Capítulo 5

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Sra Hudson lamentamos informarle que su esposo participó en una pelea con otros reos y  se encuentra hospitalizado en la clínica La Esperanza por una herida grave realizada con arma punzante.

Atte: Director Doonts.

Penitenciaría Estatal, Manhattan.

Terminé de leer y las lágrimas abandonaron mis ojos descontroladas, permanecí inmóvil, mis manos temblaban y mi respiración se volvía pesada, no podía creer lo que estaba sucediendo.

Mi padre no era un hombre adinerado, era un simple chofer de una de las familias más importantes de la región, cuando conoció a mi madre eran muy jóvenes aún y se enamoraron el uno del otro sin importar las diferencias de clases y los prejuicios de la sociedad.

Mamá por su parte, quien era la hija menor de una familia dueña de la mayor empresa de comercialización y producción de textiles en el país, tuvo que enfrentarse a todos para proteger su amor y se vio desamparada cuando decidió casarse con mi padre, por lo tanto fuimos una familia de clase baja hasta que la abuela al morir nos heredó su parte de la empresa y esta casa.

Mi padre a pesar de haber recibido la herencia de la abuela, decidió continuar con su trabajo de chofer y la dirección de la empresa quedó en manos de mi tía Rose, hermana de mi madre, de ese modo me enseñó a luchar y trabajar para cumplir mis sueños. Seis años atrás, en una noche en la que se encontraba regresando de un evento de caridad con sus jefes, sufrieron un accidente automovilístico donde todos perdieron la vida, excepto él, quien fue condenado a 10 años de prisión luego de encontrar rastros de alcohol en su sangre. Sin embargo yo siempre creí en su palabra cuando me aseguró que fue un accidente y su intención no era causarlo.

Sin pensarlo dos veces decidí visitarlo, me puse de pie y con nerviosismo subí a mi habitación para ducharme y una vez había terminado y me encontraba un poco más serena me puse un atuendo cómodo, que constaba de una blusa de mangas largas y cuello alto de color blanco, un pantalón de mezclilla de color azul oscuro, un sobretodo negro junto a unas botas de corte bajo del mismo color y até mi cabello en una cola alta.

Cuando llegué al salón principal me encontré con Lissette que estaba viendo la televisión y me despedí de ella diciéndole que iría a casa de Emma.

Luego de esperar unos minutos la llegada del taxi agradecí pues no tardó demasiado, me encontraba muy ansiosa y tras decirle al joven taxista a dónde me dirigía no pude volver a apartar mis pensamientos del estado de salud de mi padre hasta el instante en el que el auto se detuvo frente a la entrada de la clínica. Pagué y agradecí por los servicios y rápidamente me dirigí a la recepción donde se encontraba una señora de entrada edad.

-Buenas tardes ¿Me podría decir cuál es la habitación en la que se encuentra el señor Acksel Juno? -No tardé en preguntar una vez me encontraba frente a ella.

-¿Es usted familiar? -Preguntó la señora amablemente.

-Soy su hija. -Contesté y ella posó su vista en el ordenador que tenía en frente para luego contestar a mi pregunta.

-Habitación 213 señorita. Avance recto por ese pasillo y en la primera sección doble a la derecha, pronto la encontrará. -Me explicó utilizando sus manos para que me guiara y luego de agradecerle hice lo que me indicó.  

Exactamente como ella me había comentado no tardé en reconocer la habitación de mi padre, no solo por el enorme letrero con la inscripción 213 en números dorados que se encontraba sobre el marco de la puerta, sino por el par de guardias de policía que custodiaban la entrada.

-No puede recibir visitas señorita. -Me dijo seriamente uno de los guardias cuando llegué junto a ellos.

-Soy su hija, necesito verlo por favor. -Dije entregándole mi documento de identidad y luego de apartarse un momento a realizar una llamada telefónica me advirtió que la visita no podía exceder los cinco minutos y me dejó entrar.

El Baile de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora