Lo vi en la forma en que abrazó suavemente sus heridas ocultas en las tiernas curvas de su sonrisa que nunca se desvaneció, sin importar a quién le estaba hablando, lo vi en la tormenta indomada que soltó cuando ya no podía contener su fuego.
Lo vi en la forma en que bailaba en su mundo indómito y supe que estaba a salvo. Porque se había encontrado y era libre.Una magia que llevaba, en busca de un mundo mágico de animales parlantes, juntándose bajo los sauces y los rosales de los ancestros para cotillear sobre la naturaleza,
Que te enamores mil veces en un solo día de ti, de todo y todos.