible para él notar otra esencia.   

—Es Azra —Nancy le avisa cuando nota la confusión en sus ojos grises. Jungkook asiente.   

—Viene con otros alfas —expresa Irene después de ayudarlo a incorporarse, sus piernas estaban entumecidas —. Amir debió mandar una escolta para ojos indiscretos en los pasillos   

Jungkook se encogió. ¡Los alfas olerían todo!   

Con una ligera inhalación sabrían todo lo que ha acontecido en el pequeño espacio privado de Jungkook. Su vergüenza parecía flotar en cada momento a tan pocas horas de que comenzara el día.   

—Vamos hürrem —Soyeon señala la puerta con un gesto de cortesía, Jungkook suspira y con ayuda de Irene y Nancy camina hacia la puerta, no sin antes dirigir una mirada al cuadro escondido bajo los rayos que se proyectaban a través de las ventanas. Una sonrisa se extendió en su rostro.   

La terminaría después.




















La comida y el agua caliente en sus músculos se habían sentido con una satisfacción tan desbordante dentro de él y por primera vez, no puso objeciones a las vestimentas que habían elegido las mujeres para que usara ese día. Incluso permitió el uso de adornos en sus manos. Simples pero hermosos brazaletes y anillos resaltaron la luz que parecía desprender su persona, según a palabras de Nancy.
   
Cuando Soyeon propuso el uso del cubridor como cada día, Jungkook dudó.    

𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora