Decisiones

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Las protagonistas se animan a tomar decisiones por su mismas. En primer lugar, Mon se da cuenta que la brecha socio económica entre ella y Sam no es un impedimento para vivir el amor que se tienen. El segundo insight reflexivo se expresa en el entendimiento de un amor más allá de las diferencias de género lo que lleva a Mon a tomar una gran decisión, pedirle matrimonio a Sam. Ella se encontraba molesta por las reiteradas excusas colocadas en el desayuno compartido en la mañana. Parecía que el momento de felicidad plena en la playa, durante la mañana, se estaba esfumando y podría ser opacada (nuevamente) por los miedos.
La reconciliación llega junto a una ceremonia que muestra la sencillez de un amor en crecimiento. Ya no se trata de Sam o de Mon sino de Sam y Mon, una unión materializada en un anillo rosa confeccionado con mostacillas que demuestra la importancia del vínculo espiritual. Junto a las pulseras compradas por Sam en una tienda ambulante, se convierten en símbolos muy representativos de su amor y de la superación de la brecha entre ellas.
La aparición de la abuela hace tambalear la relación porque Mon regresa a su hogar, una decisión bastante incoherente porque deja a su esposa, sin explicaciones y con una casa oscura y vacía. Sam, al enterarse de la noticia comienza a cuestionarse sobre el respeto a las promesas del cuidado maternal y el amor homosexual que está viviendo. Al principio, se la percibe decidida porque logra que Mon regrese con ella a su hogar pero, la constante exigencia de contraer matrimonio con Kirk por parte de la abuela (de quién no se sabe el nombre porque siempre es nombrada como abuela o Lady abuela) hace que vuelva la incertidumbre. La pequeña no puede luchar sola y llama a Neugh, la hermana mayor, para que le ayude a pelear contra la abuela. Llevar a Mon a la mansión real, significa eliminar la distancia social y cultural entre ellas mostrando a la interesada u(abuela) y al prometido que se encuentra dispuesta a pelear por su felicidad. La presencia de Mon en ese lugar y en medio de la discusión entre Neung y la abuela, moviliza a Sam que la mira varias veces antes de tomar la decisión final, salir junto a su amada para ser libre y vivir ese amor. El sentimiento transmitido en esa escena, es la de una persona que se libera de una imposición naturalizada en su existencia y a la vez, se va con la culpa de incumplir una promesa. En definitiva, Sam fue criada por esa mujer y la forma de enfrentar la vida es un aprendizaje que no se borra con una acción esporádica. Al contrario, permanece en ella y es un elemento de su personalidad. Mon es quién remarca esta característica cuando hablan por última vez durante la sesión de fotos y se despiden para siempre. Sam no sería Sam si no hubiera optado por acompañar a la abuela en su enfermedad sacrificado el amor que siente por Mon. Asume que es débil después de preguntarle a Mon si realmente la amará por siempre porque sino no sirve de nada olvidar a la abuela. En ese caso, la duda es entendible porque la señora cumple el rol de madre y quebrantar ese lazo no es fácil ni inmediato. Aquí es importante destacar la acción loable de la abuela que, al ver la tristeza de su nieta, entiende que no puede colocar un obstáculo más y le permite ser feliz con la persona que elija.   Es un acto de amor porque, aunque no comprenda la relación de dos mujeres, ver feliz y realizada a Sam es su deseo. Tanto, que participa en la ceremonia final donde la pareja se promete amor, protección y cuidado por la eternidad.

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